Informe
Señal de Alerta-Herbert
Mujica Rojas
22-9-2024
Informe
Señal de Alerta-Herbert
Mujica Rojas
22-9-2024
¡Pensamos demasiado, hacemos poco!
https://senaldealerta.pe/pensamos-demasiado-hacemos-poco/#google_vignette
En el periodismo, casi nunca se dan las gracias. Se espera
que el hombre de prensa, entregue todo de sí, arriesgue el pescuezo y se
enfrente a los objetados o denunciados.
La misión fundamental es informar y hacerlo con apego a la
verdad y a la posibilidad obligatoria de demostrar cuanto se dice o se redacte.
Las matonadas, juicios penales o civiles, amenazas o
dicterios, los recepciona el periodista, como parte “natural” de su quehacer
cívico.
Nadie analiza mejor el instante supremo en que el agua,
(léase deudas), llega al cuello, que el náufrago que lucha por su vida y lanza
el consabido SOS -Save our Souls- que a veces nadie escucha. O a nadie importa.
Me corrijo: a la legión que espera la honra de sus facturas,
sí importa.
Que se sepa, es imposible cobrar una obligación, ahorcando
al deudor.
Quien espere una retahíla de mohínes y lamentaciones, se
equivoca, el buen humor, constante inseparable que nos lleva por los caminos de
Nuestra Señora la Vida, es fuego crepitante en toda creación humana y no voy a
declinarlo.
Infiérase entonces que soy rico en sonrisas y más bien de
bolsillos flacos. Dicho sea de paso, no por mi voluntad.
Hay empresas y amigos cuyos giros pueden ser muy largos o
modificables, y el eslabón no perdido pero sí débil, de esta cadena de
producción, es quien habla, que tiene por fuerza que ceñirse a quienes no pagan
a tiempo, con plazos que sólo ellos entienden o con prolongaciones -los
criollos puchos-, de nunca acabar.
Iniciativas. ¿Puede no ser alentable procurar el
establecimiento de un orgullo nacional, con miras de exhaustiva investigación
de la historia, para saber cómo pasó, qué hicieron sus protagonistas, de quiénes
las traiciones y por causa de qué Perú está como está?
A eso hemos definido la gran Enciclopedia de la Corrupción
que incluya autocrítica, exégesis despiadada para con nosotros mismos y para
entender cómo es que debemos caminar por alamedas más bien limpias y no en el
lodazal por el que transita Perú desde el mismísimo 28 de julio de 1821.
Somos un país con capacidad filosófica hondísima. Tenemos
dictámenes para todo, no hay títere que quede con cabeza luego de cualquier
suceso.
Pensamos demasiado, hacemos poco o, la más de las veces,
nada.
Capaces de elaborar edificios teóricos, los peruanos, con
palabras lindísimas, arribamos a las conclusiones más desopilantes pero de allí
no pasamos.
¿Acaso la corrupción no nos acompaña desde la conquista, el
virreinato, la colonia y toda la infausta historia republicana?
¿No hemos visto, hasta nuestros días, que ladrones y
delincuentes, se hacen parlamentarios y presidentes una, dos o más veces?
El reto es hacer y hacerlo en términos de inclusión de los
más y no de los menos.
Hasta hoy minorías mediocres, racistas y excluyentes,
lograron un país a su medida, con aleve renuncia a su patrimonio y con
escritura mañosa de su historia, de suerte que los traidores son héroes, calles
y avenidas con sus nombres.
La dinámica de procurar que Perú se dé su propia respuesta,
impulsa un cambio desde el espíritu hasta la vida práctica y eso comporta
conocer de nuestras flaquezas, pulverizarlas y hacer del país una nación digna,
libre, justa y culta.
He conversado con adalides de partidos políticos; he pergeñado
guiones para programas televisivos retadores y sobre temas que nadie trata
porque "no venden" y todos sonríen y me miran como a un loquito.
Intercambio emails con diplomáticos, empresarios, militares,
colegas, y sólo me contestan cuando algo es de su interés, es decir, si existe
la mínima posibilidad que su ego resalte con sus nombres y apellidos.
¿El país, la historia, el porvenir que nos debe victorias,
el sentido de pertenecer a un colectivo inmenso y con tradiciones? ¡Bah –dicen-
esas son pamplinas deleznables!
Algunos empresarios quedaron embelesados y prometieron con
voluntad entusiasta. Pero lo siguen pensando. Sus ojos brillaron en las
pláticas pero nada más.
En las alamedas del humor constructivo, leamos:
Si a usted le sobra gasolina y quiere deshacerse de un auto
que ya no quiere o no le gusta, no hesite en llamar.
Si su abultada cartera no necesita estar tan robusta, avise,
hay dietas de adelgazamiento.
Si tiene juegos de cartuchos para impresora, anótese en la
lista que le doy las características.
Si sabe que alguien requiere correcciones de sus textos o elaboración
de los mismos, en estilo y ortografía, avise.
Si tiene un libro o más para edición, haga lo propio y no
permita el nadir temprano y la marchitación injusta de quienes aún tienen que
trabajar.
