Informe
Señal de
Alerta-Herbert Mujica Rojas
27-3-2023
Lucha contra pega-mujeres
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El viernes 24, abatida por la gravedad de las quemaduras,
falleció Katherine Gómez quien fuera, literalmente, incendiada en la Plaza Dos
de Mayo, por un criminal de nombre Sergio Tarache Parra.
Días atrás se pudo apreciar los feos moretones que lucía la
actriz de cine Magaly Solier quien, inexplicablemente, se negó a ser
intervenida médicamente. Las huellas revelan una golpiza atroz.
Descubrimos que la abogada Zully
Pinchi Ramírez, conocía de estos avatares y lo narra en detalle.
“La mañana del 19 de junio del 2004, fue un día triste que
quedó marcado para siempre en mi alma y en mi memoria, nunca pensé que yo
formaría parte de esa penosa estadística de estar en la lista roja de mujeres
agredidas, violentadas, maltratadas física y psicológicamente”.
Violencia
desenfrenada
“A mí me tomaron de los cabellos arrancándomelos desde la
cabeza hasta el suelo muy bruscamente que me hizo llorar, me rompieron los
huesos de la nariz, la muñeca de la mano izquierda, me ahorcó, me golpeó en
varias ocasiones la cabeza contra el piso, me daba muchos puñetes y patadas en
todo el cuerpo, mientras yo lo único que hacía era rogarle “por favor no me
mates, por favor ya no me pegues más que me vas a matar” señala Zully.
Ante el espejo
“Cuando cesaron los golpes, me dirigí al baño con los huesos
destrozados, vencida por el dolor y me vi con el rostro ensangrentado, la ropa
hecha jirones y mis cabellos enredados de tanto que me había arrastrado por el
suelo, no hubo una cámara que filmara lo que me pasó, pero sí las suficientes
pruebas como para que más de 14 especialistas en derecho penal, incluidos
fiscales, jueces y vocales, llegaran a la conclusión contundente de que fui
víctima de la más horrible de las violencias”, añade Zully.
¿Por qué no te fuiste
de ese lugar?
Zully contesta: “debí retirarme en cuanto vi signos de
maltrato, pero no lo hice y me arrepiento, porque cuando una mujer ve una leve
muestra de egocentrismo, narcisismo y de que siempre te quieren hacer sentir
mal y que creas que eres menos que ellos, debes salir corriendo, al primer
insulto, ofensa y humillación.”
¿Qué hiciste?
Continúa Zully: “No me quedé callada, denuncié y llegué
hasta el final, pasando por la comisaría, hospitales, médico legista, el mismo
día de los hechos y, luego, batallando durante 5 largos años en el juzgado
penal, Corte Superior y Corte Suprema”.
Justicia sí es
posible
“Mi caso fue emblemático ya que por primera vez en Perú
ponían tras las rejas a un agresor de mujeres. Ese individuo pasó 6 meses de
pena privativa de libertad y luego salió a seguir cumpliendo una condena de 5
años con libertad condicional”, agrega.
¿No parece absurdo?
“Estuve en una relación muy conflictiva de unos nueve meses,
solo éramos enamorados ni siquiera vivíamos juntos, pero había mucho control,
machismo, celos, órdenes de vestirme, peinarme y maquillarme de cierta forma,
de no ir aquí o allá, manipulación de no hablar con amigos o colegas”, subraya
Zully.
¿Parte del machismo
peruano?
“Sí, muchas mujeres normalizan que los hombres las maltraten
porque ellas, de repente, en su infancia o su adolescencia, vieron así a sus
madres; porque también vivimos en una sociedad con un machismo profundamente
arraigado. En los colegios por ejemplo no existe la cultura de formar a los
niños con el concepto que a una niña no se le insulta, no se le empuja, no se
le escupe, no se le jala de los cabellos ni se le muele a cachetadas, nos falta
educación desde la niñez hasta la adultez”, narra Zully.
¿Qué hay de las
leyes?
Como abogada, dice Zully: “las leyes deben ser más
drásticas, en lesiones leves, lesiones graves y lesiones graves seguidas de
muerte. Cada distrito, cada departamento debe tener una cantidad de comisarías
de acuerdo al número de pobladores y además profesionales expertos en la
atención a casos de violencia contra la mujer, la línea de emergencia por
violencia de género debe tener personal especializado no solo en contestar las
llamadas, sino también en acudir a auxiliar a las víctimas las 24 horas de los
7 días de la semana, con médicos y ambulancias solamente para la atención de
casos de violencia de género”.
¿Y las penas?
“En ese mismo momento, si es que se encontrara al agresor en
flagrante delito se le debe llevar inmediatamente a la fiscalía, las sanciones
pecuniarias deben ser altas y para quiénes no tienen recursos económicos,
deberían ser obligados a realizar
trabajos forzados dentro de la jurisdicción donde cometieron el delito.
Por otro lado, las reparaciones civiles son irrisorias y casi nunca las pagan.
En el Perú son pocos los casos donde los agresores son privados de su
libertad”, culmina Zully Pinchi Ramírez, su dramático relato.