Sunday, October 28, 2018

Ni feminismo extremo o machismo primitivo


Ni feminismo extremo o machismo primitivo
por Zully Pinchi Ramírez; zullyarlene39@gmail.com

28-10-2018

Las citas para cenar, los ramos de rosas, los tiernos osos de peluche y los chocolates en todas sus presentaciones, hoy en el siglo XXI en Europa, van desapareciendo de poco en poco.

El romance, la locura de la poesía inspirada en una mirada, una carcajada o un efímero silencio, la insensatez del criterio pidiendo a gritos una tomografía, para asegurarnos de no arriesgar la prudencia ni el dominio propio. Todo lo que un día se consideró un arma estratégica del hombre para ser galante y enamorar a una mujer, se va diluyendo como si fuera anomalía cuando el amor es la esencia más bonita que todos tenemos en nuestro ser.

¿Dónde quedó la inspiración de los personajes de siglos pasados donde se enfrentaban luchaban y peleaban por obtener el beso de una bella dama?

Los hombres en algunos casos van temerosos, no te miran ni te dicen nada pensando que podrías considerarlo acoso.

Algunos tienen el pánico originado por una corriente vanguardista que confunde la lucha de la igualdad de derechos entre hombres y mujeres con el delito, la falta y la agresión verbal.

Se hace más difícil oír en estos tiempos modernos frases como: te amo, te quiero, te he extrañado tanto, sin embargo se invita muy fácilmente al sexo sin sentimientos, sin ni siquiera conocerse, solo basta la atracción. No critico este estilo de vida, pero los hombres deberían saber que hay muchas formas de conquistar a una mujer y que de buenas a primeras proponer una reunión íntima no es la mejor arma para demostrar esa masculinidad.

Se va matando lentamente y en silencio y casi de manera imperceptible al amor. Muchas  mujeres ya no piensan en casarse ni formar familia, se ha ido confundiendo un halago con una ofensa, un gesto visual como la concupiscencia, el estigma de los malos hábitos de la mayoría de los hombres ha sucumbido a una esterilidad casi puesta a la fuerza por las nuevas generaciones de mujeres que son independientes en su economía y que deciden desde muy temprana edad, programar su cuerpo para no tener descendencia.

Esto es delicadamente incorrecto, porque deberían ser decisiones de orden personal y no basadas en lo que está de moda y en lo que no y, sobre todo, en que en algún momento de su vida puedan arrepentirse de haber tomado decisiones muy drásticas. Las mujeres tenemos un reloj biológico y tener hijos debe ser una evaluación pensada en cada mujer con mucha responsabilidad sin tener que decidir entre una carrera profesional, el desarrollo intelectual o criar niños, porque ambas cosas pueden ser realizadas con mucho éxito.

Lo básico es recuperar el amor, sin caer en el extremo, ni feminismo mal interpretado, ni machismo infundado, con respeto, paciencia, tolerancia y empatía para poder obtener relaciones más saludables y creer siempre que cuando se cierra una puerta, se abre otra, que el mar desecha lo que no sirve, lo lleva y regresa a la orilla lo mejor, así en nuestras vidas, no podemos cortar las alas de los hombres,  ni las pasiones, todos los planteamientos obsoletos deben ser descartados, los creyentes de la filosofía, los platónicos, incluso los cínicos creían que sí ellos se lo proponían, podían llegar a ser grandes  caballeros.