Si quiere pasar un buen rato de humor con charla
entretenida, eso es gratis. ¡Qué más felicidad que una sinfonía locuaz y
cimentadora de amistad!
https://senaldealerta.pe/pensamos-demasiado-hacemos-poco/#google_vignette
En el periodismo, casi nunca se dan las gracias. Se espera
que el hombre de prensa, entregue todo de sí, arriesgue el pescuezo y se
enfrente a los objetados o denunciados.
La misión fundamental es informar y hacerlo con apego a la
verdad y a la posibilidad obligatoria de demostrar cuanto se dice o se redacte.
Las matonadas, juicios penales o civiles, amenazas o
dicterios, los recepciona el periodista, como parte “natural” de su quehacer
cívico.
Nadie analiza mejor el instante supremo en que el agua,
(léase deudas), llega al cuello, que el náufrago que lucha por su vida y lanza
el consabido SOS -Save our Souls- que a veces nadie escucha. O a nadie importa.
Me corrijo: a la legión que espera la honra de sus facturas,
sí importa.
Que se sepa, es imposible cobrar una obligación, ahorcando
al deudor.
Quien espere una retahíla de mohínes y lamentaciones, se
equivoca, el buen humor, constante inseparable que nos lleva por los caminos de
Nuestra Señora la Vida, es fuego crepitante en toda creación humana y no voy a
declinarlo.
Infiérase entonces que soy rico en sonrisas y más bien de
bolsillos flacos. Dicho sea de paso, no por mi voluntad.
Hay empresas y amigos cuyos giros pueden ser muy largos o
modificables, y el eslabón no perdido pero sí débil, de esta cadena de
producción, es quien habla, que tiene por fuerza que ceñirse a quienes no pagan
a tiempo, con plazos que sólo ellos entienden o con prolongaciones -los
criollos puchos-, de nunca acabar.
Iniciativas. ¿Puede no ser alentable procurar el
establecimiento de un orgullo nacional, con miras de exhaustiva investigación
de la historia, para saber cómo pasó, qué hicieron sus protagonistas, de quiénes
las traiciones y por causa de qué Perú está como está?
A eso hemos definido la gran Enciclopedia de la Corrupción
que incluya autocrítica, exégesis despiadada para con nosotros mismos y para
entender cómo es que debemos caminar por alamedas más bien limpias y no en el
lodazal por el que transita Perú desde el mismísimo 28 de julio de 1821.
Somos un país con capacidad filosófica hondísima. Tenemos
dictámenes para todo, no hay títere que quede con cabeza luego de cualquier
suceso.
Pensamos demasiado, hacemos poco o, la más de las veces,
nada.
Capaces de elaborar edificios teóricos, los peruanos, con
palabras lindísimas, arribamos a las conclusiones más desopilantes pero de allí
no pasamos.
¿Acaso la corrupción no nos acompaña desde la conquista, el
virreinato, la colonia y toda la infausta historia republicana?
¿No hemos visto, hasta nuestros días, que ladrones y
delincuentes, se hacen parlamentarios y presidentes una, dos o más veces?
El reto es hacer y hacerlo en términos de inclusión de los
más y no de los menos.
Hasta hoy minorías mediocres, racistas y excluyentes,
lograron un país a su medida, con aleve renuncia a su patrimonio y con
escritura mañosa de su historia, de suerte que los traidores son héroes, calles
y avenidas con sus nombres.
La dinámica de procurar que Perú se dé su propia respuesta,
impulsa un cambio desde el espíritu hasta la vida práctica y eso comporta
conocer de nuestras flaquezas, pulverizarlas y hacer del país una nación digna,
libre, justa y culta.
He conversado con adalides de partidos políticos; he pergeñado
guiones para programas televisivos retadores y sobre temas que nadie trata
porque "no venden" y todos sonríen y me miran como a un loquito.
Intercambio emails con diplomáticos, empresarios, militares,
colegas, y sólo me contestan cuando algo es de su interés, es decir, si existe
la mínima posibilidad que su ego resalte con sus nombres y apellidos.
¿El país, la historia, el porvenir que nos debe victorias,
el sentido de pertenecer a un colectivo inmenso y con tradiciones? ¡Bah –dicen-
esas son pamplinas deleznables!
Algunos empresarios quedaron embelesados y prometieron con
voluntad entusiasta. Pero lo siguen pensando. Sus ojos brillaron en las
pláticas pero nada más.
En las alamedas del humor constructivo, leamos:
Si a usted le sobra gasolina y quiere deshacerse de un auto
que ya no quiere o no le gusta, no hesite en llamar.
Si su abultada cartera no necesita estar tan robusta, avise,
hay dietas de adelgazamiento.
Si tiene juegos de cartuchos para impresora, anótese en la
lista que le doy las características.
Si sabe que alguien requiere correcciones de sus textos o elaboración
de los mismos, en estilo y ortografía, avise.
Si tiene un libro o más para edición, haga lo propio y no
permita el nadir temprano y la marchitación injusta de quienes aún tienen que
trabajar.
Si quiere pasar un buen rato de humor con charla
entretenida, eso es gratis. ¡Qué más felicidad que una sinfonía locuaz y
cimentadora de amistad!