Brasil: Geopolítica y Energía
Escribe: Guillermo Vásquez Cuentas
La República Federativa de Brasil, nuestra vecina, viene aplicando una geopolítica definida en pos de acercarse cada vez más a su gran propósito nacional de constituirse en una de las grandes potencias mundiales. Para alcanzar ese privilegiado status debe encarar convenientemente la cuestión energética. ¿Qué hay sobre todo eso? Veamos.
La gran potencia del futuro
¿Por qué en nuestro planeta existen países con gran poder, es decir con notables capacidades económicas, políticas, sociales y militares, que les permiten influir efectivamente en la política mundial? ¿Por qué hay otros medianamente poderosos y otros con poder poco significante en la vida internacional?
Las respuestas son varias y complejas. Simplificando puede decirse que entre muchos factores, hay dos que destacan condicionando un Estado determinado al status de "gran potencia": El territorio y la población. Mientras más extenso y más numerosa sean uno y otra, el logro o mantenimiento de ese buscado status están expeditos, puesto que sobre esas bases-objeto incide la acción humana dirigida a erigir un grado de desarrollo integral que convalide tal situación de privilegio en el concierto de los países del mundo. En esta apreciación hay, por supuesto, excepciones como es el caso de Japón, que como potencia metrópoli suple el virtualmente reducido territorio bajo su dominio, con un desarrollo científico y tecnológico basado en insumos que provienen de distintos puntos del globo.
Brasil, con una población de 191 millones de habitantes (sexto más poblado del mundo); una superficie de ocho millones y medio de kilómetros cuadrados (8.511.965 kms²) ocupando el quinto lugar entre los países más extensos; un PBI de U$S 1.100 mil millones, un per cápita de U$S 4.630 a paridad de poder adquisitivo (75 en el orden mundial) y una deuda externa de U$S 232 mil millones, se considera un país continente en capacidad para acceder a la élite mundial de los más más y, de paso, inaugurar una nueva etapa de integración del subcontinente americano.
Modernamente se concibe que tal acción humana desarrollista (a cargo de las élites gobernantes de la unidad política soberana o Estado) demanda a priori el planteamiento de una gran visión estratégica que le sirva de guía; y –para conseguirla- el empleo del conjunto de sus capacidades actuales y latentes, materiales y espirituales, cualitativas y cuantitativas, que emanan de los medios y recursos de toda clase que se encuentran precisamente en la realidad física territorial y en la realidad poblacional de la organización estatal.
Brasil dispone de esa visión estratégica y sigue con bastante coherencia el sendero geopolítico que lo llevará a alcanzar un grado de desarrollo que lo catapulte a ocupar un lugar entre las principales potencias mundiales; lo cual significa alcanzar el rótulo de "altamente desarrollado", integrante el "primer mundo", ser miembro permanente del Consejo de Seguridad de la ONU, pasar del grupo de países emergentes (G20) al grupo de países ricos (G8), etc., etc. Hoy ya es una potencia en camino a ser gran potencia. No son pocos los futurólogos que calculan que Brasil antes de los próximos veinte años se ubicará como la quinta potencia del mundo, junto a China, EE.UU., Japón e India desplazando a Alemania. Será un país muy poderoso en medio de un grupo de países medianos y pequeños.
Antecedentes
La Geopolítica busca optimizar el aprovechamiento de las influencias de la geografía, es decir del espacio físico (y dentro de éste los influjos económicos e histórico culturales de los pueblos) en la política de los Estados para el logro de los grandes propósitos permanentes que ellos persiguen y deben perseguir, referidos esencialmente al progreso integral en su campo interno y a un rol más o menos gravitante en el campo de las relaciones internacionales.
Es dentro de esa concepción que Brasil ha desarrollado y establecido bajo dominación portuguesa y especialmente en fases tempranas de su vida republicana, una tendencia nítida hacia el expansionismo. Múltiples hechos históricos se dieron en la práctica de esa tendencia, entre los que no puede dejar de anotarse el papel de los "bandeirantes" (hombres que penetraban en territorios bajo dominio español ampliando las fronteras brasileñas blandiendo la bandera portuguesa y luego brasileña). Sobre esas bases el Capitán del Ejército de ese país Mario Travassos (1891-1973), verdadero fundador de la actual geopolítica brasileña, "lanzó (en su libro Proyección Continental de Brasil) los fundamentos básicos de la geopolítica brasileña… destinada a conducirnos a la posición de mayor potencia sudamericana" según reconoció el más prestigiado geopolítico brasileño Gral. Carlos de Meira Mattos[1].
