Monday, May 10, 2010

“La dirigencia del Apra actúa como una mafia”

Jesús Guzmán Gallardo, ex secretario general del Apra

"La dirigencia del Apra actúa como una mafia"

 

El Apra se ha hundido en una profunda crisis por las denuncias de corrupción contra Jorge del Castillo y Omar Quesada, sus dos secretarios generales que se han visto obligados a dejar sus cargos. Jesús Guzmán Gallardo, ex secretario general colegiado del Apra y ex diputado, hace una crítica descarnada de lo que está pasando en el Partido Aprista y de la conducta de sus dirigentes, y cuestiona severamente la gestión presidencial de Alan García, a quien acusa de ser un traidor al aprismo.

¿Esta es la peor crisis del Partido Aprista desde el cisma de 1980?
Esta es la peor crisis de toda la historia del Apra. La crisis de 1980 tuvo una connotación ideológica y se superó inmediatamente, la de ahora es una crisis ideológica, porque han querido tergiversar la doctrina del partido, pero también moral, lo que significa que la enfermedad de la corrupción ya ha hecho metástasis en el partido. Este componente moral de la crisis actual termina con los últimos resquicios de lo que fue la mística del partido y lo va a terminar por destruir.

¿La situación es tan grave como para hablar de una crisis terminal?
Sí, el Apra marcha hacia su destrucción. Esta crisis va a terminar con el partido si es que no se produce una revolución interna que lleve a una renovación total de la dirigencia. Una renovación real, no como esa renovación que anunciaban los "cuarentones" con esa huachafería de membrete que se pusieron. Si se mantienen estos dirigentes y esta situación, el Apra va camino a su extinción.

¿La salida de Jorge del Castillo y de Omar Quesada de la secretaría general no contribuye para que el Apra comience a superar esta crisis?
No. Mientras sus amigos sigan en la dirección del partido, la salida de ambos de la secretaria general es una farsa. Los miembros del Comité Ejecutivo Nacional del Apra tienen que asumir su responsabilidad histórica por actuar como una mafia…

¿El Apra se ha convertido en una mafia?
No, no, yo no digo el Apra, me refiero a la actual dirigencia del Apra, que es una mafia que se cubre como se cubren los mafiosos.

¿Jorge del Castillo y Omar Quesada deberían ser expulsados del Apra?
Sí, deberían ser expulsados. Y no solamente ellos, si no todos los que son sospechosos de actos de corrupción. No hay que esperar lo que diga el Poder Judicial, en el cual no hay confianza. Con Haya de la Torre el partido no habría mantenido a dirigentes cuestionados moralmente, no solamente de ahora, sino de hace tiempo, como Del Castillo y Quesada. Si Haya de la Torre estuviera vivo, alguien como Jorge del Castillo jamás habría tenido presencia en la vida del partido…

¿Por qué?
Porque moralmente está cuestionado desde que era alcalde y por su estilo de hacer política, que solamente busca provecho personal. Yo he estado al lado de Haya de la Torre y tengo la autoridad para decir eso. Ni Jorge del Castillo ni Omar Quesada tienen catadura moral para representar al partido.

¿La corrupción que sacude a la dirigencia del Apra llega hasta Alan García?
Yo diría que sí. Hay que ser no solo ingenuo, sino intonso en política, para creer que Alan García no sabía nada de lo que hacían sus ministros y altos funcionarios.

¿Alan García es el principal responsable de esta grave crisis del Apra?
Sin duda, él es el mayor responsable. Desde 1983, cuando Alan García asumió la secretaría general, se ha impuesto en el partido una escuela que ha cambiado la forma de pensar de los militantes apristas, que ahora ya no piensan en la lucha política, sino solamente en el dinero. La actual militancia aprista es oportunista, sin trascendencia, quiere beneficiarse del poder. Alan García inauguró en el partido esa escuela alejada de principios y valores, que ve la política no como un afán de transformar las cosas en beneficio de los trabajadores y de los pobres, sino como la forma de resolver sus problemas personales, que puede pasar por arreglar su situación económica o por su afán de gloria, o ambos. Digo esto con la indignación y el sufrimiento de los apristas decentes.

La imagen del Apra está asociada a la corrupción, no a la decencia.
Lamentablemente, tengo que aceptar que en estos momentos eso es verdad. Por culpa de los dirigentes del partido, los apristas estamos estigmatizados como corruptos. Decir lo contrario es mentirse a uno mismo. El gran cambio que necesita el partido comienza reconociendo que esa es la realidad.

