Informe
Señal de
Alerta-Herbert Mujica Rojas
Diario Uno/14-8-2022
La universidad NO es una isla
https://senaldealerta.pe/pol%C3%ADtica/la-universidad-no-es-una-isla
El título del notable libro que escribiera el maestro Luis
Alberto Sánchez en 1961, no puede ser más apropiado en los tiempos presentes.
La universidad, crisol de forja de elementos especializados para la sociedad,
no tiene como misión titular ineptos, mercachifles, peluqueros sociales o
frívolos estafadores que se enriquecen con el dinero público.
Como si fuéramos un hito académico y cultural, en Perú hay
casi 150 instituciones que se reclaman universidades. Muchas no pasan de ser
covachas y guaridas de genuinos delincuentes que entienden la ecuación que
combina ansiedad paterna que los hijos estudien y obtengan el cartón que los
titula y migren al mercado laboral, dentro o fuera. No pocas veces esos antros
carecen absolutamente de calidad en todo orden.
¿Por qué las universidades estatales “exportan”
profesionales hacia otros países, sobre todo Estados Unidos y Europa, que ipso
facto otorgan facilidades de visas, becas, créditos para especialización, a
profesionales que pasaron por la carrera pagada con el dinero público? Los
contribuyentes y sus impuestos, sufragaron esos estudios.
La explicación es simple. Allende y aquende les pagarán más
por su desempeño. No obstante esa realidad ¿cómo retribuyen al Perú, los
flamantes profesionales, el dinero que costó su adiestramiento de alto nivel? ¿Hay
alguna obligación de hacerlo, en primer lugar?
Si no existe la obligación de devolver al Perú lo invertido,
hay que formular la posibilidad de hacerlo. Años atrás existía el Secigra que
hoy tiene otro nombre.
El estudiante universitario, no por serlo, declina ser
patriota conciente de esos dineros públicos.
La universidad no puede ser un foco aislado con divorcio
grotesco de cuanto ocurra en la sociedad en sus múltiples facetas: culturales,
políticas, académicas. Sólo recordar el comportamiento de rectores averguenza y
acongoja.
La universidad no es una isla. Sí es un ágora feraz y
creadora de talentos con el ineludible propósito de encontrar, planear, los
mejores y más eficientes caminos del buen vivir de los peruanos.
Conozco al rector de una universidad que además de su
excelencia académica productora de libros de su especialidad, compila un
pretérito docente dedicado al quehacer social en la construcción de un Perú
libre, justo y culto. ¿Podrá poner la proa del centro de estudios bajo su
mando, hacia destinos superiores de cuya obligación no puede evadirse? Haremos
cuanto sea posible para que eso ocurra.
Una empresaria exitosa, de rutilante capacidad exportadora
en América Latina y, sobre todo, Estados Unidos, egresó de una universidad
estatal. He allí que sus esfuerzos para la creación de centros de investigación
y certificación tecnológica, podrían proveer al Perú de sistemas avanzados para
que las empresas locales certificadas, compitan con los más altos estándares en
multitud de actividades económicas. ¿No es un claro indicio que la universidad
no es una isla?
Afirmó el citado autor, Luis Alberto Sánchez, en su
entretenido libro escrito ¡61 años atrás!:
“Un país que vive, ha vivido o pretenda vivir a espaldas de
su Universidad, no puede ni
podrá realizar sus destinos, ni progresar de veras. Además, carecería
de derecho para ello. Si la Universidad es por excelencia el vivero de
especialistas, profesionales, investigadores
y "líderes"; si no hay actividad creadora sistemática
que pueda desarrollarse sin la intervención rectora de los entendidos, técnicos
y profesionales, a quienes prepara y orienta la Universidad, fluye de suyo que no
hay Estado en el que sea posible desenvolver plan
alguno si no se atiende a aquella, a fin de que encuentre las
vías y medios de realizarlos, realizándose. El elemento humano, base de todo
desarrollo y avance, debe nutrirse de ciertas esencias humanísticas,
científicas, éticas y técnicas, cuyo foco es la Universidad. Ahí se incuban,
discuten, proyectan y planifican las obras de que se forja el futuro de toda
Nación.” La universidad no es una Isla, 1961, pp. 12-13.
El espectáculo vulgar que protagonizan organizaciones que no
tienen nada de educativas aunque se llamen “universidades”, pretendiendo
derribar a Sunedu, superintendencia que les paró sus abusos a estas que también
son golpistas con sus operadores en el Congreso, da clara muestra de cómo se
privilegia el negocio y se destruye la educación.
La sociedad no puede permanecer muda e indiferente ante tal
circunstancia. La universidad no es una isla divorciada del cuerpo nacional que
demanda opción creadora y de futuro invicto.
El lucro no crea ni forja una nación. Sí alberga y motiva a
pillos y rateros.