Informe
Señal de
Alerta-Herbert Mujica Rojas
4-12-2023
¿Criminal añoso, merece benevolencia?
https://senaldealerta.pe/criminal-anoso-merece-benevolencia/
El señor Alberto Kenya Fujimori tiene 85 años. Para voces
cundas eso abre la puerta a la excarcelación porque –dicen- ya fueron
suficientes los meses tras las rejas. ¿Y el daño contra Perú realizado por el
señor de marras, sus epígonos y socios durante los años en que Perú era una
pieza de venta al mejor postor?
Las empresas del Estado fueron rematadas a precios viles.
Los favorecidos no sólo compraron mercados cautivos sino circuitos del delito
que se ramificó en todo el aparato del Estado.
¿Qué decir de las matanzas mafiosas en La Cantuta y Barrios
Altos? Mencionarlo no es complicidad, es historia o crónica de una tragedia a
cargo de sicarios y asesinos.
Decenas de miles de trabajadores se fueron a la calle cuando
las empresas minimizaron el personal a niveles insólitos. Pero los réditos
fueron mayores y la política antisindical del régimen fujimorista destruyó a
esas instituciones.
Cuando el capitoste máximo del senderismo, Abimael Guzmán
fue capturado, Alberto Kenya estaba en la selva, pescando. A posteriori él y su
cófrade Vladimiro Montesinos pretendieron apropiarse de un triunfo que siempre
les fue ajeno.
La fragilidad de la especie que los años generan automático
perdón y la salida de la cárcel sin mayor oposición, es un tema que cala por
sensiblero, por ignorancia y porque el irrespeto a las leyes es carta magna no
escrita pero suscrita en amplísimos sectores de la sociedad peruana.
¿No fue el fujimorismo el que mostró a inmorales conduciendo
a empresas del Estado? ¿No habían copado cuanto les fue posible: Congreso,
Poder Judicial, ministerios, fuerza armada y etc.?
¿No recordamos cómo Kouri recibía de Montesinos miles de
dólares por la venta de conciencia y favorecimiento al fujimorismo? ¿Es que
todos pueden olvidarse del asco nacional desatado por lo que era la radiografía
sucia de un régimen podrido hasta la médula?
¿No fue el clientelismo de esa administración la que
acostumbró a cientos de miles de peruanos a la dádiva y, de pasadita, la uña
larga de los encargados del trabajo?
¿De dónde sacaron recursos quienes no tenían trabajo ni
oficio conocidos?
¿Bajo qué gobierno se hicieron estas trapacerías que
lograron colocar al Perú como antro de la pobredumbre moral y cívica?
El mundo periodístico no está al margen. Los diarios chicha
y sus campañas psico-sociales y la demolición de figuras opositoras, fue un
lugar común y vergonzoso en aquellas épocas.
Hace pocas semanas se celebró con bombo y platillo la paz
con Ecuador. ¿No fue la guerra del Cenepa aquella que consagró un enclave del
país del norte en Loreto? Si de vendepatrias hablamos, hay mucho que decir.
El fujimorismo arrolló a los partidos políticos que entonces
ya empezaban a mostrar su putrefacción oportunista y falta de decoro a ultranza
porque unos y otros, pactaban con Montesinos y el propio Fujimori.
Tanta fue la decrepitud de los clubes electorales que el
fujimorismo se convirtió en una “opción” electoral y mostró votación popular.
Frescos los recuerdos del clientelismo vulgar practicado.
¿Cambió el fujimorismo con Kenya ya preso? Algunas preguntas
simples.
¿Cuánto de la reparación civil a que fue condenado Alberto
Kenya, ya ha sido pagada? ¡Ni un centavo! ¿Pidió perdón por sus víctimas?
¡Jamás!
¿Con qué autoridad moral pide el mencionado señor que lo
dejen salir de la cárcel porque ya ha pasado varios años preso?
¿Cómo se mide el tremendo forado que le hizo al Perú,
desnacionalizando sus empresas, regalando el país en porciones importantes a
las transnacionales, pulverizando los derechos de los trabajadores e instalando
la coima y la suciedad más abyectas en la cosa pública?
Cuando las tropelías del fujimorismo contra Perú, el autor,
Alberto Kenya estaba en pleno uso de sus facultades, es decir, hizo lo que hizo
con absoluta capacidad de decisión. ¿No desfilaron con los años, decenas de ex
funcionarios y otros se fugaron y nunca han vuelto?
¿Dónde está el dinero que se recibió por las malas ventas y
del que no hay detalle escrupuloso?
La edad no es pretexto para nada. O, no debe serlo y ¡menos!
para ser mal usado por pillos que saben que las nuevas promociones carecen de
mayor conocimiento.
Los árboles torcidos, no importan los años, morirán con ese
designio.
Y al fujimorismo hay que plantearle formas de política
elevada, noble, capaz de hacer sentir la peruanidad a los 33 millones de
habitantes.