¡Urgente acreditación de universidades con
estándares del siglo XXI!
por David Auris Villegas; davidauris@gmail.com
10-7-2020
Ante el fatal
declive de EEUU, asistimos absortos al galopante ascenso de China, gracias a su
formidable educación productiva, pauteará la revolución científica, tecnológica
y el comercio mundial del siglo XXI. Latinoamérica, atrapada en el consumismo y
obsesionada por el pasado, acredita a las universidades con estándares del
siglo XX, claudicando producir tecnología en la era del conocimiento, que pueda
asegurarnos un rol activo en esta globalización líquida.
La acreditación
forja una cultura de garantía de la calidad educativa para el desarrollo, como
sugieren Michavila & Zamorano, por lo que es urgente continuar este proceso
obligatorio en toda la arquitectura del sistema educativo peruano,
fortaleciendo los estándares a nivel del EEES y la OECD, afianzando el Sineace,
hoy “congelado”, debido al proyecto de ley, impulsado por el actual gobierno
que busca sustituirlo, siguiendo la vieja costumbre, destruir para volver a
construir.
Para este Sistema
Nacional de Evaluación y Acreditación de la Calidad Educativa, (SINEACE), órgano
acreditador del Perú, la acción es el proceso voluntario para implementar
gestión de calidad y mejora continua, anclado en cuatro fases. Sensibilización
e inoculación de concepto de calidad. Autoevaluación longitudinal, conformada
por comités de calidad para el logro de los estándares. La evaluación externa
verifica los estándares alcanzados y finalmente, la acreditación.
Sin embargo, esa
búsqueda de calidad palidece en nuestro sistema educativo, repleto de normas,
sin política de educación sostenida, transita a ciegas, guiado por una ciclópea
burocracia colmada de funcionarios de café, coincidiendo con Tobón & otros,
quienes sostienen, la acreditación latinoamericana está centrada en lo
administrativo, evalúa documentos con énfasis en la burocracia y ausencia de
participación de toda la comunidad educativa.
Para revertir
este desolador escenario, en el espacio de gestión estratégica, siguiendo el
enfoque sistémico y organización idealista de Ackoff, esforcémonos en erigir
nuestra reputación universitaria, basado en la producción tecnológica y
científica con rostro solidario, posicionando una marca de calidad en los
rankings mundiales. Liderada desde una ejecución estratégica por resultados.
Cooperando con universidades de marcas prestigiosas, pongamos en práctica los
objetivos del desarrollo sostenido al 2030.
Asimismo, en la
esfera de la formación integral, toda universidad que se precie de calidad,
desarrolla el capital humano del estudiante para la prosperidad sostenida,
centrado en lo científico, cognitivo, cultural y responsablemente ético. Bajo
el liderazgo de docentes investigadores, productores de conocimientos, dueños
de alta didáctica y bien remunerados. En el marco de un plan curricular y
sílabos flexibles de acorde a una educación productiva y ética. Asumiendo como
filosofía, la excelencia académica.
El ámbito de
soporte institucional está anclado en estos pilares. Colaboradores fidelizados,
capacitados por la universidad. Recursos financieros, orientados a desarrollar
el aprendizaje, la investigación para transformar y publicitar los resultados
científicos, además de capacitar a la plana docente. La presencia de
repositorios científicos puede definir el éxito de la universidad. Los
servicios de bienestar institucional, transparencia y clima institucional
ética, favorecen una cultura solidaria al interior de una infraestructura
inteligente y pedagógica.
Desafiando el
criterio de la acreditación peruana, centrado en los inputs,
respondiendo a los estándares de la OECD, las universidades para lograr
calidad, es necesario robustecer su proceso formativo con miras al logro de
resultados positivos, llamados outputs. Midiendo el impacto social de
los egresados. Su emprendimiento e investigación. Patentes e innovaciones
desarrolladas y los idiomas que habla el egresado, así como una competencia
profesional y habilidad emocional, en cualquier contexto interconectado.
En conclusión,
concordando con los expertos mirando al planeta, la acreditación ha de
centrarse en la evaluación de la formación del capital humano productivo, para
la mejora continua en esta era digital. Para ello, es imprescindible elevar los
estándares de calidad en las universidades al nivel de países desarrollados.
Esto, surgirá a partir de la modificación de nuestra Constitución, para
impulsar una verdadera política educativa de Estado, que conduzca a construir
un país sostenible, sobre un modelo educativo innovador con rostro humano; de
lo contrario, acabaremos expectorados del sistema, creado por nosotros mismos.
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Fuentes:
Francisco Michavila & Silvia
Zamorano. Recuperado de: https://upcommons.upc.edu/bitstream/handle/2099/7526/16_246-259.pdf?sequence=1
(25/06/2020)
Russell Ackoff. Recuperado de: https://es.wikipedia.org/wiki/Russell_L._Ackoff (03/07/2020)
Sergio Tobón y otros. Recuperado de: http://www.scielo.org.mx/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1665-26732017000100079 (26/06/2020)