Wednesday, April 27, 2016

OSITRAN: ¡todo está patas arriba!

Señal de Alerta
por Herbert Mujica Rojas
27-4-2016

OSITRAN: ¡todo está patas arriba!

Hace pocos meses dimos cuenta del despido, por una supuesta falta grave, de Raúl Pezo Bollet, ex integrante del área de Tesorería. Para hacerlo, OSITRAN, conformó una Comisión Sancionadora en el proceso administrativo a seguir. Esta Comisión estuvo presidida por la abogada Milagros Vanessa Juárez Morales, de la Gerencia de Asesoría Legal, a cargo del inefable abogado Jean Paul Calle Casusol, a la sazón, denunciado penalmente por el pago de Dietas no justificadas a los integrantes de los Cuerpos Colegiados.

Luego de las investigaciones realizadas, la Comisión presidida por la abogada Juárez Morales determinó el despido de Pezo Bollet, quien ante la injusta medida, apeló ante SERVIR. Entidad que, una vez más, le enmendó la plana al regulador. La 2ª. Sala determinó que en el proceso administrativo se habían cometido diversas infracciones que afectaban los derechos de Pezo Bollet. Así que dispuso que sea reincorporado y se le siguiera un nuevo proceso disciplinario.

OSITRAN, en lo que ya viene siendo una particular interpretación de lo que es otorgar licencia con goce remunerativo, tema que ya debería de evaluar OCI, mandó a su casa a Pezo durante todo lo que duró el proceso. Es decir, más o menos tres meses de cobrar sin trabajar. Al final, como era de esperarse, Raúl Pezo volvió a ser despedido y deberá seguir la misma ruta, para su seguro retorno.

Nepotismo

Pero, siendo ya grave lo ocurrido, lo es más cuando nos enteramos que uno de los integrantes de la 2ª. Sala que evaluó el caso, y determinó las falencias en el proceso, es el abogado Rolando Salvatierra Combina, esposo de la presidenta de la Comisión de OSITRAN, la también abogado Juárez Morales. Es decir, ni con esta pequeña/gran vara (que debió abstenerse de participar) pudieron ganar los abogados del regulador.  

Denunciados penalmente

¿Hasta dónde puede llegar la indiferencia de la administración por sus trabajadores, que los expone a denuncias penales por incumplimiento de la Ley de Transparencia, haciendo que se nieguen a entregar documentos que debieran estar colgados en la web institucional o ser de fácil acceso al público interesado en obtenerlos?

Esto no ocurrió con las solicitudes de documentación que efectuaron los ciudadanos Juan Miguel Guerrero Orbegoso y Carlos Pablo Valenzuela Leiva, quienes se han visto obligados a denunciar penalmente a los trabajadores responsables de Transparencia en la institución, por negarles, con débiles argumentos la documentación requerida. Mientras tanto los titulares de la administración se protegen con ellos, que afrontan, cuando menos, una inhabilitación para trabajar en el Estado, limitándose a contratarles costosos abogados.

Arbitrajes que paga el pueblo

Poco ha durado la luna de miel entre el regulador y la empresa supervisora CESEL, ganadora del concurso público para supervisar la construcción de la Línea 2 del Metro de Lima. Decimos esto porque hace pocas semanas, el supervisor ha planteado dos procesos arbitrales ante el regulador, por exigencias inatendibles, que además no están consideradas en el contrato respectivo.

Una de éstas la presenta porque a Chuquihuayta no le gustó el comportamiento de uno de los funcionarios de CESEL (lo mismo al gerente de supervisión y fiscalización de OSITRAN, Francisco Jaramillo) y exige su retiro de las reuniones de trabajo. ¿Con esa madurez se tratan los intereses nacionales? La otra exigencia está relacionada con la falta de confianza que les genera, a los funcionarios de OSITRAN, el traductor que lleva CESEL a las reuniones. (¡Plop!)

Caprichos majaderos

¿Qué pasó con ese OSITRAN en el que casi todos sus funcionarios dominaban otro idioma? ¿Y, en todo caso, tan difícil es llegar a un acuerdo en todo esto? ¿La vehemencia y capricho antes que el país? Estos arbitrajes significan desembolsos en la contratación del centro de arbitrajes, los honorarios de los árbitros que defiendan los “intereses” de OSITRAN y varios otros colaterales, ambos arbitrajes, por supuesto, destinados a pérdida para el Estado. Es decir, de nosotros.

