Informe
Señal de
Alerta-Herbert Mujica Rojas
11-4-2025
¡Repudio total a criminales!
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El multánime paro de protesta, con
participación vigorosa de toda esa comunidad reveló, una vez más, que el pueblo
trabajador repudia, condena y abomina de toda clase de violencia y las
prácticas asesinas de criminales que ya han cobrado la vida de numerosos
conductores.
Los del gobierno debieran entender
que los artificios de “cuartos de guerra” o garrulería complicada para cumplir
¡no engañan a nadie! Los deudos, especialmente hijos y viudas, que han perdido
a sus seres queridos, no comulgan con disparates sino que exigen medidas reales
y potentes contra la acción letal de los delincuentes.
La PNP debiera comprender que la
sociedad le está exigiendo una reorganización efectiva que ubique, rodee y prevenga
las asonadas que planean con tranquilidad en sus madrigueras las múltiples
taifas de malhechores, a quienes nadie mete tras las rejas.
¿Podría una fuerza, investida con
los fondos ciudadanos que pagan sus sueldos, gasolina, uniformes, alimentos, desplazamientos
y toda clase de respaldo, afirmar que ignora o no sabe de qué pata cojean los
asesinos?
¡A otro perro con ese hueso!
Cuando un exaltado prende fuego a un vehículo de transporte
público, destruye cimientos de un puente, pulveriza lunas de entidades
públicas, no gana un punto para la opinión favorable de la gente que en general
vive la zozobra y debilidad de un gobierno que tiene en su haber negativo,
muchos fallecidos por violencia militar sin la más mínima justificación.
La violencia, así la etiqueten de revolucionaria, solo es
combustible para las prisiones, enjuiciamientos muy arduos y que ningún abogado
logrará poner en libertad al detenido si es flagrancia con huellas, fotos,
testimonios y, sobre todo, daño constatable.
La pista estropeada o desmontada de sus cimientos, las
puertas de seguridad o ventanas de alguna dependencia estatal ¡son del pueblo
que las ha pagado con sus impuestos y que no deben sufrir la destrucción tal
como se ha visto con vándalos desaforados so pretexto de estar en contra de una
administración que no convence sino a medias!
¿Qué responsabilidad –culpa- recae en un conductor que sale
muy temprano, guía un vehículo que brinda servicio al público trabajador? ¿Es
el bárbaro “deporte” de asesinar y proseguir si no se satisfacen sus “demandas”
una acción con siquiera ¡una pizca de legitimidad?
Escuché una interpretación recientísima sobre la génesis de
la violencia y del porqué se alienta su letal presencia y se hace poco o nada
por su urgente demolición: sería parte del plan extorsivo de un grupo político
al que urge de ríos revueltos para obtener la ganancia de los pescadores.
Hay lógica. ¿A quién conviene que dejen de ventilarse sus
juicios y los millones de dólares recabados ilegalmente desde hace lustros? El
economista y profesor Alfonso López Chau discurrió valientemente por esta
exégesis.
El pueblo es más sabio que todos los sabios, buena parte de
la población no se come ese menú tan palabrero como elemental que proclama el
gobierno. De otro modo, Perú gozaría de una paz alegre y sin caídos. Y los
reclamos, lejos de amainar, refuerzan su carga emotiva.
Protestantes y entidades salieron a la calle a votar con los
pies y a transmitir su disconformidad con lo que viene pasando y, sobre todo,
exigiendo acciones reales y muy efectivas.
El paro del transporte hizo de su dinámica también protesta
legítima y alerta que no mantendrá los brazos cruzados ante los delincuentes,
esos a quienes seduce la algarada, la turbamulta.
La componenda violentista sólo produce combustible para las
ergástulas y pretexto para muchas autoridades que no aciertan a entender que la
gente desea reclamar y que tiene derecho a hacerlo.
La violencia no se detendrá por sermones beatíficos o
pañuelazos tibios. Tendrá que ser acción mancomunada que todos los grupos deben
incluir en sus planes de gobierno.
Una dirección política unificada, ejercicio arduo pero
imprescindible, génesis acaso de la gran coalición popular que requiere
conformarse para pelear en el ámbito electoral, puede estar ad portas si los
líderes entienden que unidos todo lo pueden, porque desunidos nada son, salvo
blancos fáciles de malos elementos represores que ven enemigos debajo de cada
piedra.
La política es un ejercicio de entendimiento. En las últimas
cuatro décadas hemos visto cómo hampones en la cosa pública dividían sus áreas
de influencia y consensuaban cómo no chocar entre sí, al precio ¡sin duda
alguna! que todos ganaban con latrocinio pero se llevaba la fiesta en paz.
Y el periodismo debe informar con apego a la verdad y por la
construcción de un Perú libre, justo, culto y digno.