por Herbert Mujica Rojas
4-12-2007
El retorno de los "elefantes" peruanos
¿Se ha puesto alguien, en dependencia oficial, para-oficial, comercial
o estratégica, a estimar, estudiar, prever o calcular, cuántos
peruanos, cuya vida ha transcurrido más fuera del país que dentro,
gustarían de volver y rendir en la tierra que los vio nacer mucho del
profesionalismo que aprendieron allende y aquende y también, de
repente, visitar lo que nunca vieron sino en la televisión y en
documentales de la belleza natural abundante en nuestros múltiples
parajes costeños, serranos y selváticos? El retorno de los "elefantes"
peruanos, no debe ser un sueño, sino una realidad que podría caminar
por dos avenidas de enorme utilidad a la patria.
La bidestilación de este camino, lejos de ser una quimera, es una
posibilidad a cuya forja debemos contribuir con imaginación
portentosa, pero también con el amparo de, por ejemplo, una Ley de
Repatriación de Profesionales. Todo peruano que hubiera estudiado en
universidad del Estado, tiene el deber de, en algún momento de su
vida, devolver a la nación lo que ella invirtió en su carrera
profesional. Más aún, estos peruanos, cuyo proyecto de vida, fue
satisfecho con creces y merced al limpio esfuerzo, en el exterior,
debieran dar clases en las universidades locales y ser condecorados
con preseas y diplomas que la nación les otorgará en reconocimiento a
su esfuerzo patriótico. Lo importante es que hagan uso de la
prerrogativa de cumplir con su cuota hacia el Perú. ¿No parece una
idea formidable la germinación de una corriente de regreso que
vigorice el cuerpo profesional del país?
Por otro lado, ¿a qué peruano, que sólo conoció el portento de nuestra
geografía a través de la televisión, el documental fílmico o la
revista especializada, no complacería visitar todo aquello que nunca
vio en la realidad? ¿Y que en los aeropuertos fueran recibidos por
chalanes y morochucos y el fondo instrumental y coral de conjuntos
musicales criollos y folclóricos que les den la bienvenida? El retorno
de los "elefantes" peruanos, por si alguien tiene duda cavilosa o
desilusión congénita, es –debe ser- una celebración y un reencuentro
de esos que recuerden que Perú es madre y no madrastra de sus hijos.
Con profesionales vueltos al país, enseñando sus habilidades y pagando
su deuda pedagógica; con turistas ávidos de viajar, nutriendo con ello
los circuitos aeronáuticos, la generación de negocios directos y
conexos; con dólares o euros honestos y bien empleados, la dinámica en
perspectiva puede impulsar un espectáculo pocas veces visto: la
reconquista del Perú por sus antiguos y acreditados habitantes otra
vez dentro de sus fronteras.
Al igual que los no residentes, los peruanos que visitan el país, lo
hacen en condiciones superiores de capacidad financiera porque
trabajaron en el exterior haciendo de sus vidas un apostolado lejos
del terruño. ¿Qué ocurre si su vuelta discurre por estos dos caminos,
inicialmente pergeñados?
Hay, sabemos, mentes amplias e instruidas y capaces de mejorar estas
humildes ideas con la savia y emulsión que su juventud y amor al Perú,
dan en el desempeño de sus cargos. No todo está podrido, aunque las
señales que así ocurre, sean más numerosas que lo contrario.
Evidenciemos, pues, en tareas al alimón y de gesta heroica que sí
tenemos cerebro y que nada debemos envidiar a otros porque aquí se nos
dieron los instrumentos, la geografía y riquezas naturales abundantes
para triunfar. ¿Y no son esos peruanos que lo hicieron fuera, quienes
puedan dar testimonio de aquello, una vez reintegrados al país? ¡Que
no es posible! ¡Falso! ¡Si puede soñarlo, puede hacerlo! Y esto más
que un sueño, es el prolegómeno de una gran migración. En buen
romance: el retorno de los "elefantes" peruanos.
¡Atentos a la historia; las tribunas aplauden lo que suena bien!
¡Ataquemos al poder; el gobierno lo tiene cualquiera!
¡Hay que romper el pacto infame y tácito de hablar a media voz!
¡Sólo el talento salvará al Perú!
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