Otro nombre al caballazo

Desde su creación, todos los relacionados y los que se iban integrando al quehacer del regulador, sea a través de los contratos de concesión, los contratos de supervisión, proveedores, centros de estudios y demás, identificaban las siglas OSITRAN con la denominación ORGANISMO SUPERVISOR DE LA INVERSIÓN EN LA INFRAESTRUCTURA DE TRANSPORTE DE USO PÚBLICO. Es más, así está declarado desde el año 1998 en que se expidió la Ley N° 26917, que crea esta entidad y en toda norma que se refiera al regulador.

Sin embargo, desde hace unas semanas en la página web se consigna el nombre del supervisor, OSITRAN, y debajo de éste la frase EL REGULADOR DE LA INFRAESTRUCTURA DE TRANSPORTE DE USO PÚBLICO. ¡Caso único en el Estado! ¿Esto es legal? ¿Pueden las entidades del Estado cambiar la presentación de sus siglas tan fácilmente, dejando al margen la denominación de Ley? ¿Tiene algo que decir la PCM sobre esto o se hará de la vista gorda?

¿OSITRAN es ahora el INPE?

Hace pocas semanas se expidió una nueva Directiva sobre Puntualidad, Control de Asistencia y Permanencia del Personal de OSITRAN, por supuesto, mediante resolución de Don Obed Chuquihuayta. Esta Directiva contiene determinadas disposiciones que casi convierten al regulador en una entidad que debiera estar bajo el ámbito del INPE y no de la PCM, pues, los exagerados registros y controles, incomodan al personal y deteriora, aún más, el ya maltratado ambiente de trabajo.

¿Marcando 4 veces diarias?

Además, dice que “para información”, los mismos registros personales y controles aplican al Personal Directivo y de Confianza. Con lo cual, deben registrarse por lo menos cuatro veces al día más las que deben hacer en razón de sus funciones externas, más las otras ocasionales que pudieran presentarse, aun cuando sean de corto tiempo. Cabe la pregunta entonces, ¿con esto, no están dando estabilidad al personal denominado “de Confianza”? (Documento adjunto).

Lo que el personal del regulador tiene claro, según nuestras fuentes consultadas, es que esta Directiva tiene varios nombres propios y que pronto será aplicada para desligarse de determinado personal que le es incómodo, luego de los procesos sancionadores respectivos. ¡Qué hábil, Chuquihuayta! A propósito, pueden leerla en archivo adjunto.

Chuquihuayta fashion

De la misma manera, hace una par de semanas se publicó la guía mencionada de cómo, de qué modelos, con qué colores, qué combinaciones, y demás paparruchadas por estilo, deben cumplir los hombres y mujeres del OSITRAN, como si la entidad entregara dinero para este rubro. (Documento adjunto).

Los invito a revisarlo y decirme si no es exagerado lo publicado en anexo que acompaño. Tanto es así que casi nadie lo cumple, especialmente el numeroso personal ingresado por el GG.

Fraternidad a puñaladas

 Dicen nuestras fuentes que en diciembre pasado, con ocasión de las fiestas navideñas y de Año nuevo, la administración organizó un evento en un suntuoso local de La Molina. Sin embargo, para asegurar asistencia, la propia presidente, Silvia Benavente, tuvo que remitir un correo electrónico a gerentes y jefes, responsabilizándolos de la inasistencia de los servidores a su cargo, e incluso de ellos mismos, para terminar diciendo que era “una reunión de confraternidad”.

Si así fuera, no se tendría que obligar la presencia de trabajadores, quienes solían inasistir a laborar o escaparse fuera de la oficina o hasta esconderse en los baños, a la espera que se vayan los ómnibus.

¿Usará el mismo método Benavente en el evento del próximo viernes, celebratorio del Día del Trabajo? ¿Lo hará ahora su fiel escudero Chuquihuayta? Corren las apuestas.

Pregunto, ¿es natural, normal, legal que una entidad del Estado emplee el dinero de todos los peruanos en continuas celebraciones, bajo el argumento de “talleres” y otros similares?

¿Qué dice el OCI, la CGR, la PCM? ¡No importa, ya pronto nos vamos!

A propósito de ello, quedan pocos meses, menos de 1 año para que termine el mandato de Benavente, entonces ¿qué sentido tiene desmejorar, cada vez más el ambiente de trabajo con acciones como las enunciadas? ¿Le gusta a Benavente ser reconocida como la mala de la película?


¡Felizmente ya falta poco para que acabe el martirio de los verdaderos profesionales de OSITRAN! Los antiguos, esos a los que Benavente y Chuquihuayta no quieren.