Informe
Señal de
Alerta-Herbert Mujica Rojas
2-5-2023
¡Coimeros tienen miedo de firmar!
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El genial Pepo, a través de su personaje más
famoso, el pajarraco Condorito, narraba que a éste le habían pescado una noche
tomando algo que no era suyo. Y fue detenido ¡y a la cárcel!
En otra oportunidad, lo detuvieron, haciendo lo
mismo pero de día e igual fue puesto tras las rejas.
Ante el juez, el reincidente Condorito, tuvo una
ocurrencia divertida: “Su Señoría, me apresan de noche y de día, ¿puede, por lo
menos, decirme, cuándo puedo “trabajar” tranquilo?
La leyenda urbana, desde hace muchos años, ha
hecho correr la especie que los controles y mecanismos fiscalizadores del
Estado, inhiben a los funcionarios más altos de firmar contratos, convenios,
acuerdos, porque “después serán perseguidos”.
¿No debieran estar felices los grandes gerentes
que el control o fiscalización sea estrecho, directo, milimétrico? ¿No es esto
una parte sensible de la lucha contra la corrupción?
Un funcionario o ejecutivo en el aparato del
Estado, no sólo tiene el alto cargo para lucirlo sino para desempeñarlo en
beneficio de su mandante que es el pueblo que paga su sueldo, en virtud de lo
cual adquiere la obligación de trabajar y hacerlo correctamente.
¿Cuántos controles previos de precios,
comparaciones, equivalencias, estudio de productos, hay antes de cualquier
transacción?
O ¿cabe la posibilidad que cada una de estas
etapas tenga supervisores maliciosos que custodien sus propios intereses, para
robarle al Estado en cualquiera de los desarrollos de estas obras?
La lógica demoledora de un funcionario probo es
que no tiene nada que temer cuando aplica los controles y ¡precisamente! evita
el dispendio, la estafa o la usura de pandillas que se han hecho ricas con el
dinero público.
¿Qué miedo o temor debiera tener un funcionario
honrado?
Muy por el contrario. El cunda, pícaro,
sinverguenza, coimero profesional, en el aparato del Estado, es el que fabrica
los desabastecimientos por emergencia y entonces se compra de forma directa,
sin mayor supervisión y con pingues ganancias ilícitas.
Atribuir al ruido político la congoja, pena o
depresión de los altos funcionarios ¡para cumplir su deber!, es un facilismo
descarado.
¿Quiénes tienen interés en que NO se apliquen los
resguardos imprescindibles del dinero público?
Hemos tenido pandillas enteras dedicadas, a nivel
nacional e internacional, al delito en las megaconstrucciones de
infraestructura. ¿O no?
¿Cuántos ex presidentes han sido hallados con
vínculo criminal a esas firmas coimeras?
A excepción del pusilánime que se metió un balazo,
el resto de la nómina está enjuiciado y con serios cuestionamientos y prisión
efectiva o domiciliaria.
Otra cosa es que los juicios demoren años de años,
sea poco visible la acción correctora como para dejar a una sospechosa libre y
paseándose por el país con permiso judicial, no obstante los que se metieron en
honduras, pensaron obtusamente y apostaron mal, porque la justicia sí llegó a
ellos.
Las grandes mafias, esas que están en todos los
gobiernos con ministros y parlamentarios descarados, pero que trabajan para
ellas, dominan el panorama económico del Perú.
Los peces gordos también desarrollan ofensiva
cultural, ideológica y disolvente contra las acciones de control porque
simplemente ¡allí está el billete ilegal y copioso!
Entonces en prensa, radio y televisión escuchamos
a los profetas y gurúes que nos “advierten” contra el ruido político; a favor
de la inversión con “estabilidad tributaria” y lo único que vale, es cautelar
el beneficio de otros y no el del pueblo peruano.
Y es el pueblo peruano el que paga los sueldos de
estos quinta columnas a quienes no interesa, para nada, el beneficio de las
grandes obras para el pueblo.
Grandes engañifas como que hay miedo, deben ser
refutadas.
Si hay corrupción es porque hay corruptos experimentados
y porque soportamos que ésta haga flecos al Estado, con falsedades de supuestos
miedos a tomar al toro por las astas.
Nada más grato que hacer trizas las mentiras, las
sempiternas engañifas que son parte “indispensable” del diseño nacional.
Imposible concebir la historia patria sin estas pústulas a las que hay que aniquilar
del Perú.
Los coimeros son los que tienen miedo de firmar.
El ciudadano honrado, no.