Informe
Señal de Alerta-Herbert Mujica Rojas
9-4-2023
¿Feriados generan turismo interno?
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Cuando, y no han sido pocas las
ocasiones en los últimos años, el gobierno estimula e impulsa feriados largos,
¿hace bien o hace mal? Justifica la medida bajo la premisa que eso empuja a que
los ciudadanos empleen el tiempo no trabajado en turismo interno, vale decir,
en viajes a provincias para conocer el Perú.
El país se encuentra en una
situación anómala: con un Congreso absolutamente odiado; un Ejecutivo que carga
sobre sí la siniestra cuota de más de 70 muertos a balazos, con una corrupción
pública que es moneda común diaria.
Todos los credos son respetables a
condición que no promuevan el racismo, la exclusión, el vicio o la
delincuencia. Cada quien profesa el suyo.
¿No debe un país en emergencia
permanente como el Perú, evaluar mejor si conviene detener a toda la nación?
Como es obvio, quienes sufragan
todos esos gastos: pasajes, hotel, gasolina, consumos múltiples, son los
propios protagonistas que deben romper el chanchito de ahorros o...... ¡acudir
a créditos bancarios, exacerbar el uso del dinero plástico, en suma endeudarse
en esa magia de intereses que destroza cualquier barrunto de prudencia!
Por tanto bien vale la
interrogante: ¿para quién juegan los gobiernos, para sus mandantes -los
trabajadores- o para los bancos, financieras o comercios que hacen de los
feriados largos pródigas fechas de ingresos robustos orlados de intereses
criminales?
Nada se puede hacer contra los
desastres de la naturaleza aunque hay certidumbre que es poco o casi nada lo
que se hecho en prevención. Mal peruano consuetudinario.
Millones de peruanos viven debajo del
nivel de pobreza más oprobioso. Pese a las espectaculares cifras que muestra el
gobierno respecto del comportamiento económico del Perú en sus exportaciones y
caja fiscal, cargamos con la verguenza de tener a compatricios que de norte a
sur y de oeste a este, comen mal, se medican cada vez menos y ven yuguladas sus
esperanzas de vida o de futuro.
La escasez de recursos económicos
no es solucionada porque ¡hay pocas plazas de trabajo! ¿Cuántas son las
industrias masivas en oferta de empleo, las que ha promovido el gobierno o el
sector privado? Una pregunta que merece respuesta.
Puedo testimoniar un caso que
avizora trágicas perspectivas: la industria textil vive con la espada de
Damocles por las masivas y baratas importaciones que vienen del Asia.
Aproximadamente 600 mil personas,
de forma directa o indirecta, dependen de este ramo de la producción, si
pierden su puesto de trabajo y se van a la calle, tendrán apenas dos salidas: o
ser empleados con sueldos míseros por los nuevos y fenicios patrones o
simplemente dedicar su quehacer cotidiano a cualquier otra cosa para llevar el
pan diario a casa.
Mafias bien organizadas de
importadores de baratijas asiáticas han copado mandos importantes de entidades
estatales y ¡hasta se dan el lujo de vender a precios debajo del costo!
¡Y con la pasividad cómplice del
mismo Estado que les contrata!
La pandemia del covid fue una
“bendición” para estas mafias coludidas con altos funcionarios de entidades en
el ramo de salud, sobre todo.
Y, por ejemplo, las mascarillas
que importaron no servían contra el covid. Todo eso está en el “olvido” muy
conveniente.
¿Puede un país con tantos
problemas, darse el lujo de promover la vagancia so pretexto de la generación
de turismo interno? El culto al trabajo debiera ser una política de Estado.
¿Cómo así que merced al espaldarazo a los bancos y financieras, se decretan
feriados largos que equivalen a ocio institucional?
Hasta donde se sabe ¡no hay
una sola nación en el mundo, ayer y hoy, que haya salido de su estancamiento
gracias a no hacer nada!
Con el respeto que se merece
la confesión católica ¿no es hora llegada de evaluar si es necesario parar al
país entero en las fechas recientes?
¿Qué ocurriría en casus belli?
¿Perú amanecería invadido por botas foráneas y recién la gente se daría cuenta
de los sucesos el lunes?
Japón, luego de dos bombas
atómicas, Hiroshima y Nagasaki en 1945; Alemania destruida por completo, sus
habitantes humillados y perdedores de una guerra atroz, rehicieron sus países,
trabajando casi las 24 horas al día.
Los resultados hablan
convincentemente. La economía de guerra debe inundar el pensamiento de los
líderes, haciendo uso de todo el tiempo y elemento humano posibles y productivos.
La vagancia o el ocio o la
parálisis productiva ¡NO! generan, ni aquí o en alguna parte del mundo.
Un país que trabaja, dura y
parejamente, apisona el camino de su porvenir. El que se dedica -o lo que es
peor- padece a gobiernos que incentivan el ocio, cava su propia tumba ante la
historia. ¿Tan difícil aprehender esto?