¿Qué propone el grupo "Por el Rescate del Aprismo", que usted encabeza, para cambiar el Apra?
Esta es una crisis estructural, que ha tomado el corazón del partido. El partido no se puede recomponer con la actual dirigencia. Nosotros no reconocemos a este Comité Ejecutivo Nacional. Queremos cambiar la situación del Apra de raíz, cambiar a toda esta gente que ahora dirige el partido. Proponemos un congreso extraordinario, pero de abajo hacia arriba, no con comisiones organizadoras nombradas desde Palacio de Gobierno, ni por las actuales autoridades del partido. Nuestra lucha es ideológica y moral. Yo me sujeto a las ideas del aprismo auroral. Los jóvenes que están limpios, que no han pasado por las prebendas, que no ven como máxima aspiración de la política resolver sus problemas personales, son los que deben tomar el control del partido. Todavía mantengo esa esperanza. Confío en que la toma de conciencia de los militantes apristas sobre la crisis del partido se traduzca en una rebelión interna de las bases contra la actual dirigencia. Esa es la única forma de rescatar y reconstruir al partido…

Pero usted ha dicho que la militancia actual del Apra es oportunista y que busca beneficiarse del poder. ¿En qué bases confía para reconstruir el Apra?
Con las bases de esa escuela que solamente busca el beneficio propio no se puede hacer nada, pero sí con las bases del auténtico aprismo. Hay muchos compañeros decepcionados con lo que está pasando, pero su voz todavía no prevalece. Recuerdo la frase de José Martí: "Mis bueyes están enfermos, pero con estos bueyes tengo que arar y araré". La lucha hay que darla aunque no se tenga el mejor ejército. El día que pierda la confianza en las bases apristas dejaré de luchar.

¿Cree que el Apra se pueda recuperar del descrédito moral en el que ha caído?
Recuperar al Apra del descrédito que ahora sufre y reconstruir el partido es una tarea difícil que va a tomar un tiempo largo, pero creo que la lucha no está perdida y tengo la esperanza que esa recuperación se pueda lograr.

¿Qué sentimientos le despierta la actual dirigencia del Partido Aprista?
Haber conocido a dirigentes apristas como Carlos Manuel Cox, Luis Heysen o Manuel Seoane, me hace sentir repugnancia de los actuales dirigentes del Apra. Yo he sido diputado y siento vergüenza ajena por la actual Célula Parlamentaria Aprista.

A Luis Alberto Salgado lo expulsaron del Apra por criticar al gobierno y a la dirigencia aprista. ¿No le preocupa que a usted le pase lo mismo?
Que me expulsen sería una condecoración. A ver, qué lo hagan. Si me expulsan, yo no pediría mi reincorporación. A Al Capone no le voy a pedir que me dé un certificado de buena conducta. ¡Por favor! He recibido amenazas por criticar al gobierno y a la dirigencia del Apra, pero no me van a callar con amenazas. Aunque me toquen una fibra muy sensible no me van a detener. Yo sé que decir lo que estoy diciendo me va a causar problemas, pero no tengo miedo.


"Una vez Alan García me dijo que ser honesto no es importante"

Usted denuncia la corrupción del actual gobierno aprista, pero fue funcionario del primer gobierno del Alan García, en el que hubo una corrupción extendida…
Pero, por favor, hay funcionarios y funcionarios. Yo no llegué a los puestos que tuve porque era amigo de Alan García, lo hice porque tenía una trayectoria. En ese gobierno todavía había resquicios de moralidad, porque había hombres como David Tejada, que fue un ministro de Salud intachable, y a quien el ciudadano Carlos Vallejos no le llega ni a los talones. Yo no tuve ninguna acusación, ningún juicio por los cargos que ocupé. Nadie me puede acusar de algo irregular. Cuando era presidente de la Compañía Peruana de Teléfonos, el gobierno quería que la quebrara para venderla, pero yo la dejé con las cuentas en azul. Después que yo salí, Oswaldo Morán, que fue ministro de Transportes y que formó parte de la comisión organizadora del último congreso aprista, fue el responsable de la más grande estafa al facilitar la entrega de la empresa a Carrillo Smith, que tenía una trayectoria nefasta. No tengo nada de que avergonzarme de mi trabajo en ese gobierno.

