por Herbert Mujica Rojas
8-8-2007
Llegaron y se fueron comisarios gringos
La delegación demócrata de comisarios gringos integrantes del
Congreso, presidida por Charles Rangel, llegó, fue homenajeada, de
capitán a paje, adulada, premiada, y se fue prometiendo a un país con
burócratas de hinojos, que harían todo lo posible por sacar adelante
el TLC con Perú. A nadie escapa el tufillo cortesano, de cortesías
superlativas, de sumisión vergonzosa que destilaron quienes tuvieron a
su cargo el trato con estos legiferantes.
Casi al nivel de dioses blancos con ingredientes negros que regalan
espejitos, zalemas, sonrisas y frases hechas, los comisarios gringos,
(para el caso demócratas y republicanos son muy parecidos cuando se
trata de imponer la política de Estado de Washington), otorgaron
bendiciones previa exposición y rendición de cuentas de los cipayos
locales que tienen que cuidar el futuro de sus negocios, la cobertura
de los que ya funcionan y el encarrilamiento de la fábrica de lo que
será, para la geopolítica norteamericana, un país central, es decir un
gran portaaviones con gas, agua, árboles y carne de cañón expedita
para la gran guerra de los próximos 25 ó 30 años: Gringolandia frente
a China e India. Nadie quiere verlo. ¿O sí?
Ha escrito Daniel Stulin en su polémico libro, La verdadera historia
del Club Bilderberg: "La manipulación de la población se llevará a
cabo a través de un flujo estable de noticias en los medios de
comunicación sobre microchips y globalización. Los medios de
comunicación del mundo son los vehículos simbólicos mediante los
cuales el juego de oferta y demanda de bienes controla a la población.
Sin embargo, no hay que esperar que la "prensa libre" dé la voz de
alarma. Los medios de comunicación mundiales forman parte de la élite
globalizadora."
Dice también: "...el poder corrompe. Corrompe a los que lo tienen. Y
corrompe a los que procuran influir sobre los que lo tienen. Los
medios de comunicación hace mucho que forman parte del mundo de las
élites. La prensa libre es un mito porque es propiedad de los
poderosos. Sólo cuando sea propiedad de muchos ciudadanos anónimos
será posible la existencia de una prensa realmente libre, basada en
nuestro derecho "a saber". Esta es la otra cuestión oculta: el pacto
del silencio, por activa o por pasiva. ¡Los periódicos importantes y
las radios nacionales y las cadenas de TV se niegan a cubrir el tema y
no se atreven a hablar de él".
Malos ejemplos sobran. Como no hay seguridad que el TLC sea aprobado
en Gringolandia, la gran prensa coloca opiniones de los fanáticos
pro-TLC con sentencias apotegmáticas que muestran que no hay motivos
porque el Congreso norteamericano no lo apruebe o sandeces similares.
¡Cómo si cualquiera de las boberías nativas y de simples barrenderos
pro domo sua, importara un rábano al más humilde legislador de Capitol
Hill! El primer funcionario público de la nación y su segundo, el
opaco primer ministro, se desgañitan cacareando las bondades del TLC y
la supuesta creación de millones de empleos, pero ¡ni de bromas! dan
una explicación de porqué le han regalado a San Dionisio Romero
Seminario, el banquero de los banqueros, el arancel cero a sus
importaciones masivas de trigo. ¡Y después se molestan cuando uno les
dice, de frente y sin remilgos, vendepatrias!
¡Y, para que la memoria no se llame a engaño, ni siquiera han sido
originales! Años atrás, y así lo registra un vídeo, el capitan expulso
Vladimiro Montesinos Torres, llevó a cabo idéntica faena, regalando un
arancel al trigo que estaba en 17 y bajándolo al 10% a San Dionisio!
De resultas que cualquier desavisado entendería que no hay mucha
diferencia (si es que la hay) en el comportamiento de la corrupción en
dictadura como en democracia! Las moscas cambian, pero la basura de
fondo, sigue siendo la misma.
Siempre he escuchado o leído de la obsequiosidad de los políticos, la
humildad cabizbaja de burócratas y la estupidez sempiterna de los
grandes tagarotes vividores de los negocios bajo la mesa. ¡Es
absolutamente cierto que no paran mientes para conseguir sus objetivos
comerciales y de vida fácil para las pandillas que orbitan alrededor
de todos los gobiernos! No menos reprobable es que por carencia de
fuerza política orgánica, nuestros congresistas sólo deban mirar y
consolarse que en los próximos 100 años, alguien pueda cuestionar en
los ministerios y en las calles, tumbando inmorales y fusilando a
quintacolumnas, para reencontrar el camino de construcción patria.
¿Puede eso ser consuelo para quienes vivimos hoy y aquí? ¡De ninguna
manera!
Oro y esclavos advirtió con insolencia objetiva Simón Bolívar
refiriéndose a los ciudadanos de su época. No obstante el
incontrastable designio antiperuano (análisis formidable que descubre
en Las veleidades autocráticas de Simón Bolívar, tomo I y II, el
embajador Félix C. Calderón), del caraqueño, hay motivos para pensar
que su expresión tuvo algo de cierto. Y hacer el compendio de la
adulación de que fueron objetos los comisarios gringos, da muestra
abundante de la abyecta capacidad que tiene cierta gentuza para
caminar de rodillas. ¡Verguenza!
¡Atentos a la historia; las tribunas aplauden lo que suena bien!
¡Ataquemos al poder; el gobierno lo tiene cualquiera!
¡Hay que romper el pacto infame y tácito de hablar a media voz!
¡Sólo el talento salvará al Perú!
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