Más tarde, y con esos antecedentes, el Gral. Couto e Silva (otro destacado geopolítico del país vecino) afirmó la tesis expansionista, cuando a comienzos del siglo XX planteó que "el destino manifiesto" de su país era avanzar territorialmente hacia el Pacífico[2]. A partir de entonces, concretamente desde 1964, el presidente Castello Branco y su canciller Vasco Leitao da Cunha empezaron a aplicar lo que se conoció como la "doctrina de los círculos concéntricos", según la cual los países limítrofes de Brasil (El Perú, entre ellos) constituían su "zona de influencia inmediata" y los demás de Sudamérica como "zona de influencia directa". Obviamente en esa proyección geopolítica los demás círculos más amplios llegaban, progresivamente, a cubrir bastante ambiciosamente el mundo.[3]
Los alemanes Ratzel (a quien se considera "padre de la geopolítica") y el general prusiano Karl Haushoffer (este último autor de la teoría del "espacio vital" nazi, que también abrazaron y abrazan los chilenos) son los mentores ideológicos de los geopolíticos brasileños. Sus escritos permiten inferir que siguen como eje troncal de sus concepciones geopolíticas la 5ta. ley de Ratzel: "En su crecimiento y expansión, el Estado tiende a incluir secciones políticamente valiosas: líneas de costas, cuencas de ríos, llanuras y regiones ricas en recursos"[4].
Aplicando esos preceptos es que Brasil llegó a ser condómino de la cuenca del Paraná, después de una guerra sangrienta contra Paraguay (1864-1870), país que escribió en ese conflicto una de las páginas más heroicas de pueblo alguno en la historia universal, al perder territorio y dos terceras partes de su población masculina por defenderse de la agresión de la "Triple Alianza" (Brasil, Argentina, Uruguay).
Con el tiempo y siempre justificado en las incursiones de sus "bandeirantes", mediante tratados entreguistas y traidores que suscribieron señalados gobernantes y diplomáticos nuestros, Brasil se apropió de extensos territorios peruanos en la Amazonía. Algo así ocurrió también -en una larga historia de despojos- con Bolivia, Colombia y Venezuela.
Situación geopolítica de Brasil
El general peruano Edgardo Mercado Jarrín[5] ha descrito con mucha propiedad la realidad geopolítica brasileña. Dice: "En términos geopolíticos, Brasil es casi un país-continente; conformado por una inmensa región centrífuga y un semicírculo marginal. La región centrífuga viene a estar constituida por el Mato Grosso y la Cuenca Amazónica. El semicírculo marginal arranca desde la región de Río Grande do Sul y abarca el litoral marítimo. Para los geopolíticos brasileños, la región clave es el Matto Grosso".
"La proyección geopolítica del Brasil –continúa describiendo Mercado Jarrin-, permite identificar en su territorio, lo que Golbery do Cauto denomina Núcleo Central formado alrededor del conocido triángulo Río-Sao Paulo-Belo Horizonte, Brasilia. Con cuatro "penínsulas" o heartlands: Nordeste o - heartland Costero proyectado hacia el dominio del Atlántico Sur. El Nordeste se encuentra formado por los Estados de Ceará, Río Grande del Norte, Paraíba, Pernambuco, Alagoas y Sergipe. El Centro Oeste o Heartland de Mato Grosso, integrado por buena parte de dicho Estado y el de Minas Geraís. El heartland o península del Sur, formada por el eje atlántico que va desde Florianópolis en el Estado de Santa Catarina, hasta Porto Alegre, en el Estado de Río Grande del Sur. Y el heartland o península Isla Amazónica o simplemente Amazonía"
"La Amazonía es potencialmente una de las regiones más ricas del mundo en recursos naturales: petróleo, hierro, manganeso, bauxita, estaño, etc., los cuales se encuentran desigualmente distribuidos por su área. También el potencial hidroeléctrico es enorme y desigual. El desarrollo de la Amazonía permitirá al Brasil irradiar influencia y jalonar su marcha al Oeste, hacia el Perú, considerado el más óptimo camino entre el Atlántico y el Pacífico. El Heartland de la Amazonía, materia del Pacto de Cooperación Amazónica, constituye uno de los objetivos prioritarios del Brasil conjuntamente con el Mato Grosso, los cuales unidos, se conjugarán en una inmensa zona centrífuga de indudable gravitación estratégica en el Subcontinente, que asegurará la hegemonía del Brasil en la Región", concluye el destacado geopolítico peruano.
