por Herbert Mujica Rojas
11-1-2008
Tándem brasilero-chileno
En la agencia oficial Andina se lee la siguiente información: "Las
aerolíneas TAM de Brasil y Lan Perú acordaron compartir su código
operacional que posibilitará a ambas empresas vender mutuamente
pasajes de sus respectivos destinos. La aerolínea brasileña podrá
vender vuelos operados por Lan entre Sao Paulo y Lima, con la
posibilidad de conexiones a las ciudades de Arequipa y Cusco; a su
vez, Lan ofrecerá múltiples opciones de vuelos a varias ciudades
brasileñas atendidas por TAM". La innegable unión comercial tiene
muchas aristas y varias formas de verse.
Se dice también: "Uno de los beneficios para el pasajero de la alianza
entre ambas aerolíneas es que los viajes desde un destino de un país a
otra ciudad en otro país en el que se utilizarán aviones de ambas
aerolíneas serán hechos con un sólo ticket de comienzo a fin, así como
la respectiva verificación de equipajes. El acuerdo firmado permitirá
pronto a otras ciudades en Perú ser incluidas en esta sociedad, las
cuales serán anunciadas por TAM tan pronto como estén disponibles en
su sistema de ventas."
¿Tan simple el asunto? Así parece. Pero conviene hacer un ejercicio de
lectura analítica. Cada pasaje que venda desde TAM, Lan, para visitar
ciudades peruanas, será un boleto menos para todas las aerolíneas
peruanas. Cualquier turista de Chile en Brasil o de Brasil en Chile
que desee visitar Perú, tiene, desde ahora, la facilidad de
promociones, rebajas, ofertas, con un sólo documento de esas dos
empresas. Normalmente estas legítimas juntas estratégicas, sacan al
resto del mercado, por calidad, poderío, eficiencia, ingenio y porque
las aerolíneas nativas son ociosas, carentes de imaginación, huérfanas
de liderazgo, falta de pantalones para aprehender con fuerza el reto.
Pocos días atrás, el embajador Félix C. Calderón escribió un
conceptuoso artículo cuyas líneas fundamentales es pertinente
recordar:
"Es una verdad de Perogrullo que los Estados, sin excepción, no tienen
amigos, sino intereses. Son éstos los que guían su accionar tanto en
el marco bilateral (limítrofe o no), como multilateral. Las alianzas
pueden ser contingentes o permanentes en función del interés
recíproco; así como, también, son coyunturales o limitadas en el
tiempo las desavenencias o conflictos. Y cuando hablamos de intereses
evocamos lo que conviene a la nación en su conjunto, y no a una casta
de aprovechados u oportunistas que solo actúan movidos por la
plusvalía apátrida. A nivel de Estados, como decía Richelieu, solo
cuenta el "interés de Estado", de ninguna manera el interés individual
ni el exclusivamente empresarial.
Viene a cuento este exordio porque los peruanos acabamos de ser
testigos de otra sesión de fotos en medio de sonrisas, abrazos y
compromisos concluidos en La Paz el 16 de diciembre de 2007, entre una
decidida presidenta de Chile, un aparentemente ambiguo presidente del
Brasil y un preocupado Evo Morales, con miras a poner en marcha a
mediados de 2009 una vía de 4,700 kilómetros tendente a unir por el
sur del continente los océanos Pacífico y Atlántico. Las razones que
avanza la agencia France Presse, descartando la hojarasca
autocomplaciente, no son del todo convincentes; pero, lo que parece se
encuentra en el aire es la virtual neocolonización de Bolivia por el
Brasil y Chile y la eventual marginación del Perú, más que el cuento
altruista de la integración y el desarrollo.
Chile no podía hacer solo esa empresa. Está negado por la historia y
la geografía; pero, sí resultaba viable ese proyecto de contar con la
oportuna compañía del Brasil, presto a aprovechar cualquier
oportunidad para conseguir mercados cautivos y ampliar el horizonte de
sus exportaciones. Interesante juego en tándem no del todo ausente en
Namibia y Angola. Se habla de un corredor que iría de Santos hasta
Arica (ojo) e Iquique, atravesando territorio boliviano por Corumba.
Se habla de Santos, muy cerca del emporio industrial brasileño (Sao
Paulo-Río de Janeiro-Bello Horizonte), no de Manaos ni de Acre, mucho
menos industrializados. Por tanto, es de suponer que el grueso de las
exportaciones brasileñas con mayor valor agregado podría transitar por
esa vía transoceánica. Todo esto gracias a un desorientado Evo que no
parece entender de geopolítica."
Ha advertido con certera crítica el embajador Calderón de qué se trata
el asunto cuando del Atlántico se quiere llegar al Pacífico y de qué
modo se oblitera a Perú, se coloniza a Bolivia y se golpea, por angas
o por mangas, a nuestro país. En el aire y gracias a la alianza
comercial descrita y de forma pública, ningún brasilero o chileno
requiere venir al Perú para definir sus principales conexiones porque
las tiene al alcance y a muy pocos metros.
¿Qué están haciendo los "genios" que cobran decenas de miles de
dólares por sus consultorías a las aerolíneas peruanas? O, ¿ya están
afilando los dientes y la cosmética los rostros "bonitos" para ser
imagen –no para producir recursos, ventas y repotenciaciones- de las
empresas locales? Me temo que el ocio, unido a la cicatería de no
comprender que Perú tiene retos formidables en el marco de nuevas
situaciones, como el tema delimitatorio con Chile en La Haya y todos
sus derivados, impide a nuestros compatricios adoptar actitudes
firmes, valientes, audaces, nacionalistas que incluyen –sin duda
alguna- la captación de capitales externos motivadores y dinamizadores
de la oferta interna para más y mejores servicios al usuario peruano y
externo.
¿Hasta cuándo habrá que esperar? Que no ocurra lo que ya ha pasado
antes y en muchas partes: que lleguen y se encuentren con la sorpresa
de tener nuevos dueños. Y quien fue propietario, rara vez, se
acostumbra al nuevo amo. Y mucho peor aún, si el asunto fue por falta
de acción y desidia. ¡Impresionante!
¡Atentos a la historia; las tribunas aplauden lo que suena bien!
¡Ataquemos al poder; el gobierno lo tiene cualquiera!
¡Hay que romper el pacto infame y tácito de hablar a media voz!
¡Sólo el talento salvará al Perú!
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