Informe
Señal de Alerta-Herbert Mujica Rojas
19-6-2023
Replana, coloniaje y miseria intelectual
https://senaldealerta.pe/replana-coloniaje-y-miseria-intelectual/
El “lenguaje” político
peruano es de palurda imitación foránea y los esquemas manejados son de servil
y ramplona calidad ínfima.
Años atrás se hablaba de
un “zar” antidrogas a la usanza norteamericana. Sólo que aquí hay pocas
evidencias de efectividad porque el narcotráfico creció indeteniblemente.
También se dice y repite
“step aside” en lugar del castellano dar un paso al costado. No hay que
exagerar para reconocer la pobreza de inventiva de nuestros hombres y mujeres
públicos.
En múltiples oportunidades
se ha hablado de elecciones primarias, siempre al estilo norteamericano, para
la procura de consultas iniciales al interior de los partidos.
Normalmente, estos buenos
deseos, se acaban cuando la cachiporra entra en acción o la manada acalla
cualquier protesta en nombre del “consenso”, especie que junta a perro,
pericote y gato en una sola mesa para tragar a regañadientes lo que no gusta
pero ¡qué más queda!
Se impulsó una ley de
partidos políticos y el Estado provee de fondos a canteras de cacos que hacen
sus negocios financiando candidaturas de impresentables u otras campañas
ilegales.
La replana política y el
coloniaje mental siguen vigentes en nuestros pagos.
La capacidad intelectual
de la gran mayoría de líderes se reduce a dos o tres respuestas de paporreta y
de palurda fábrica criolla.
Entre sonreír como
estúpidos que van al cadalso felices de regalar a través de concesiones
hechizas o licitaciones con nombre propio, no pocos de los cómplices del
desastre Perú, se refocilan en el supuesto que lo único que importa es el
comicio que les llevará ¡de nuevo! a la curul o al asiento edil.
¡Su conservadurismo
reaccionario es oprobioso! Y si en las derechas momias esto es natural, en las
izquierdas caviares o centrismos de juguete, no es menos repudiable esta
frivolidad agresiva.
Hoy se repite con
sospechosa insistencia que una Cámara de Senadores o cámara reflexiva, ayudaría
a la fábrica de mejores leyes.
¿Lo torcido puede dar
origen a algo bueno?
¿Qué esperanza real hay
que las próximas representaciones congresales lleven a las curules a gente con
algún cerebro y patriotismo?
Si consiguen la reelección
y el escamoteo del referéndum ciudadano ¡peor aún! Porque tendríamos ¡de nuevo!
a no pocos analfabetos.
El castellano político (de
alguna manera hay que llamarlo, ¿no?) de Perú, se refocila en circunloquios,
pretextos, añagazas, para decir entre bambalinas que lo que se quiere es que
muchos viejos saurios vuelvan al Congreso.
¿Por la dación de buenas
leyes? ¡Bah!
Los traficantes de
influencias, con industrias montadas por años en diversas reparticiones
estatales del país, sienten que se les va el tren de la “historia” y requieren
con urgencia angurrienta de tener, otra vez, donde ejercer su comercio ilícito.
Algunos, hasta bien
intencionados, aluden a la “experiencia” de esos ex parlamentarios.
¿Experiencia o contumacia, porfiada sabiduría en robarle al Estado y añejo
culto a los favorecimientos soterrados?
¡Esa es la “experiencia”
de envejecidos saurios impresentables. Sí que han tenido versación en visitas a
gángsteres internacionales, en la custodia de queridas a las que enviaron fuera
del país o amigotes que ganaron buenas pro de las cuales cobraron
“coimisiones”.
Una de las tragedias del
Perú es que sus castas capituleras y logreras viven imitando todo lo que llega
de fuera.
A los jóvenes de edad y
mente clara, aunque los años gobiernen sus sienes, compete la renovación total
de la política peruana.
Una de estas claves pasa
por la regeneración integral y radical del modus operandi con que se acometen o
gestionan las empresas públicas nacionales.
El predicamento de la
derecha bruta, cerril, inflexible es que esto se soluciona a balazos (60
muertos impunes durante el gobierno de Dina Boluarte) y que es el Dios Mercado
el que arregla las cosas.
Considerar guarismos o
números fríos, a quienes padecen ayuno de trabajo, salud o alimentos es una de
las grandes desfachateces torpes del conservadurismo criollo.
Gran tragedia que los
partidos políticos no sean sino cuevas de asaltantes del presupuesto nacional y
que aún pervivan elementos pícaros en cuya lectura de biografías, destaca el
latrocinio como una costumbre, acaso la más importante.
Al ladrón hay que llamarle
ladrón. Al pérfido, pérfido. Al violador, violador.
Edulcorar con poemas de
dudosa calidad, los agridulces asaltos a la cosa pública es parte del
envilecimiento espiritual del Perú. Pero honrarlo con discursos y esquemas
teóricos ¡monstruoso!
Rompamos el pacto infame y
tácito de hablar a media voz!