Liderazgo,
compromiso ético
20-8-2017
El liderazgo es un rol que toca ejercer de
manera momentánea, muchas veces sin haberlo deseado y otras por la autoridad
que reviste un cargo o la coyuntura que se presenta. Leí tiempo atrás un ensayo
de Beatriz Merino sobre liderazgo ético y gestión de gobierno.
A lo largo de la historia no todos han
ejercido el liderazgo de manera ética, como narrara Eric Hobswan en Historia del siglo XX, donde refiere la
falta ética de líderes como Hitler, Mussolini, Stalin o Mao, frente a
liderazgos revolucionarios como el de Gandhi, Mandela o la Madre Teresa de
Calcuta. El austríaco Viktor Frankl describió el liderazgo ético en primer
lugar como el propósito que el hombre debe tener en la vida y es que el ser
humano no es movilizado por el placer o el ocio, sino por la tarea que cree
debe cumplir. Este propósito genera un compromiso leal y sensato que no es nada
más que la base del liderazgo ético.
El líder que rompe con aquella línea ética
está rompiendo con su propósito de vida y su compromiso como ser humano, esta
pérdida del sentido de seguir los afanes del dinero mal habido o transgredir
las normas que nos constituyen como sociedad generan el colapso de la misión
del ser, provocando el rompimiento del liderazgo con la ética y la
responsabilidad. Entonces, no solo se trata de libertad sino también de
responsabilidad.
Frankl nos dice que en segundo lugar este
liderazgo debe ser empático, entendiendo la empatía como lo hizo David Hume,
desarrollando el pensamiento de Adam Smith en La teoría de los sentimientos morales, donde la empatía no es sino
la representación o estados mentales de otros en nuestra mente, ya que ahí
podemos experimentar de manera más leve los sentimientos sobre el pensamiento
que hemos internalizado.
Esta experiencia, según estos autores, nos
lleva a la conclusión de dejar los intereses propios en beneficio del colectivo
que lleva a la conformación de una moral compartida por la sociedad. El liderazgo
ético y responsable es aquél que busca el bien y es empático, conociendo las
necesidades de los otros y que la solución o satisfacción de ellos nos llevarán
a nuestra propia satisfacción personal.
En la acción de gobierno, lo hemos visto
repetidas veces, ya sea en la actividad pública o privada, que el líder ante la
dejadez de su objetivo o doctrina al ser llevado por sus propios intereses o
los intereses de su corte, rompen la unión de liderazgo ética y responsabilidad
lo cual termina con escándalos de corrupción como podemos no solo verlos
diariamente en Latinoamérica sino también en la percepción del líder público
por parte de la ciudadanía.
Pero los problemas que afronta este líder no
solo ocurren en la esfera pública sino
también en la privada e influyen en lo público, ya que somos parte de una misma
sociedad. Este liderazgo implica que se incentiven valores como la democracia,
el respeto a los derechos humanos, protegiendo el medio ambiente, desarrollando
el bienestar de nuestro entorno y fijando objetivos de largo plazo para ser de
esta manera sostenibles.
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