A partir del dominio de la Amazonía Brasil tensiona hacia el oeste, es decir hacia Perú y en menor grado hacia Bolivia y Chile así como a Ecuador. Aspira a ser país bioceánico. Ubicado de cara al Altlántico norte y sur, busca ahora el Pacífico, océano que ha empezado a convertirse en el escenario del más intenso tráfico marítimo y comercial del mundo, lo cual se afianzará insospechadamente durante el siglo XXI.
La "Marcha hacia al Oeste"
Uno de los más destacados cancilleres de Brasil, José María da Silva Paranhos Junior, Barón de Río Branco, definiendo la política exterior en la coyuntura de inicios del siglo XX dijo: "Brasil debe… llegar hegemónicamente al Pacifico" Más tarde, el Gral. Golbery do Couto e Silva, en su "Geopolítica del Brasil" dejó sentado que el "el camino al Pacifico es una necesidad brasileña desde ya". Este pensamiento unido al de su predecesor Mário Travassos, hiceron que el suicida presidente Getulio Vargas creara un ambicioso programa gubernamental al que denominó "Marcha hacia el Oeste", inscrito en la "doctrina de los círculos concéntricos" que las últimas administraciones, incluyendo la actual de Lula da Silva, vienen siguiendo con persistencia.
Hoy por hoy, la política exterior de Brasil sigue siendo coherente con ese pensamiento geopolítico con miras a conseguir que ese país se erija en gran potencia sudamericana territorial y marítima.
El Perú, está en el oeste de Brasil, por tanto es visto por los geopolíticos y geoestrategas brasileños como el objetivo más inmediato sobre el que recaerá su gran influencia cuando no su dominación futura. Manejan el pensamiento de Ratzel, en la parte en que éste señala que "cuanto más fuerte es la situación del vecino, tanto más dependiente es un determinado pueblo de ese vecino y tanto más fuerte puede influir aquél".
El Pacto amazónico, la carretera interoceánica, Convenio de Integración Energética, el Acuerdo para el suministro de electricidad, suscritos por nuestro gobierno, son solo algunas muestras de sus políticas en ejecución que se inscriben en su "Marcha hacia el Oeste".
Frente a esa política expansionista, el Gral. Velasco Alvarado dijo alguna vez: ""Cuidado con Brasil. A mí me han criticado muchas veces mi reacción cuando me venían con cosas de "integración con el Brasil". No se percibe que uno integra al que desintegra. Siempre afirmé muy claramente que bastaba con mirar el mapa para darse cuenta donde estaban las tajadas más grandes de nuestros territorios perdidos, así, como lonjas. Yo les decía a mis ministros 'la carretera hacia la frontera con Brasil "ni de vainas". Será para que se nos vengan encima y nos engullan. Yo he servido en frontera y he visto la penetración brasileña. Todavía existe y no tenemos como controlarla"[6]
¿Brasil "se nos viene encima"?
Está por demás dicho que Brasil necesita corredores para sacar sus productos industriales con destino a Asia, tanto como necesita importarlos de ese continente, especialmente a y de los mercados del Japón y China Popular. Los vínculos comerciales y financieros con esas potencias son indispensables para su aspiración de convertirse en potencia mundial. Por ello Brasil ejecuta planes geopolíticos que se proyectan hacia el Pacífico a través de territorios vecinos. De las distintas posibilidades de salir al Pacifico: por Arica a través de territorio boliviano; y, en territorio peruano por el norte de Sarameriza llegando a Paita; por Pucallpa Lima y puerto San Juan o Pisco desde Cruzeiro do Sul; y, por Matarani o Ilo en el Sur, ha optado por ésta última porque enlaza Sao Paulo, Rio Branco, Asis con Iñapari.
Hace cinco décadas era impensable que el Perú se convirtiera en colaborador activo para franquear a Brasil el paso al Pacífico por nuestro territorio. Pero, como los gobiernos cambian, las ideologías que los informan, también; los intereses, ni se diga; las formas de corrupción se multiplican en gobernantes y gobernados. Como todo eso ocurre tenemos que ahora el Perú le abre sus puertas de par en par a un Brasil expansionista, básicamente a través de la tan traída y llevada "Carretera Interoceánica".
Después de vergonzantes marchas y contramarchas de nuestros gobernantes, después de ceder una y otra vez ante los chantajes de las constructoras brasileñas, los peruanos hemos terminado financiando el millar y medio de dólares que ya viene costando la famosa vía, con nuestros siempre escasos recursos presupuestales.
