por Herbert Mujica Rojas
31-12-2000*
¡Los peruanos sí podemos!
Desde calles y plazas gritar ladrón al ladrón y miserable al
miserable. Símbolos de esta porquería de seres ¡qué duda cabe! el
binomio Fujimori-Montesinos.
Desde el hondón de nuestras consciencias indignarnos para alentar
marchas y paros de protesta, actitudes que derrumbaron a la ratería
que gobernó el Perú desde Palacio y en complicidad con un Congreso
pleno en idiotas, sentados y cobradores,
oficialistas-opositores-oficialistas.
Premunidos de una intuición valiosa comprender que el 9 de abril o
marchábamos hacia la Plaza de Armas o esa misma noche se consumaba la
estafa política más oprobiosa de la historia. Y en esa jornada cenital
Toledo se portó como un ariete y un buen comandante popular.
Cuestionar a los gorilas generalotes enriquecidos de mala forma y
meterlos a su hábitat natural: ¡la cárcel! Inquirir por explicaciones
de los grandes negociados en la compra de armamentos. Demandar por
esclarecimientos de rangos de favoritismo o envilecimiento de la
carrera militar.
Reconocer que si no hubiera existido Liberación habría sido menester
inventarlo porque este diario no cejó ni un ápice su porfiada actitud
protestante, su amor por el país, su devoto horizonte hacia causas
justicieras. Y deviene imprescindible reconocer a La República, Canal
N, Caretas y otros prestigiosos medios, su contribución valiosa en la
lucha democrática.
Que pasada la noche pesada de un gobierno ilegítimo podemos salir a
las calles a exigirle al de transición que se ponga los pantalones y
no practique el borrón y cuenta nueva, esa infame mala costumbre de la
historia patria.
En el ejercicio de nuestro derecho soberano, reclamar que se limpie de
bichos, alimañas y delincuentes a la Cancillería dominada por todos
los amigotes y adláteres de Montesinos y tristemente célebre por la
cantidad de hechos delincuenciales y despropósitos cometidos en el
servicio exterior del país. Basta con nombrar dos aberraciones: el
tratado con Ecuador suscrito en Brasilia y los llevados a cabo con
Chile.
Demandar que quienes pretenden ingresar como opción a la arena
política muestren sus cartones cívicos y que si no los tienen,
enterrarlos cívicamente de por vida. Tragarse el sapo de ver a Carlos
Boloña como genízaro del fujimorismo es toda una proeza de mala
digestión. ¿Creerá este sujeto que todos los peruanos somos tan
estúpidos?
Construir con ira un país lleno de alegría y verguenza para con sus
errores y humildad con sus éxitos. Así como también destruir con odio
a los cacos, a los estafadores, a los agentes de las mafias
extranjeras profundamente enraizadas en el Perú del último decenio y
con agentes en el Congreso y en toda la administración pública y
privada.
Pavimentar los caminos de un país con empleo y negocios limpios para
que nuestros hijos y los de ellos, continúen la dulce y comprometida
tarea de hacer del Perú madre y no madrastra de sus vástagos.
Irnos cuando sea llegada la hora del puerto sin retorno, felices de
haber contribuido a la forja de una nación digna, sin quintacolumnas o
estúpidos que creen que la política es un terreno fértil para
aventureros.
En las postrimerías del año 2000, los peruanos sí podemos, entonar
himnos democráticos y recorrer las alamedas de la libertad para
generar desde este año fundamental una caminata segura, lenta acaso,
pero firme hacia la gran construcción que necesita el país. Saquemos
fuerzas de flaqueza y superemos el asco que nos dan las momias y
miserables supérstites en la cosa pública. Hagamos pues un Perú libre,
justo y
culto, por la voluntad general de los pueblos y en ese propósito
convoquemos a los mejores, a los invictos, a los que estamos de nuevo
juntos y generosos, porque hemos estado siempre limpios.
¡Viva el Perú! ¡Feliz Año Nuevo 2001!**
*Liberación, Lima-Perú, dirigido entonces por César Hildebrandt.
**Cambie, amable lector, 2001 por 2007 y reciba la esperanza y
parabienes de este periodista para el año que en pocas horas inicia su
tránsito y que deberá ser, por nosotros y nadie más que nosotros,
peruanos y peruanas, un período emocionante y pleno en retos. Y, lo
que es más importante, colmado de respuestas. ¡Feliz 2007!