Señal de Alerta
por Herbert Mujica Rojas
4-1-2022
Bambas: ¿y los idiotas que anunciaron el apocalipsis?
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Pocas veces la irresponsabilidad mercenaria ha dado pruebas culposas
de su nociva existencia. Al alimón, arrebañados en una sola consigna, ex
ministros, periodistas al peso, formadores de opinión en dólares y euros,
coincidieron en asignar toda la culpa del desmadre en Las Bambas al gobierno de
Pedro Castillo. Como en Fuente Ovejuna ¡todos a una!
¿Y qué ocurre ahora con la normalización productiva? Lanzar
la piedra y esconder la mano no es delito exclusivo en Perú pero sí los
renglones de impunidad para sus fautores llega a niveles sorprendentes.
Cuasi analfabetos convertidos en expertos mineros en 4 ó 5
horas; operadores en redes sociales cuya tarea sistemática consiste en estar 20
de las 24 horas produciendo esperpentos para parecer cultos e informados,
palafreneros que cobran fuerte y se venden al mejor postor, todos anunciaron el
apocalipsis de Las Bambas y la desgracia de todo ese importante entorno.
Sólo la vuelta a las actividades constituye un rotundo
mentís a toda esta fauna variopinta y adocenada. ¡En qué manos o garras ha
caído lo que debiera ser un periodismo científico capaz de desentrañar las
maniobras patronales pero también los artilugios sindicales cuando prima la
ortodoxia y la torpeza! La grisura de los “análisis” sólo despedía un fuerte
tufo anti Castillo al que se han propuesto vacar velis nolis. Palos porque
reman, porque no reman, palos.
Basta con acudir a Twitter, Facebook, LaMula y otras
importantes páginas web para constatar cómo las pirañitas hacían acto de
presencia escrita (a mayor actividad, mejor emolumento) y disparando como monos
con metralleta al endeble gobierno de don Pedro Castillo. Ciertamente la capacidad
de respuesta de esta administración es un hecho que debe mejorarse con
urgencia.
¿Qué hacemos con los irresponsables? La gente en Perú,
normalmente desinformada e intoxicada por las redes sociales, donde puede
leerse literalmente cualquier cosa, tiende a repetir y como en el juego del
teléfono malogrado, lo que es A al comienzo, termina en Z y con juramentos de
veracidad.
¿Recuerdan el tema de los audios que anunciaba un individuo
ex dueño de un medio de prensa y que creó una expectativa en la tradición más
pueril de las bolas limeñas? El adefesio no pasó de eso y las consecuencias
paliativas en despido de colegas que sólo leían lo que el programa televisivo
les encargaba.
Pero los vociferantes visitan todos los canales, asisten a
las radioemisoras o dan testimonios en la prensa escrita. ¿No hay vergüenza
mínima para no dar cabida a estos miserables bocatanes?
Hay un gordo lenguaraz que no paga los millones que debe en
impuestos a la Sunat. Y no lo hace porque simplemente ¡no le da la gana! Aquél
pretende ser alcalde de Lima. Sólo imaginarlo con su cilicio flagelándose y
enmendando sus “pecados” produce bascas por lo ridículo. ¿No hay un alma
piadosa que le diga a este sinverguenza que honre su deuda porque eso es dinero
del pueblo peruano? Pero tiene cabida en los miedos de comunicación.
El lector debe elaborar su tabla de personajes creíbles y no
otorgar ningún crédito a quienes mienten y mienten para ver si algo queda. Las
sociedades que no impulsan la capacidad crítica son víctimas de toda clase de
dictaduras.