Las "ventajas" y "beneficios" esgrimidos como argumento para justificar por parte nuestra la Interoceánica no resisten mayor análisis, porque descansan solo en la exportación de bienes, en calidad y cantidad muy limitadas y hasta discutibles. En cambio, las desventajas y peligros para nuestra soberanía son múltiples y graves. Corre peligro de ser fagocitada por los empeños geopolíticos de Brasil, la rica zona de selva y ceja de selva puneña, es decir aquella en la que "se encuentran los principales filones de un importante desarrollo agroindustrial, pecuario, energético y minero de insospechadas perspectivas económicas" para la región[7].
Interesante es anotar la observación que hace un peruano como cualquier otro, sobre esa vía en construcción: "El pigmeo Perú (frente al gigante Brasil) será tan solo "zona de tránsito" en donde la única ganancia será el "peaje" y en donde las fuentes de trabajo no pasarán de media centena de grifos en donde pulularán lavacarros, alfajoreros y prostitutas de camioneros que en un santiamén balbucearán algo de portugués"[8]. "Y buscarán bailar samba en la festividad de la Candelaria", acotó alguien socarronamente.
Es claro que la interconexión vial con el Perú permitirá a Brasil acelerar su marcha hacia el Oeste, pero no se trata solo de una vía de tránsito, sino también, paralelamente, de la apertura de un ámbito de inversiones en el cual se expanda también el capital acumulado por la burguesía brasileña, manejado por empresas llamadas "multilatinas" de ese país y que vienen jugando papel creciente en Sudamérica y aún en el mundo. "Petrobras, la minera Vale, los líderes de la construcción civil Odebrecht y Camargo Correa, el campeón de la carne JBS Fribol, el del pollo BRF, la aeronáutica Embraer, el banco Itaú, para no hablar de los cientos de productores de etanol y de soja"[9], son solo algunas y buena parte de ellas están amparadas por el Banco Nacional de Desarrollo Económico y Social de Brasil (BANDES) que es el banco de fomento estatal "máis grande do mondo".
La influencia de Brasil en la región sudamericana crece, entre otras razones porque viene ocupando los espacios de deja Estados Unidos, cuya influencia en estos nuestros predios estatales se halla en ostensible declive. Además las relaciones entre ambas potencias experimentan cierto enfriamiento debido a la oposición brasileña a las bases norteamericanas en Colombia y a las sanciones que Estados Unidos propugna contra Iran en las naciones Unidas por la decisión soberana de este último país de continuar su desarrollo nuclear.
Por lo demás, a contrapelo de las acusaciones que lo pintaban como un sub-imperialismo encargado "por delegación" de ejecutar las políticas hegemónicas, represivas y globalizantes de Estados Unidos, Brasil promueve UNASUR como "una OEA sin USA", organismo concebido como un mecanismo para fomentar la integración en el continente sudamericano.
Geopolítica energética
En la actualidad se distinguen tres principales focos de influencia política y económica que inciden en América del sur:
EE.UU. potencia mundial de primer orden, sigue siendo el primero de esos focos económica y políticamente influyentes, pese al descenso considerable de su influencia política sobre la región, a tal punto que hay analistas que concluyen en que asistimos a la defunción del dicho "América para los americanos" definido en la famosa "Doctrina Monroe" que por casi un siglo fue el eje de la política exterior de EE.UU. para el cono sur.
Venezuela y los países del ALBA (Alternativa Bolivariana para América) liderados por Hugo Chávez y otros destacados jefes de Estado del grupo, constituye un segundo foco de influencia de sello "antiimperialista" que, en lo que se refiere a la geopolítica energética, viene construyendo un "nacionalismo energético" que esencialmente significa el control del petróleo y el gas por el Estado y su empleo solidario con pueblos carentes o deficitarios en esos carburantes. Téngase en cuenta que son parte de ese grupo Ecuador y Bolivia, países con una gran capacidad de producción y exportación energética.
La propuesta de un Gran Gasoducto del Sur y el suministro de petróleo en apoyo a algunos países de la región a muy bajos precios, son solo ejemplos de ese nacionalismo antiimperialista que quiere consolidarse como foco o eje político-ideológico que contrapese a Estados Unidos de Norteamérica.
