Juventud
como potente herramienta del cambio social
por David
Auris Villegas; davidauris@gmail.com
6-2-2019
La población mundial juvenil bordea el 25% de
la población global según la ONU y la peruana asciende a 8.5 millones;
alimentados por la incertidumbre de cara al futuro, estudian según las
posibilidades, trabajan para contribuir el sustento del hogar, dependen del
apoyo de sus padres, ejercen la violencia callejera, desafían a sus
progenitores, presentan limitaciones físicas y mentales, desperdician su
tiempo, viven atrapados en las redes sociales, son padres y madres y casi todos
elevan su voz de protesta ante las injusticias sociales evidenciadas en las
redes sociales y marchas contra la corrupción.
Este bono demográfico es una fortaleza que
debe ser aprovechada a través de políticas de corto y largo plazo, con el
objetivo de potenciar sus capacidades y talentos a través de una educación de
calidad y así contribuir al desarrollo sostenido y tecnologización del país,
buscando respuestas desde sus propias voces y desafíos de juventud como agente
de cambio social.
Ha poco concluyó la Jornada Mundial de
Juventudes en Panamá, liderada por Francisco I, quien invitó y dijo: “La
Jornada Mundial de Juventud es para valientes, no para jóvenes que sólo buscan
comodidad y que retroceden ante las dificultades. ¿Aceptáis el desafío?”. Naturalmente
la juventud identificada ante semejante reto aplaudió con emoción, lanzando un
mensaje implícito a la humanidad que ellos también poseen desafíos éticos
convirtiéndose en amigos de la solución
a los problemas del mundo buscando su felicidad.
Fortalecer y mejorar el liderazgo y
masificación del uso gratuito y adecuado de internet a nivel planetario,
convirtiéndolo en una herramienta de entendimiento y desarrollo global,
compartiendo los conocimientos para que nadie se pierda la fiesta de la
prosperidad.
Acceso a una educación gratuita de calidad
universal, desde una mirada de la pedagogía ética, que contribuya al desarrollo
sostenido cognitivo, desarrollando sus talentos y empoderamiento de valores
humanos, viendo a los demás como a uno mismo en la escena cotidiana y
universal.
Oportunidad laboral global y acceso equitativo
sin discriminación de género para mejorar su calidad de vida, coadyuvando la
riqueza de nuestra nación para derrotar la pobreza económica.
Protagonizar el destino del país ingresando al
ejercicio político en la toma de decisiones como una vanguardia activa,
ejerciendo roles protagónicos, dispuestos a liderar los destinos de nuestra
nación debido a que ellos aún no están contaminados de esa dosis terrible,
llamada corrupción.
Acceso al seguro social de salud preventiva
universal y manejo de la sexualidad responsable, sobre todo los más débiles y
aquellos que presentan limitaciones físicas y mentales, evitando problemas de
dimensiones colosales como la infelicidad.
Romper las trasnochadas fronteras de país, con
el objetivo de circular a nivel planetario y elegir libremente nuestro lugar de
residencia, haciendo palpable en nuestro ser, ese discurso llamada
globalización, evitando de esta manera la discriminación de todo tipo.
Como la antorcha humana repleto de hormonas,
cuidar de nuestra única nave, la Tierra, a través de un pacto universal de conservación activa y
responsable del medio ambiente, con la
esperanza de heredar un espacio repleto de posibilidades para las generaciones
futuras.
Debido a la fugacidad de nuestras vidas, estos
desafíos éticos de la juventud peruana y mundial es obligatorio acudir
presuroso en su ayuda para lograr concretar esos sueños, con el objetivo de
configurar una sociedad actual y del mañana con oportunidades para cada ser
humano, sin dejar a nadie fuera de la prosperidad humana gracias al esfuerzo
solidario de millones de jóvenes.