Señal de Alerta
por Herbert Mujica Rojas
24-11-2005
Congreso: ¡embragues al por mayor!*
Sería injusto no dejar de
reconocer que este es uno de los peores Congresos de que pueda avergonzarse la
historia nacional. Con rarísimas excepciones decentes y sinceras, hay
chamulladores baratos, mitómanos feraces, mentecatos profesionales, logreras con
bonitas piernas y escaso cerebro, en síntesis una colección inenvidiable para cualquier
pueblo. Se asemejan al dispositivo mecánico de los autos, el embrague, porque
¡primero meten la pata y después hacen el cambio! Ahora dicen que ya no van a
ser varios miles de dólares los que se embolsicarán como indemnización y otras
majaderías, sino mucho menos. Si aquí existiese la justicia, los parlamentarios
debían de pagar en lugar de cobrar.
El prócer civil, Manuel
González Prada, en pluma imbatible, les ha retratado con la ferocidad que no
mellan los años en dos artículos que hemos tenido el placer inefable de
reproducir ayer y hoy: Nuestros legisladores y Los
honorables de Horas de Lucha y Bajo
el oprobio, respectivamente. Es hasta inminente que muchos legisladores,
por vez primera, en virginal encuentro, hayan recién tomado conocimiento que
existió González Prada.
Años atrás, desde
Liberación, me permití algunas recensiones de estos mismos textos de González
Prada y agregué algo de mi cosecha. Mi tesis era quemar el Congreso
pero…………….¡con todos los parlamentarios adentro! Entonces una rechoncha
fujimorista estridente y locuaz exigió que sus asesores averiguaran quién era
“ese tal González Prada” para “aplicarle la ley”. La muy bestia hasta despidió
a dos “asesores” porque no le pudieron hacer entender que don Manuel hacía rato
que ya no estaba entre nosotros. Lo cual demuestra, para consuelo pírrico de
los actuales, que la insolente ignorancia no es patrimonio exclusivo del
presente Parlamento.
Para un observador simple,
el tráfago diario de cinco años, acaso habría enseñado al Congreso a tomar la
temperatura popular. De repente hasta a calibrar las furias ciudadanas que
odian al Parlamento por considerarlo un establo ineficiente, caro, soso y de
nivel abisal y de alcantarilla. Pero, por desgracia no ha sido así. Y es cuasi
imposible que a los pocos meses que faltan para que se larguen, esto ocurra.
Para colmo de males, ahora tienen que recular de los US$ 30 mil iniciales a
otra suma que siempre seguirá siendo una afrenta al pueblo que trabaja de sol a
sol y por apenas ¡en 30 días! S/ 450 (algo así como US$ 120). ¡Qué desigualdad
tan cruel y qué perfidia la de algunos!
Un par de imbéciles
químicamente puras, ha dicho que “si la gente supiera el trabajo que tiene el
parlamentario” y la otra que “trasladará en cuatro camiones los papeles que ha
acumulado una vez que se vaya”. ¿No sería más adecuado el uso de un bozal? ¿Y
qué hay de ese parlamentario por Junín que habla hasta de la vida sexual de las
amebas en Marte? ¿No se le ve pronunciando idioteces a cada momento? Pseudo
catón, favorecedor de empleados fantasmas, sólo porque tuvo la solidaridad de
sus colegas, no significa que no le despreciemos menos. Da pavor tener que
confesar que a veces los legiferantes en lugar de aplausos, merecen
escupitajos.
¡Este es el Congreso que
tenemos y a menos que ocurra algo fuera de serie, así seguirá el asunto hasta
julio del 2006! ¿Cómo elevar el nivel de esta institución? Los títulos
universitarios o los doctorados no hacen ninguna diferencia. Sabemos de
delincuentes que poseen ambas calificaciones y usan cuello y corbata y roban
con descaro de generación en generación y en nombre de la globalización o de
las famosas consultorías. Persiste, pues, la interrogante: ¿y de qué modo
insuflamos decencia con ciencia al Congreso? Ciertamente, del actual ya no se
puede esperar nada.
¡Atentos a la historia;
las tribunas aplauden lo que suena bien!
¡Ataquemos al poder; el
gobierno lo tiene cualquiera!
¡Rompamos el pacto infame
y tácito de hablar a media voz!
……………………………..
*Publicado originalmente
en la Red Voltaire el 24-11-2005 http://www.voltairenet.org/article131578.html