por Herbert Mujica Rojas
29-9-2008
¡Megahospital en Tacna!
Si declináramos, con visión de hombres de Estado, la algarada
episódica y nos alzáramos sobre una visión geopolítica y merced a la
información reciente, planéaramos un elemento adicional a la
complementariedad con Chile, la vecindad con Bolivia y, sobre todo, a
una regia atención de salud integral para todo el sur peruano,
entonces la nación, el Estado, el gobierno central y el regional,
debían de construir el Megahospital en Tacna con capacidad de atender
los requerimientos de miles de connacionales y visitantes cuyos
dólares y gastos afincan en la región, fortaleciendo una cultura de
paz, un edificio de futuro, una sociedad libre, justa y culta.
Si usamos imaginariamente un compás y la punta se presiona en un mapa
justo donde está Tacna y la otra punta busca identificar el radio de
su influencia, veremos que es un sitio extraordinario y sobre el cual
el Estado debía planear como meta imprescindible, de valor geopolítico
y de salud indubitables, el levantamiento de un megahospital, núcleo
completo para el tratamiento multidisciplinario de enfermedades para
toda la zona, siendo la única condición el presentarse y sufragar los
costos que franqueen ese servicio.
El alcalde tacneño Luis Torres Robledo informó a la Agencia Andina
que: "Más de cien millones de dólares gastan al año los ciudadanos
chilenos al utilizar los servicios médicos de esta localidad, comprar
ropa peruana y satisfacer otros requerimientos". Dice además que "los
más de tres mil ciudadanos chilenos que arriban directamente a Tacna
gastan en promedio por día cien dólares". Comentó que los ciudadanos
del sur "consideran los servicios médicos brindados en Tacna como más
económicos y de mejor calidad que los que se ofrecen en su país".
Si esto es exacto, los números no mienten, entonces estamos frente a
un asunto cuyo reto nos abofetea irremisiblemente: ¿cómo es que hasta
ahora no se ha construido el megahospital en Tacna, tan o más grande
que cualquiera de los existentes en alguna otra parte del Perú? Para
hacerlo atractivo hay que formar la sociedad de gestión con los mismos
médicos o centros asistenciales privados y públicos que quieran
participar en el gran proyecto y hacerlo realidad en el próximo
lustro. ¡No interesa, para nada, quien tenga el gobierno, hay que
hacer la obra porque va a pesar no hacerlo! Amén que si las
demostraciones actuales subrayan que el nivel de la práctica medicinal
y de salud es superior en Perú y aceptable para los que vienen de
Chile, entonces ¿por causa de qué no extenderla con genialidad
previsora hacia los bolivianos y, sobre todo, a los compatricios de
medio Perú en la zona sur? Nada se opone a esta gran idea.
Para que aquello se convierta en realidad, el proyecto debe ser
multipartidario o por encima de los partidos que no entienden ni han
demostrado la más mínima capacidad de análisis geopolítico frente a la
ríspida como tradicional difícil vecindad con Chile. La grita vulgar y
plazoletera NO puede comprometer el designio geopolítico de
construcción de la complementariedad que así como recibe tiene que
dar. Y la salud es un punto sensible.
¿Qué hacemos con tantos médicos mal pagados o viviendo en la búsqueda
de contratos mediocres en la capital? ¡Que se vayan a Tacna a seguir
siendo galenos pero ejerciendo la sociedad y participación en un
proyecto patriótico de amplísimas y hasta insospechadas repercusiones
en los próximos 50 ó 100 años! Las grandes ideas no perecen por el
miedo a la grita disociadora y mucho menos hay que olvidar que la
mentalidad nacional atribuye siempre locura a los credos del mañana.
¿Qué esperan los del gobierno regional de Tacna? Importa poco quién
les sople la pluma. Básico es entender, asimilar, mascullar y ponerse
como deber irrecusable, instalar en el imaginario político,
geopolítico y cotidiano, en el habitante tacneño, que esta posibilidad
podría sacarle de su aislamiento huérfano de puerto y, en cambio,
constituirle en villa de reposo, lugar de concentración médica y de
investigación trinacional. ¿Qué mejor monumento dinámico, sinérgico,
para la paz?
¿Habría alguien que se oponga? Bueno es subrayar que la iniciativa,
gestión, operatividad, supervisión son desde el Perú hacia allende y
aquende los que quieran gozar de esos servicios y que deben ser
decenas de miles mal atendidos o insuficientemente satisfechos en sus
lugares de origen. Por tanto, un ejercicio audaz de proyección y
construcción de la patria, puede y debe tener en Tacna uno de los
jalones más formidables que haya tenido la historia completa del Perú.
¿Quién se atreve a decir lo contrario?
¡Atentos a la historia, las tribunas aplauden lo que suena bien!
¡Ataquemos al poder, el gobierno lo tiene cualquiera!
¡Rompamos el pacto infame y tácito de hablar a media voz!
¡Sólo el talento salvará al Perú!
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