¿No le faltó levantar más la voz en ese momento contra la corrupción?
Silencio nunca tuve, lo que tuve fue una esperanza orgánica de que el partido se curara en salud, pero eso no se produjo. Yo fui testigo de la corrupción y del desgobierno que hubo, y pedí una comisión en el partido para investigar la corrupción y que se separara del partido a todos los que habían estado incluidos en escándalos de robos. Pero nunca se hizo una autocrítica del (primer) gobierno de Alan García porque en el partido faltó coraje y honestidad para hacerla. Fue un error del partido haber defendido a García después de ese (primer) gobierno.

¿Cuándo García era presidente en ese primer gobierno y usted funcionario público, habló con él de la corrupción que había?
Sí, lo hice, y esa vez Alan García me dijo que ser honesto no era algo importante. En ese momento tuve clara mi decepción, pero todavía tenía la esperanza orgánica de que el partido cambie. Yo me opuse a que Alan García sea elegido secretario general en 1992, porque él quería ese cargo para blindarse de las acusaciones en su contra. A mí me comienzan a marginar del partido y a desconocer mis derechos partidarios desde que en 1990 pedí que se investigue la corrupción del gobierno de Alan García.


"Alan García ha traicionado ideológica y moralmente al Apra"

Usted ha acusado a Alan García de haber traicionado al Apra. ¿Su traición es ideológica o moral?
Alan García ha traicionado ideológica y moralmente al Apra. Si alguna vez Alan García fue realmente aprista, ya dejó de serlo. El proceso de desmantelamiento del partido se inició en 1983 con la llegada de Alan García a la secretaria general y en este gobierno se ha consumado su traición. Con audacia y porque los apristas le dejamos el campo abierto, y ahí yo acepto una autocrítica, Alan García se ha apoderado del partido. El Apra de ahora ya no es el partido de Haya de la Torre, es el partido de Alan García.

¿Y cómo es el partido de Alan García?
En un partido al servicio de una persona y de sus intereses. Es una versión nueva de ese caudillismo que tanto daño le ha hecho a la República. ¿Usted cree que después de haber conocido a Haya de la Torre, puedo creer en Alan García? Jamás. Pero no hay mal que dure cien años ni cuerpo que lo resista.

¿Cuál es la mayor traición del gobierno de García al pensamiento aprista?
Alan García gobierna subastando al país, vendiendo los puertos, negándole derechos laborales a los trabajadores. Eso es traición a los principios apristas. Criminalizar la protesta social es una traición, porque eso no estaba escrito en nuestro ideario. Lo ocurrido en Bagua es la expresión típica de una dictadura, de una tiranía fascista. Como aprista siento indignación y rechazo por lo que hace este gobierno.

¿Cómo definiría en pocas palabras al gobierno de García?
Como derechista, entreguista, inmoral y autoritario.

¿Qué opción electoral le ve al Apra?
No le veo ninguna posibilidad. El Partido Aprista está destrozado, sin capacidad de lucha, sin ánimo, sin moral para ir a un proceso electoral. Como decía Sun Tzu: "Si no hay moral no hay batalla". Creo que el Apra debería tener un candidato aprista verdadero que comience a lavarle la cara al partido.

¿Y quién puede ser ese candidato?
Pueden ser Luis Alberto Salgado, David Tejada, Enrique Cox, que es hijo de Carlos Manuel Cox, o Lucho Negreiros, que es el único congresista aprista que defiende a los trabajadores y que critica al gobierno. Pero seguramente ninguno de ellos será candidato en estas elecciones.

¿A García le ve alguna opción de regresar a la presidencia el 2016?
Si quiere volver a ser candidato, que sea candidato de la derecha pero no del Partido Aprista. Más de uno estaremos ahí para impedir que gane.


Entrevista
Carlos Noriega

“Explicación” claudicante

Señal de Alerta

por Herbert Mujica Rojas

10-5-2010

 

"Explicación" claudicante

http://www.voltairenet.org/article165339.html

 

Ha dicho varias veces, el ex primer ministro Jorge del Castillo, que fue en reiteradas ocasiones a reunirse con el dominicano Canaán para promover la inversión en Perú. ¿Es ésa la tarea de un jefe de gabinete? ¿para qué están los organismos ad hoc del Estado? Un primer ministro es un elemento episódico, casi siempre olvidable, normalmente un dechado de mediocridad y un fusible que se quema por la propia salubridad del sistema. Es mucho el tiempo pasado desde el descubrimiento del escándalo de los "petroaudios" y el señor de marras sólo ha podido enhebrar el leit motiv que más bien parece una confesión a la que, por razones ignotas, la prensa no parece otorgarle la importancia que sí posee.

