Corazón, cultura e identidad nacional
por Walter Seminario Mogollón; wseminar@hotmail.com
25-8-2016
Con motivo de la presentación del
jefe del gabinete Fernando Zavala y sus ministros, ante el Congreso de la República,
la población tuvo oportunidad de conocer, desde la visión del parlamentario
Francisco Petrozzi, algunos aspectos de la situación de la cultura el país.
Tomó como referencia dos casos, el IRTP y un centro de enseñanza de educación
artística.
En ambos circunstancias, aparece el
Estado como protagonista principal del comentario.
Por un lado, la dirección y uso que
se le concede a los medios de información que posee el Estado y que financian
los ciudadanos peruanos y por otro, el reconocimiento y respeto que merecen los
artistas dedicados a la música de este país.
En ambas situaciones el ciudadano no
recibe el servicio o provecho que espera dentro de una sociedad con logros que
la técnica y desarrollo que otros pueblos, hace tiempo han superado.
Cuando el Estado es dirigido por un gobierno
cuyos funcionarios carecen de la capacidad para cumplir las tareas que les corresponden,
no solo se pierde el tiempo y posterga la solución de las necesidades del
momento, sino también se frustran las esperanzas de jóvenes, familias y
generaciones que cuentan con la acción de las instituciones conforme se espera,
el Estado debe organizarse.
Por ello, más que nunca, en
circunstancias que la República se acerca a la celebración de una fecha
significativa en su devenir por el tiempo, es imprescindible que al iniciarse
el nuevo gobierno, las autoridades se percaten de la importancia que tiene la
cultura en la construcción de la identidad de una Nación.
Ésta se expresa en una serie de
manifestaciones que exponen sensibilidad, creatividad, gusto, técnicas y
habilidades que el alma popular es capaz de generar. Literatura, teatro, música,
danzas, pintura, cine, folclor y otros, al ser expuestos a través de los medios
de comunicación como pueden ser la radio y la televisión, mediante programación y horarios diseñados por
profesionales y personas entendidas, con explicaciones y repeticiones
pertinentes, posibilitan crear y fomentar los sentimientos de regocijo y
orgullo que reflejan la creatividad de un pueblo, signo de la identidad de una
comunidad y nuestras de amor a la Patria.
Tal es labor de la que puede ufanarse
el funcionario público. No del cargo o prebenda que ostenta, no de las
reverencias y sonrisas que recibe, sino de la satisfacción que su corazón
siente por contribuir a sembrar y cultivar gratitud en una población que
aprecia que sus anhelos no se quedan en la imaginación y deseo sino se
concretan a través de la idoneidad y dedicación.