Señal de Alerta
por Herbert Mujica Rojas
2-10-2020
Elecciones 2021: ¡sigilosa voluntad de fraude!
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¿Cuál el escenario perfecto para que las empresas
financieras y sus operadores, los grupos de poder heterogéneos y siempre
angurrientos de más recursos, los capituleros salmodiadores de la inversión
indiscriminada y sin frenos, sigan haciendo lo que les venga en gana en el
Perú?
¡Muy simple! Un país dividido en mil y un aristas
“políticas”, pleno en “líderes” miopes y localistas, de pobrísimo nivel intelectual
y nulos políticamente hablando y huérfanos de una visión país con miras a una
geopolítica agresiva y en defensa de nuestra rica biodiversidad y amplio
territorio, mar de Grau y cielos de Quiñones, es el escenario ideal.
La complicidad amable del Jurado Nacional de Elecciones que
reconoce a quienes no levantan sus mismas observaciones y que por tanto carecen
de legitimidad, la ductilidad en la admisión de más de 20 listas “partidarias”
y su “cooperación” por la democracia electorera, representan un acápite que
nadie –o muy pocos- analizan con la severidad vigilante que debieran.
Esa misma dispersión alocada de candidaturas a troche y
moche, sólo garantiza que los dos primeros pasen a segunda vuelta. ¡Aunque el
primero apenas si supere el 10% y el segundo, lo propio. ¿Y qué hay de la cifra
repartidora para el Congreso? Nos quejamos de la atomización del Parlamento
pero vamos por el mismo derrotero, colocando la alfombra para que los que
cortan el jamón en Perú ¡hagan lo que siempre hacen: abusar de sus privilegios
y puestos de poder, real o delegado!
Las agrupaciones electoreras no tomaron en serio la
eliminación del voto preferencial que aniquila los temas aprobados de paridad y
género. De un plumazo el asunto quedó en nada porque más puede la ambición
aseguradora de fines de mes, protocolos frívolos (que los llamen doctores),
choferes adláteres y ejércitos de asesores y pelotones de secretarias. ¿Y el
país?
El voto preferencial se hizo en 1978 contra Víctor Raúl Haya
de la Torre, pero él sacó más de 1 millón de votos. A posteriori se convirtió
esa modalidad en una caja chica para las cúpulas que subastan los puestos al
mejor postor.
¿Cuántos van a ir a votar o lo harán electrónicamente en
módulos cuya eficacia hasta hoy se desconoce o que puede ser fácilmente
manipulable? ¿Quién garantiza dicha limpieza, los novísimos dirigentes de ONPE
que tienen tras de sí historiales discutibles? ¿Se manifiestan a fondo los
clubes electorales? ¡Por supuesto que NO dicen nada!
Con pandemia y situación catastrófica el país contempló cómo
las empresas poderosas se engulleron el plan Reactiva, consiguieron fondos a un
porcentaje pequeño y prestan a terceros o cuartos al interés de mercado. Dígase
de paso que los intereses bancarios, tasas y exacciones son los más altos del
mundo entero.
Ha poco una banda de payasos pretendió coronar una vacancia
estrambótica: 65 la aprobaron y votaron en contra 78. En un país en que llueve
hacia arriba ¡ya nada sorprende! Y que persistan algunos echados del Congreso
anterior “denunciando el golpe de Estado” no puede sino llamar a piedad y
conmiseración con estos gnomos mentales.
Esta mazamorra electoral sólo conduce a un caos previsible
en que el sistema persiste poderoso e insolente y la voluntad de fraude se
patentiza en los flecos políticos que presenta la civilidad carente de
emisarios con poder moral y presencia ante la sociedad civil.
¿Qué dicen los miedos de comunicación? Poco o casi nada.
Hasta ahora pasan por alto la profundidad de los temas y sólo circulan y
recirculan entre emisores resobados que cuentan lo mismo de canal en canal, de
radio en radio y de miedo escrito aquí o acullá. Nunca estuvo el periodismo
peruano tan cerca de la hecatombe por su falta de creación e ingenio.
Esta voluntad de fraude se muestra inexorable. Que los que
no quieran ver, no vean, pero no pretendan hacernos comulgar con aspas de
molino y ¡encima! ser sufridores de un país de juguete por obra y encanto de
sus mediocres fautores.