Informe
Señal de Alerta-Herbert Mujica Rojas
18-1-2023
¡Cliente ahorcado NO paga deudas!
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¿Por qué los bancos no
comprenden que si ahorcan a sus deudores, simplemente estos ¡jamás! pagarán sus
obligaciones? No es tan difícil.
No hablamos de los tramposos
cuyo modus vivendi estriba en estafar a uno y al otro también. Esos son
delincuentes y merecen todo el castigo previsto por la ley.
Conozco un caso. El cliente
asumió gastos y adquirió responsabilidades con el banco. Cayó la pandemia del
covid19 y sus clientes cancelaron todas las compras, anularon operaciones en
ciernes e interrumpieron las que estaban en curso. Todo quedó en posibilidades
post pandemia o sea en la más absoluta incertidumbre.
El personaje de esta historia
se quedó sin cobrar y con deudas. Y, lo que es peor, sin saber la duración
exacta del oprobioso ayuno.
Luego de casi más de 15
meses, la pandemia cedió. ¿Equivale aquello a que automáticamente se
reiniciaron todos los negocios? No. Todos tuvieron que sacar de dónde sea para
subsistir, ahorrando gastos, minimizando el tren de vida, privándose de toda
clase de temas superfluos. En suma, todos quedaron heridos. Otros fenecieron,
quebraron, se arruinaron.
Volver a comenzar es una
odisea desconocida. ¿Y qué hacen los bancos?
Encargan a estudios de
abogados la cobranza. Es su deber. No obstante, sí dejan mucho que desear los
“métodos”.
Llamadas telefónicas desde
celulares que no existen. O, si hay contacto, se encargan de plantear 48 horas
para un pago y puntualizan que es la primera parte del proceso porque vienen
otras, aparte de la judicial.
Nuestro amigo detalla que
averiguó más sobre estos bufetes y se enteró que usan el embargo, antes,
durante y después de la vía crucis que puede ser esa cobranza. Dice: ¡te pueden
embargar hasta la refrigeradora o la cocina! ¿Así de espantoso?
¿Puede cobrarse a quien está
en artículo mortis, por la inmisericorde presión santa y non sancta de estos
estudios encargados?
Hasta hoy no se ha
descubierto la fórmula pero es imposible cobrar una deuda a quien ya está
ahorcado, en quiebra, sin propiedades de cualquier clase.
Los antecedentes debieran ser
importantes para el banco y para el cliente cuya trayectoria acredite
honestidad y voluntad sincera. Repetimos, los cacos, son otra cosa.
¿No es entonces que se
presenta la brillante ocasión para que el buen pagador negocie, de igual a
igual, con sus respectivos bancos una reprogramación de sus pagos? El acuerdo
entre las partes está por encima de abogaditos rentados, bufetes ad hoc,
resoluciones que dan la razón en todo a ASBANC y el cliente es siempre la última
y más fea rueda del coche.
Los trovadores pesimistas
–gran parte en todas las circunscripciones del Estado: Sunat, ministerios,
burocracia de alto nivel, Legislativo, Ejecutivo- han hecho creer en estos casi
200 años de “independencia” que el ciudadano es apenas un voto, no pocas veces
comprable. Y continúa la leyenda supérstite e insolente: “el banco nunca pierde”.
Tres bancos, los de más
renombre: Crédito, Interbank y BBVA, debieran ponerse en acción y entrenar
personal para esta etapa de ayuda a los buenos clientes. Nadie está libre de
tormentas y fracturas en sus trabajos y en Perú lo sabemos de memoria.
Esas instituciones
financieras no dejarán de percibir pingues ingresos, porque al incrementarse la
cartera activa de clientes, se recauda de a pocos pero en mayor número.
Además ¿con qué ingresos o
recursos viven los bancos y financieras? De lo que deposita el cliente o por
las transacciones que hacen las empresas y el uso de los instrumentos bancarios
para toda clase de gestiones.
Si el cliente, multiplicado
por cientos de miles a lo largo y ancho de todo el país, pacta intereses
conjuntos con su banco, ingresa a la fórmula del win-win, ganar-ganar y el
banco no se “perjudica” y el usuario respira hasta que pueda seguir generando
con aire y tesón.
El cliente con la soga al
cuello y que no puede pagar obligaciones, no lo hará aún cuando le ejecuten
fianzas o garantías. El ahorcado NO PAGA DEUDAS. ¿Qué banco enjuiciará a 500
mil clientes al filo de la bancarrota?
¿Ha oído que nuestros
legisladores tomen cartas en el asunto y busquen un equilibrio entre los
cientos de miles de clientes y los bancos? De repente sí se preocupan de sus
cuentas. ¡Cómo no!
Son horas difíciles. ¿Pedirle
a los bancos realismo e imaginación es mucho solicitar a quienes tienen alfiles
y defensores muy bien rentados en todas las instituciones?