 

El primer ministro representa, o debiera hacerlo, al partido de gobierno. Es una premisa innegable que esto no se cumplió en tiempos de del Castillo y hoy  de Velásquez. Uno y otro forman parte de una maquinaria personalísima, íntima, ligada indisolublemente al jefe de Estado, Alan García Pérez. Si uno de ellos saca los pies del plato se auto-liquida y si es con escándalo, mucho mejor. Divorciar a del Castillo de Alan García Pérez, sus voliciones y entusiasmos, claudicaciones y traiciones a la ideología aprista, puede constituir una peligrosa forma de "analizar" la realidad, sobre todo, al constatarse que ninguno de ellos actuó por sí solo o por inteligencia individual.

 

Escribió Haya de la Torre, a quien, por cierto, jamás ha leído del Castillo y sobre quien no tuvo y no posee ni la más mínima referencia de alguna clase, que había que tratar con el imperialismo y que el asunto clave era en cómo hacerlo. Y para eso planteaba el fortalecimiento de una herramienta política, el Estado Antimperialista con una cámara política y otra económica y vía la conformación de frentes únicos de trabajadores manuales e intelectuales que promoviesen y amalgamasen el desarrollo social en la lucha contra la influencia nociva de los capitales. Jamás se le ocurrió a Víctor Raúl siquiera el asomo de iniciativas personales en pro de inversiones que ¡jamás! llegan gratis o solas sin condiciones casi siempre leoninas. Por tanto, el trato con el capital era desde el Estado y con un gobierno con metas claras y exégesis transparente de cómo y por causa de qué se hacía cada paso.

 

¿Ha sucedido eso en el presente gobierno? Lo dicho por del Castillo confirma que no ha sido así. La tangentes escogida caminó por terrenos vedados, vergonzosos, repugnantes. ¿Cuándo se ha visto continuas visitas de primeros ministros a empresarios en sus hoteles particulares? El Estado tiene oficinas y procedimientos. ¿Puede una persona, en forma individual, con su sola presencia "alentar" inversiones? Es probable que en intención exclusiva y sólo para provecho personal o de facción que sí, pero está negada la chance que lo hiciera en beneficio del Estado peruano.

 

Los indicios razonables que muestran enriquecimiento en el sujeto de marras son inocultables: casas, patrimonio múltiple y en diversos rubros y sus declaraciones juradas de ingresos son más bien modestas. Cualquier palurdo especialista en contaduría puede preguntarse: ¿con qué efectivo compró todo eso si sus emolumentos son la décima parte de su riqueza? Nada de esto ha podido aclarar en términos simples, fehacientes, diáfanos y comprobables del Castillo.

 

¿A qué se debió la terquedad de permanecer en la secretaría general de un partido cuyo congreso elector estuvo plagado de irregularidades, faltas disciplinarias y abundante en demostraciones aberrantes de cómo se maneja a una manada de anuentes sin mayor criterio o formación política o histórica? Las respuestas pueden ser muchas, una de ellas pasa por el no querer abandonar las ubres que dan contable y avituallan los placeres hedonistas que al pobre diablo hipnotizan e idiotizan. Así de simple.

 

Hay un castellano político que abusa del circunloquio, remeda las peores cantinfladas y maquilla las realidades que envilecen a los pueblos y los tornan entelequias y zombies. Ese es el idioma que en Perú se usa y del cual se abusa con insistencia rayana en la locura. No se llama al ladrón, ladrón; ni al sinverguenza, descarado. Decía, decenios atrás, ese prócer civil que fue don Manuel González Prada: "tomar a lo serio cosas del Perú".

 

La claudicante "explicación" de del Castillo es más bien su confesión o su interpretación de cómo entendió él su trabajo en el premierato. A todas luces su esquema resiente de trabazón con la doctrina antimperialista que forjó el fundador Haya de la Torre. Y si se habla de ética, entre otras, la mejor lección de honestidad que dio Víctor Raúl fue la de ser un hombre pobre y honesto hasta en sus yerros. Cuando ocupó el único cargo público que tuvo en 83 años, presidente de la Asamblea Constituyente, 1978-79, cobró un sol mensual. La diferencia es patética, acusatoria, recriminante con los angurrientos de hoy que brillan en la miasma de su inocultable mediocridad deshonesta.

 

¡Atentos a la historia, las tribunas aplauden lo que suena bien!

 

¡Ataquemos al poder, el gobierno lo tiene cualquiera!

 

¡Rompamos el pacto infame y tácito de hablar a media voz!

 

¡Sólo el talento salvará al Perú!

 

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