por Herbert Mujica Rojas
14-7-2009
Perú: ¡esos bulliciosos silencios!
http://www.voltairenet.org/article161043.html
El silencio respira paz pero también quietud boba o cómplice. La bulla
es la carencia de armonía, el disparate sin ton ni son, la algarada,
la turbamulta. ¿Cómo en un país como el nuestro, y con muy notorias
excepciones, frente al robo masivo, descarado, monrero de que es
objeto el pueblo peruano al que se despoja de su historia y de su
recuerdo, las patotas intelectuales, diplomáticas, políticas,
militares, periodísticas, historicistas y de toda laya, conservan un
parsimonioso y sinfónico cuanto que bullicioso silencio? ¿por causa de
qué o a cambio de qué y de cuánto, no dicen nada ni protestan al
compás de tantas acciones perversas contra la memoria colectiva de la
Nación? Los extremos se juntan y se produce la extraña química del
matrimonio aberrante de la bulla con el silencio.
No bastan los pretextos o las coberturas que apelan a, por ejemplo,
los derechos humanos, para mostrar alguna militancia, es
imprescindible protestar cuando hay que hacerlo. Entonces ¿qué
explicación hay con dos temas espinosos y justo en momentos delicados
en que el Estado peruano mantiene una situación de conflicto jurídico
con Chile en la Corte Internacional de Justicia de La Haya por
delimitación marítima? ¿qué estirpe pueden mostrar nuestros
diplomáticos o qué raza tienen?
Lustros hace que se permite la alteración de los términos en que Perú
y Chile, ningún otro país, sellaron el Tratado de Lima del 3 de junio
de 1929 con su inseparable Protocolo Complementario y Perú conservó
soberanía restringida sobre Arica y servidumbres y derechos en esas
zonas cuyo cumplimiento aún está pendiente. Una taifa grotesca
pretendió en noviembre de 1999, y siguiendo el rumbo que más convenía
al país austral, sostener que se había concluido con el asunto
pendiente. Y hasta el traidorzuelo Fabián Novak Talavera, premiado por
Chile por "negociar" por Perú, escribió un libro en que narra esa
crónica con esos supuestos logros, texto que se exige, según informes
extraoficiales, como manual universitario obligatorio. ¿Alguno de
esos, Trazgenies, Valdez, Pardo, puede explicar por causa de qué no se
incluyó el tema de la delimitación marítima?
Desde hace pocas semanas en campaña intensa pero sibilina, algunos
diarios limeños consignan que si Chile decide "ceder" un corredor por
el norte de Arica a Bolivia entonces Perú tendría que ser
"consultado", asunto que denota ignorancia grotesca cuanto que
violadora del espíritu y letra expresa del Tratado de 1929. Por
supuesto hasta el mismo canciller Jose García Belaunde, que pareciera
haber seguido un curso on line sobre límites, incurre en el nefando
yerro. Y lo que es peor: sin que periódico, medio de comunicación,
Cancillería, gobierno, Establo o alguien, salvo humildísima excepción,
le enmiende la plana por embustero y por conspirar contra los
intereses consagrados en tratados internacionales del Perú. ¡Ni qué
decir de los partidos políticos cuyas dirigencias parecen
enorgullecerse de estar castrados en el conocimiento de la materia!
No sólo eso. Cuando el embajador Allan Wagner Tizón, asumió la cartera
de Defensa olvidó la celebración de fechas célebres que conmemoran
hechos de armas, algunos victoriosos, ocurridos durante la guerra de
rapiña de Chile contra Perú entre 1879-1883. Lo que parecía contumaz
ignorancia revelóse como consigna adrede durante la cartera de Defensa
cuando Antero Flores Aráoz. Y estos días en que sí se recordó
Marcavalle-Pucará-Concepción, Huamachuco, San Pablo, desde abajo y
desde dentro, y otros encuentros, el gobierno brilló por su ausencia
vergonzosa, pusilánime, tenebrosamente cobarde. Por cierto los que no
dijeron nada fueron los de costumbre, tan eximios para hablar de
naderías pero no de abordar el duro examen de un país que navega en la
nebulosa y que ni se atreve a cuestionar el modelo exportador primario
de materias primas o regalador contumaz de su patrimonio.
Y el Partido de gobierno se infectó del virus amnésico porque no
celebró el 7 de julio la efemérides del alzamiento armado popular y
revolucionario de Trujillo en 1932 y que le costó a esa generación
fundadora un durísimo bautizo en sangre y dolor. Nótase pues que la
tara torna epidémica porque ¡a como dé lugar! hay que borrar la
memoria histórica del pueblo peruano y fingir que aquí no ocurrió
cuanto se sabe y ha sido imposible borrar en abusos, exacciones,
crímenes, masacres y toda clase de desmanes.
Si hay algo que no puede ni debe, so riesgo de perder su único ADN
social cualquier pueblo, es olvidar su historia, condición única de
supervivencia como entidad digna y libre.
Leamos qué escribió Alfonso Benavides Correa, en Una Difícil Vecindad,
p. 218: "Para recusar tan aberrante acuerdo bastaría meditar sobre la
lección que dio José de la Riva Aguero cuando afirmó con rotundidad
que "la historia, ministerio grave y civil, examen de conciencia de
las épocas y los pueblos, es escuela de seriedad y buen juicio pero
también, y esencialmente, estímulo del deber y el heroísmo,
ennoblecedora del alma, fuente y raíz del amor patrio", atendiendo a
que el patriotismo se alimenta y vive de la historia, a que la palabra
patria viene de padres y, por ello mismo, que "sobre el altar de la
patria y bajo su gallarda llama hecha de ruegos y de inmolaciones, de
valor y de plegarias, deben existir siempre, como en la ritualidad
litúrgica católica, los huesos de sus predecesores y las reliquias de
sus mártires" (La historia en el Perú, José de la Riva Aguero, Lima,
1910, p. 548).
¿Qué intelectual, periodista, diplomático, líder político, puede
plantear lo contrario?
¡Atentos a la historia, las tribunas aplauden lo que suena bien!
¡Ataquemos al poder, el gobierno lo tiene cualquiera!
¡Rompamos el pacto infame y tácito de hablar a media voz!
¡Sólo el talento salvará al Perú!
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