Informe
Señal de Alerta-Herbert Mujica
Rojas
Diario Uno/ 17-7-2023
Violencia: ¿partera o sepulturera?
https://senaldealerta.pe/violencia-partera-o-sepulturera/
Un
par de buenos amigos han llegado, dejando por unas semanas, su muelle morada en
Gringolandia, a la conclusión que la lucha armada “es el camino” más apropiado
para el Perú. Como se ve, el aventurerismo es notorio.
La
sumisión a cánones anacrónicos no puede sino producir lugares de la más alta
vulgaridad y confusión. Y el túnel oscuro lleva a nubarrones y opacidades.
Retruqué
que eso podría ser válido y entre comillas subrayadas, sólo a condición que
dejen el océano de comodidades en que viven, retornen al país, empuñen las Fals
o AKMs, declaren la guerra y se pongan al frente de sus soldados (si encuentran
disparatados como ellos que les sigan).
La
demencial aventura senderista costó la muerte de decenas de miles de hombres y
mujeres, y la respuesta del Estado, a sangre y fuego, incrementó las bajas y el
país aún no consigue reponerse del todo de esas heridas.
Un
ejemplo no menos dramático: desde el 7 de diciembre del 2022, hay casi 70
fallecidos de manera violenta, a balazos y ¡ni un enjuiciado, militar, policial
o civil, por estos crímenes! Inferir que los resultados fueron desgraciados, es
una conclusión irrefutable.
La
violencia sólo produce más violencia; no crea, destruye; imbeciliza y salvajiza
y hace aflorar los primitivismos más estólidos que el humano pueda exhibir
contra sus semejantes. ¿Quién de los generales o mariscales de escritorio que
tira la piedra y esconde la mano, se atreve a desmentir la verdad pétrea de
hechos de los que se solazan los que pretenden un Perú inviable y presa
apetecible de alguno de sus vecinos?
La
nunca desmentida partida de dinero desde el MEF y desde las donaciones de los
bancos para labores de inteligencia y contrainteligencia ¿son gestos pacíficos,
de constructiva civilidad o no son más que matonadas que ya ni disimulan su
fuerza y poder impunes?
En
Perú, debajo de 100 mil piedras encontraremos otros cien mil analistas,
expertos, internacionalistas, estrategas, peluqueros sociales para todo tipo de
taras y conflictos, duchos y sabihondos solucionadores de cuanto problema
exista o se lo invente, a pesar de lo cual, nadie podría quitarnos el muy
dudoso título de campeones del análisis, portentos de la exégesis.
Pero
cretinos y castrados para prevenir peligros y conjurarlos en su hora precisa.
¿Qué clase de nación saluda sus matanzas intestinas como pórticos de los nuevos
amaneceres casi siempre ficticios y sobre el papel, como es todo en Perú?
Desde
hace días el fisgoneo policial en buses y transportes se ha hecho muy notorio.
¿Con qué criterio aplicarán medidas preventivas. ¿Creerán las autoridades que
los requisitoriados delictivos o por violencia, se van a meter a la boca del lobo,
conociendo públicamente qué se hace?
Nótese
que ningún dirigente político del gobierno o del Congreso se apercibe de la
peligrosa situación geopolítica que impera aquí. Las situaciones de indefensión
nacional, fracturas múltiples al interior del cuerpo total del país, dibujan
sus chacalescas sombras de sur a norte, de este a oeste.
Y
en nombre de una “paz” que sólo se practica contra los que salen a marchar a
las calles, se sataniza a los opositores al gobierno. Aunque las estadísticas
den un muy magro respaldo al Ejecutivo que preside doña Dina Boluarte.
¡Y
ni en Cancillería, gobierno, Establo, “oposición”, partidos, periodismo,
parecen darse cuenta! La castración cerebral es ominosa, doblemente
irrespetuosa si ya antes, historia madre y maestra, hemos pasado por
situaciones que debieran estar superadas por los “hombres de Estado”. ¿Qué hombres
de Estado?
Supongamos
que el gobierno cae o dimite o renuncia (¿alguien en su sano juicio cree que éstos
van a dejar la muelle vida de que hoy disfrutan?). Por arte de birlibirloque ¿quiénes
van a reemplazarlos?
El
maximalismo cuando torna menú cotidiano sólo provee de “soluciones” extremas,
riesgosas y dolorosas. La violencia oficial tiene precedentes nefastos así como
condenas internacionales contundentes.
Es
hora que los que lideran las protestas incluyan en sus horizontes caminos de
diálogo forjados a partir de la presión popular. El gobierno disfruta del
respaldo militar y tiene las armas y los recursos. ¿No hemos visto que para
tareas de inteligencia y contrainteligencia se habilitan S/ 12 millones? ¿Y
cómo van las campañas contra el dengue, por la limpieza de calles de los
delincuentes, el narcotráfico y la inseguridad?
¿Hasta
cuándo tanta incapacidad de todos para unir al Perú y convertirlo en una
dinámica cuanto que imbatible máquina revolucionaria de arriba abajo y de abajo
a arriba, defensora de los derechos humanos y de su soberanía y riquezas con
sentido de horizonte, futuro moderno y con miras a una nación justa, noble y
culta?