Hoy se advierte la formación de un tercer foco de influencia, a cuya cabeza está Brasil, con participación variable de Perú, Colombia, Uruguay y Chile, siendo estos dos últimos importadores natos de energía y Brasil el principal actor de una geopolítica energética que persigue la integración de los países sudamericanos también en el campo de la energía.
Brasil, a diferencia del foco bolivarianista, "ofrece un camino por sobre todo alternativo, y no violento a la histórica influencia de EE.UU., es decir, con políticas energéticas que no rompan de golpe el patrón de interdependencia para Sudamérica, y por otro lado, políticas de socialdemocracia que no recusan la globalización"[10]
En lo que se refiere a cuencas petrolíferas, la naturaleza no había sido pródiga con el Brasil, hasta el descubrimiento de reservas de magnitud considerable en los campos de Santos, Guará, Carioca, Campos y Espíritu Santo, ya a cargo de Petrobras. Este hecho produce cambios en la geopolítica energética del continente, sobre todo en cuanto a la hegemonía que tenía Venezuela. 150 billones de barriles de reservas probables dan a Brasil una nueva situación como país exportador de petróleo a fin de disponer de ingresos mayores a los actuales y sustentar sus apetitos de gran potencia mundial. Por de pronto, la República Popular China prestó 10.000 millones de dólares a Petrobras para garantizar su futuro acceso a los hidrocarburos descubiertos.
En años anteriores, frente a las crisis energéticas mundiales y regionales, Brasil siguió una firme campaña de diversificación de fuentes de provisión energética. Esas crisis lo obligaron a establecer estructuras para producción de alcohol combustible proveniente de la caña de azúcar, con tecnología propia. Asimismo incursionó agresivamente en la investigación para el uso de las energías eólica y solar.
En lo que se refiere a caídas de agua para la generación de energía, la naturaleza sí que no ha sido pródiga con el Brasil. Pero como sus vecinos sí las tienen, empezó con Paraguay construyendo la gigantesca represa hidroeléctrica binacional de Itaipú, instalada en la frontera entre ambos países, bajo términos leoninos, harto desfavorables a esa pequeña república y que tratativas recientes, en julio del pasado año, solo han mejorado en algo. No contentos con quedarse largamente con la parte del león, ha hecho y hace operativos militares en la frontera con Paraguay supuestamente para "defender Itaypú", so capa de un juego de guerra cuya hipótesis es el "ataque terrorista" a la gran represa, pero en realidad para hacer ver a los paraguayos y todo el continente que detrás las estipulaciones está su fuerza militar. Ya aprendió a hacer lo que hace toda gran potencia.
Ahora busca continuar con el Perú, procurando y logrando la firma de tratados de "integración energética" para la producción de 6,000 megavatios en seis grandes centrales hidroeléctricas en caudalosos ríos que bajan de los Andes peruanos a la Amazonia.
Iñapari es el más apetecido de esos ríos. Y los matreros en vender la patria, lo están entregando, con todo su rico entorno a la voracidad de nuestro vecino.
Al analizar la geopolítica de Brasil debemos comprender dos variables, tanto en el presente como para su desarrollo futuro. Primero, el escenario que sitúa actualmente a Petrobrás, y segundo la diversificación de la matriz energética y económica que hoy emprende Brasil.
[1] Guillermo Del Bosco: "Travassos, Santa Cruz de la Sierra y la Política Exterior Argentina" Ed. Centro Argentino de Estudios Internacionales. Buenos Aires, 2006.
[2] Fernando Flores Araoz "El Destino manifiesto de Peru y Brasil" Diario LA RAZON Lima, 9 de febrero de 2008
[3] Golbery do Couto e Silva : "Geopolítica do Brasil". Ed. José Olympio, Sao Paulo 1966
[4] Friedrich Ratzel: "Geografía Politica" Ed. Universidad Complutense. Madrid, 1899.
[5] Edgardo Mercado Jarrín: "Proyecciones del Brasil" Ensayo inserto en la revista "Estudios Geopolíticos y Estratégicos" N° 3 Diciembre 1979. Lima.
[6] Augusto Zimmerman "Los últimos días del Gral. Velasco" Editora Humboldt. Lima, 1978.
[7] Guillermo Vásquez Cuentas: EN NUESTRA SELVA PUEDE DARSE UN GRAN SALTO AL PROGRESO Los Andes. Octubre 2001.
[9] Lamia Oualalou LE MONDE DIPLOMATIQUE Lun, 01/18/2010
[10] Patricio Morales F. "Geopolítica energética de Brasil. Un nuevo eje para la integración de América del Sur". (www.caip.cl )