Wednesday, February 21, 2007

Perú-Chile: arbitraje contra las engañifas

Señal de Alerta
por Herbert Mujica Rojas
21-2-2007

Perú-Chile: arbitraje contra las engañifas

En su notable obra El Tratado de 1929. La otra historia, el embajador
Félix C. Calderón, anota en la página 318, y refiriéndose en el
acápite 13 al arbitraje, lo siguiente:

"El artículo duodécimo del tratado a la letra dice: "Para el caso en
que los Gobiernos del Perú y de Chile, no estuvieran de acuerdo en la
interpretación que den a cada una de las diferentes disposiciones de
este tratado y en que, a pesar de su buena voluntad, o no pudieran
ponerse de acuerdo, decidirá el Presidente de los Estados Unidos de
América la controversia".

"Esta cláusula –agrega Calderón- fue propuesta por el presidente
Leguía por lo mismo que "si hay algo que hacer para arreglar con los
chilenos, debe ser siempre por medio de los Estados Unidos; sería
malgastar palabras y tiempo plantearles directamente fórmulas y
esperar que ellos las aceptaran sin la presión americana".

"Fue esta convicción acendrada lo que llevó al mandatario peruano a
exigir el aval del presidente Hoover a los acuerdos logrados en la
negociación directa, que se tradujo en la propuesta del 14 de mayo.
Aval que no obstante su formalidad, no impidió que Chile planteara
después más cambios y otras exigencias. Y fue, también, esta
convicción la que hizo posible que al final de la negociación se
incluyera como artículo duodécimo esta importante cláusula de
arbitraje que confiere poder dirimente al presidente de los Estados
Unidos en el caso de que los Gobiernos del Perú y Chile persistieran
en su desacuerdo en torno a la interpretación de cualquiera de las
diferentes disposiciones del tratado".

Intento usurpador

Perú tiene el ineludible deber de clarificar, rigurosamente denunciar,
el último intento usurpador de Chile de apropiarse de un pequeño
triángulo terrestre so pretexto que el hito No. 1 es el punto de
inicio de la frontera terrestre, y no el mar como dice el Tratado de
Lima y su Protocolo Complementario del 3 de junio de 1929 y las Actas
de la Comisión Mixta, "encabezada en el lado peruano por el ingeniero
Federico Basadre, y en el chileno, por el ingeniero Enrique Brieba,..
–y que versaron sobre- i) La determinación del punto inicial
Concordia; ii) El ámbito de las azufreras de Tacora; iii) División de
la Laguna Blanca; y, iv) La parte entre Laguna Blanca y el final de la
línea divisoria". Calderón, ob. cit, p. 280. Esto ocurrió entre
octubre de 1929 y julio de 1930.
Subraya Calderón: "Obviamente, al encontrarse el proceso demarcatorio
en su fase inicial, no fue posible dar cumplimiento a cabalidad en lo
dispuesto en la segunda parte del artículo cuarto. Por ello, fue
necesario, una vez concluida la demarcación, la suscripción, el 5 de
agosto de 1930, de otra acta en Palacio de Torre Tagle en la que se
estableció una relación detallada de la ubicación y características
definitivas para los hitos fronterizos, con lo cual Tacna adquirió su
configuración definitiva" (p. 292).

Forzando interpretaciones

Entonces, ayer como hoy y en virtud del Tratado, Protocolo y las Actas
de la Comisión Mixta, el mar fue la fuente principal fronteriza y no
la apropiación ilícita para forzar una interpretación como la de
nuestros días por parte de Chile.

Pulverizadas las no tan casuales imprecisiones del vecino austral,
entonces, el árbitro, tal como ocurrió en 1929 podrá discurrir por los
sabios caminos de un veredicto que favorezca lo histórico como no
puede ser de otro modo y por razones absolutamente comprensibles y
rigurosamente lógicas. Nótese que hasta en el Preámbulo del Tratado y
Protocolo Complementario del 3 de junio de 1929 "también, se precisó
que es conforme a las bases que el presidente de los Estados Unidos de
América, en ejercicio de buenos oficios solicitados por las partes y
guiándose por los arreglos directos concertados entre ellas, ha
propuesto como bases finales para resolver el problema de Tacna y
Arica…". Dicho de otra manera, el Tratado de 1929 se asienta sobre las
bases finales propuestas por el presidente Hoover, como resultado de
los "arreglos directos" que concertaron los gobiernos de Perú y Chile
en Lima, entre el 16 de abril y el 2 de mayo. De donde se desprende
que toda disputa de interpretación que tengan las partes deberá,
forzosamente, abordarse a la luz de lo estipulado en la propuesta del
presidente de los Estados Unidos. Una conclusión nada desdeñable si es
que Chile en el afán de adueñarse, inclusive de las migajas, persiste
en reducir ultra vires del derecho de puerto libre del Perú en Arica,
no obstante lo que prevé el artículo quinto", p. 276, Calderón, ob.
cit.

Nuevos viejos caminos

De modo que hay que pensar que es posible, la historia así lo
demuestra palmariamente, que las soluciones se aborden en América y de
acuerdo a lo ocurrido desde hace decenios.

¡A ponerse los pantalones!

Es deber recordar que el Acta de la traición de noviembre de 1999 es
inconstitucional nula de pleno derecho porque modifica el artículo 5to
del Tratado de 1929, al colocar el atracadero o el muellecito falso,
fuera de los 1575 metros de la bahía de Arica y por eso las pandillas
traidoras tienen que pagar su felonía contra el Perú. Bien ha dicho,
en célebre texto, el maestro y peruano indoblegable, Alfonso Benavides
Correa, aquel texto NO compromete al Perú. Amén que jamás Congreso
alguno ha cometido la indignidad de suscribir ratificando dicha
traición.

Además, hay obligatoriedad de corregir la torpeza mayúscula cometida
bajo la batuta reprobable de Enrique García Sayán en el D.S. de agosto
de 1947 en que se hace referencia a paralelos geográficos.

Por ser obsoleta la convención pesquera de 1954, debería ser
denunciada, por el gobierno porque, además, no tiene nada que ver con
delimitación marítima como alegre y sospechosamente sostiene el vecino
meridional.

Más aún. Es hora de botar a la basura, así literalmente, las notas
reversales o notas diplomáticas de 1968. Y también las de 1969. Además
de hacer la denuncia pública de su suscribiente, hecho que adelantó en
noviembre del 2005 el entonces candidato Alan García Pérez al hacer
alusión inequívoca y culposa a las responsabilidades del embajador
Javier Pérez de Cuéllar, secretario general de la Cancillería y que ha
dicho, poquísimos días atrás, que él no camina con documentos a
cuestas. Como si se tratara de un hecho vulgar y común, el traicionar
al Perú.

¡Atentos a la historia; las tribunas aplauden lo que suena bien!

¡Ataquemos al poder; el gobierno lo tiene cualquiera!

¡Hay que romper el pacto infame y tácito de hablar a media voz!

¡Sólo el talento salvará al Perú!

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