¿Déficit de agua en Lima?
por Reinhard Seifert; rseiferts@gmail.com
http://www.voltairenet.org/article165642.html
3-6-2010
Los grandes intereses económicos de las empresas constructoras y la gran prensa en Lima, conjuntamente con los operadores políticos, muchas veces corruptos, han creado el mito del déficit del agua potable para Lima Metropolitana. Hasta la fecha las evidencias científicas son otra cosa.
Introducción
A continuación las mediciones de las caudales en la parte alta de la cuenca del río Rímac, la que alimenta con casi el 70% al agua potable de Lima. Lo que pasa en esta cuenca tiene inmediatamente sus repercusiones en la producción de agua potable de SEDAPAL.
Tabla No.1[1] Promedio histórico (Q) por décadas de caudales en Sheque y Tamboraque (m3/s)
Década Enero Febrero Marzo Abril Mayo Junio Julio Ago. Set. Oct. Nov. Dic.
1960[2] 21.95 37.06 39.09 24.06 16.61 15.64 14.62 13.51 14.27 16.64 16.71 22.35
1970 35.15 47.12 54.16 33.72 20.15 17.54 16.45 17.01 17.59 17.48 18.95 21.64
1980 32.96 52.37 47.72 36.04 21.88 18.11 17.22 18.20 17.05 17.80 18.94 23.61
1990 28.39 37.35 39.49 28.23 19.61 17.08 16.39 16.63 16.87 17.24 19.43 22.58
2000[3] 33.24 39.01 48.71 35.52 22.94 20.85 20.86 21.26 21.55 21.65 22.54 24.76
Lo que resalta en esta estadística (tabla No.1) es el hecho de que particularmente la primera década del siglo 21 el promedio histórico (meses de mayo a diciembre) de los caudales es muy superior al de las décadas anteriores. Probablemente 1) los glaciares en la parte alta de la cuenca del río Rímac están contribuyendo para que se aumente la masa hídrica en la época de la sequía y 2) también es posible que llueva más. Ambas aseveraciones requieren de mayores estudios, los que todavía no existen.
En términos de porcentajes del aumento de masa hídrica (comparando la década de 90 con la del 2000) significa 17% para el mes de mayo, 22% (junio), 27%(julio), 28%(agosto), 28%(setiembre), 26%(octubre), 16%(noviembre) y finalmente 10%(diciembre), respectivamente. No nos olvidemos que durante la época de los años 90 comenzó a funcionar el embalse de Yuracmayo, lo que ha contribuido a aumentar también la masa hídrica en esa época. Asimismo existe desde noviembre de 1999 la derivación Marca III y la ampliación del embalse Antacoto. Quiere decir que el aumento de la masa hídrica comparando la primera década del siglo 21 con la década de los años 90 es aún más preocupante[4], aunque es difícil saber qué volumen exacto dentro de este aumento corresponde al embalse Yuracmayo, la derivación Marca III y al embalse Antacoto. Ahora bien, si hipotéticamente al promedio de la primera década del siglo 21 le quitaríamos 2m3/s.[5] por este aumento, éste sigue siendo superior, siempre comparando los meses de mayo hasta los meses de diciembre. ¿Hasta cuándo durará este proceso? No lo sabemos con certeza. Una primera conclusión nos convence que en la parte alta hay más agua.
Consumo mínimo
Un punto de permanente discusión es la dotación de agua por persona, o sea con cuántos litros diarios es suficiente alimentar a una persona. Hay grandes contradicciones de las cifras de agua potable, entre lo que produce SEDAPAL y que finalmente llega a las casas.
La demanda de agua potable debiera basarse sobre el consumo real y mínimamente establecido por las costumbres y en este sentido todavía no hay un consenso.
En Lima Metropolitana (incluido Callao), para 7.35 millones[6] (2003) de habitantes se suministran 1,81 millones de metros cúbicos de agua al día (21 metros cúbicos por segundo). El consumo promediado viene a ser unos 250 litros por habitante al día, cuya distribución evidentemente no es uniforme. En algunos casos un caño provee agua para varias familias, mientras que en otros distritos se usa una cantidad importante para regar y lavar autos. En todos los casos, el uso básico es para consumo y para aseo personal[7]. Se calcula las pérdidas en un aproximadamente 40% (tabla 3) con las cuales se suman un consumo restante de 150 litros/hab./día.
Coincidentemente, se afirma que cada persona no debería consumir más de 150 litros diarios de agua. La tabla No. 2 muestra el consumo deseado actual (2007) en Lima Metropolitana.
Años anteriores (2004) el consumo deseado promedio/habitante/día es 30Lmenor.
Tabla No.2[8]Consumo Promedio Agua Potable en Lima/persona/día
Litros Litros [9] Consumo
4 4.8 beber y cocinar
6 8.4 lavar el servicio
10 9.6 limpiar la casa
50 [10] 37.2 al lavarse, al ducharse
35 43.2 en el baño(inodoro)
45 16.8 lavar la ropa y otros
150 L 120 L
La tabla No. 2 en realidad solo representa un deseo cuál podría ser el consumo mínimo y según la fuente usada varia en su valor nominal.
De algún modo exigir este consumo mínimo parece razonable. En muchas campañas de educación sanitaria, por ejemplo en la campaña nacional por el derecho al agua como un derecho humano fundamental, algunas instituciones sensibilizan al ciudadano de gastar en lo posible cada vez menos agua potable.
Producción de agua potable
Por otro lado, el gran problema es la renuencia de SEDAPAL de reducir drásticamente las pérdidas de agua. SEDAPAL sabe perfectamente cuántos metros cúbicos produce y cuántos metros cúbicos finalmente son pagados por el consumidor.
Sin embargo, la praxis de producir agua potable es otra. Durante 10 años la producción de agua logró en promedio 261 L/persona/día y a la vez una pérdida de 104 L/persona/día[11].
Esta es la realidad tangible.
Tabla No.3 Producción de agua (Litros/habitante/día) en Lima Metropolitana[12]
Año Litros/habitante Producción Población administrada Litros/habitante
No facturada Agua/m3/s. (Millones) producida
1999 n.d. 21.64 6.25 299
2000 127 21.43 6.40 289
2001 115 20.94 6.59 274
2002 105 20.58 6.76 263
2003 106 21.00 6.95 261
2004 91 19.71 7.08 240
2005 103 21.24 7.31 251
2006 100 21.08 7.00 260
2007 92 20.64 7.20 248
2008 87 20.83 7.70 234
Q=103 Litros/h./d. Q=261 Litros/h./d.
A pesar de la relatividad de los datos, es decir ponderar conscientemente las cifras hacía uno u otro lado, la tendencia marcada -cuando no se puede conseguir una mayor producción de agua en pocos años- hacía un déficit en la oferta de agua por procesar, cada año se hace más evidente. ¿Por qué? Porque SEDAPAL manifiesta que se debe mantener este ritmo para producir agua y una menor producción lo expresa con la palabra déficit. Es vital -empero- no confundir el término déficit. La oferta de agua natural existente no es igual al acceso al agua potable garantizado todo el día y ligado al consumo mínimo. En otras palabras, la oferta natural de agua no es igual a la producción de agua potable comercializada. Muchas veces la población no tiene acceso a la red de agua potable (aguas limpias, sanas y que no enferman a nadie) y se habla muy rápido de un déficit de agua potable.
Las pérdidas de agua potable se debe principalmente a las filtraciones, el uso por otros sectores (p.e el riego en los parques, el uso industrial etc.) y al robo[13].
En la siguiente tabla No. 4 se muestra que las pérdidas son enormes en términos absolutos y no se justifica no reducirlas.
Tabla No.4 Demanda agua superficial río Rímac (m3/s.)
Población Volumen Volumen Volumen Población Total
No conectada no aprovechado no facturado otro uso conectada
0.28[14] 4.32[15] 6.19[16] 7.50[17] 9.29[18] 27.58[19]
Es interesante constatar que el volumen no facturado supera al volumen no aprovechado, al menos según los cálculos, expresados en este cuadro. La tabla No. 4 es la estadística promedio anual. El volumen no facturado son las "perdidas".
SEDAPAL tiene una óptica o lógica empresarial que parte de la oferta. Produce agua en cantidad, y la distribuye lo que se puede. En este proceso inherente se observa que tiene como meta o umbral principal dotar de agua en una cantidad de aproximadamente 250L/habitante al día. Durante los últimos años esta meta no fue lograda y se tenía que reducir la dotación de agua por horas. Es decir, se redujo el servicio de agua potable en las zonas conectadas. No todos los centros o áreas administradas por SEDAPAL distribuyen el agua de manera equitativa, o sea la misma cantidad en igual horas de servicio.
Oficialmente SEDAPAL si ha producido la cantidad de agua que se ha reflejado en la tabla No. 3, lo que no quiere decir que esta cantidad no haya circulado por las cañerías.
Según las evidencias estadísticas SEDAPAL poco ha alcanzado para reducir las pérdidas de agua que durante los últimos 10 años bordearon los 100L/habitante/día.
Conclusiones
Sin embargo, si enfocamos el tema por la demanda, el umbral mínimamente aceptado que podría sustentarse en 150L/habitante/día, se ordenaría mejor la exigencia en la construcción de futuros proyectos para poder satisfacerla.
Sin saber, por cierto que falta definir esta línea de base del consumo, que debería estar en los 150 litros diarios/persona, alrededor de esta premisa se organizarían las futuras proyecciones. Este umbral suscita definiciones equilibradas que deben estar enmarcados dentro de una política de consenso y defensa unánime. Asimismo probablemente se debe garantizar esta meta o umbral para organizar mejor la defensa del agua, expresada en el consumo mínimo.
Valga reiterar la búsqueda de nuevas fuentes de agua, instalar otras plantas de tratamiento y priorizar la capacitación de la población, sensibilizándola en el racional consumo de agua. Probablemente en algún momento esta búsqueda podría frustrarse cuando ya no es posible encontrar una mayor oferta de agua. En esta línea de argumentación hablar de un déficit de agua es todavía algo relativo (por ejemplo en la parte alta de la cuenca del río Rímac hay más agua), aunque los factores externos que lo producen (el cambio climático, las sequías, fenómeno de "El Niño" etc.), no serán dominados por el ser humano y los factores internos que lo deberían reducir (mayormente el uso eficiente del agua) están sujetos a inmediatas mejoras sustanciales. La idea que guía este pensamiento es posibilitar un mayor acceso de la población al agua potable, considerándola siempre un derecho humano fundamental.
De hecho, en el futuro persistirá un difícil equilibrio entre satisfacer a la demanda poblacional y la oferta real del líquido elemento. Por tanto, el desafío de esta terca realidad impone decisiones políticas, sin embargo, profundamente ligadas a las irrefutables recomendaciones técnicas – científicas sensatas. Se debe examinar que no será posible brindar soluciones fáciles con resultados inmediatos, pero sí, es factible crear las condiciones, de corregir y mejorar gradualmente la situación instaurada por el hombre y las instituciones del Estado. El objetivo final es la conservación del medio ambiente, dentro de ello las fuentes de agua.
Recomendación
Autoridad Autónoma
Conviene señalar que este diseño y la ejecución de estrategias y políticas concertadas (debe ser la Autoridad Autónoma del Río Rímac y otros Chillón y Lurín) entre las autoridades, la sociedad civil y el sector privado para la prevención, adaptación y mitigación de desastres naturales[20], que incluye el manejo integral del agua, debe poner énfasis en preparar a la población frente a eventuales fenómenos naturales que pongan en peligro su vida, la infraestructura y los recursos naturales. Se refiere a un ente que investigue, fiscalice, evalúe y monitoree, para después aplicar las correcciones en cada caso específico.
Es decir, contar con un órgano con competencias reales de alcance regional, que va más allá de la clásica normatividad y del accionar del "compartimiento estanco".
Hace falta la promoción de una sola Autoridad Autónoma (que en realidad ya existe) con voz propia, voto decisivo y con decisiones vinculantes, que sean aceptadas por todos. Esta institución debe hacerse respetar y que por supuesto todo se alinean.
La duplicidad de acciones innecesarias y la descoordinación resultante fomentan el desorden.
Lo más difícil es conciliar los intereses contradictorias cuando ya los conflictos no son resueltos a tiempo y se convierten en latentes. ¿Quién convoca a quién? ¿Y quiénes deben participar democráticamente en una mesa de diálogo?
Esta Autoridad debe dar respuestas a estos interrogantes y a los problemas ambientales, mediante los instrumentos político-administrativos en el marco de una responsabilidad funcional. Es decir, con mecanismos que orientan y que son obligatorios para guiar las acciones de los actores públicos y privados. La idea central es la de tener a un árbitro final, quien toma la "última" palabra.
[1] Tabla elaborada sobre la base de la información estadística, proporcionada por EDEGEL.
[2] 5 años.
[3] 7 años.
[4] Ya estaríamos comparando caudales en ambas décadas que ya no son afectados por alteraciones exteriores.
[5] Lo que correspondería a los embalses Yuracmayo y Antacoto, además la derivación Marca III.
[6] Nadie sabe con certeza cuánta población vive en Lima, porque la inmigración es imparable.
[7] Diario El Comercio 17 de Julio del 2007.
[8] SEDAPAL (2007), este cuadro no está respaldado por un estudio exhaustivo, que podría explicar mejor este consumo. Es un cuadro un tanto dubios. Además difiere de lo publicado por SEDAPAL en el año 2004(Gerente Hilda Abuid).
[9] CEDAL (2004) p.154-155.
[10] 15 L corresponden a lavarse y 35 L al ducharse.
[11] Con esta producción SEDAPAL ha superado largamente los estándares internacionales que se sitúan también por casualidad alrededor de 150L/persona/día.
[12] Anuarios estadísticos SEDAPAL(2005-2008)
[13] Varios funcionarios de SEDAPAL han manifestado que sería "muy costoso "reducir las pérdidas, sin dar mayores explicaciones del caso.
[14] Volumen demandado de la población no conectada a la red de agua potable, que son aprox.800 000 personas (2008).
[15] Volumen no aprovechado, que desemboca en el mar(2008).
[16] Volumen no facturado, aprox.39.75 %( promedio años 2000-2008).
[17] Volumen destinado al uso agropecuario/industrial según SUNASS. Al autor este volumen le parece sobreestimado, porque una parte regresa nuevamente al río Rímac, antes de la bocatoma La Atarjea.
[18] Volumen demandado de la población conectada a la red de agua potable, que son aprox.7200 000 personas en el año 2008 en Lima Metropolitana, que incluye a Callao.
[19] Volumen promedio anual cuenca río Rímac (período 1999-2008).
[20] Por ejemplo: un desastre, que provoca la escasez del agua. Otro sería estudiar más detenidamente el fenómeno de las inundaciones, que ha incrementado en las últimas décadas.