Informe
Señal de Alerta-Herbert Mujica Rojas
13-10-2025
¡Un paso atrás, tregua, dos adelante!
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En el Discurso en el Politeama, 29 de julio de 1888, Manuel González Prada, describió en uno de sus lacerantes párrafos:
“La historia de muchos gobiernos del Perú cabe en tres palabras: imbecilidad en acción; pero la vida toda del pueblo se resume en otras tres: versatilidad en movimiento.
Si somos versátiles en amor, no lo somos menos en odio: el puñal está penetrando en nuestras entrañas i ya perdonamos al asesino. Alguien ha talado nuestros campos i quemado nuestras ciudades i mutilado nuestro territorio i asaltado nuestras riquezas convertido el país entero en ruinas de un cementerio; pues bien, señores, ese alguien a quien jurábamos rencor eterno i venganza implacable, empieza a ser contado en el número de nuestros amigos, no es aborrecido por nosotros con todo el fuego de la sangre, con toda la cólera del corazón”.
La congénita improvisación de numerosos conciudadanos confunde tregua, pacto, intercambio de límites vigilados entre todos, con claudicación, derrota, entreguismo. Y el abismo conduce cuesta abajo la rodada, no a concepciones y prácticas seguras de política, construcción, que es su definición por antonomasia.
Sea que persista como titular Jerí u otro, Perú demanda un entendimiento que aparte de sus acuerdos principistas, tiene otra virtud por señalar: la alerta permanente del comportamiento de quienes participen en el compromiso.
¿Hay que señalar con el dedo acusador a los viejos delincuentes que vienen robando al Perú desde las últimas tres décadas bajo la férula autoritaria que contó con la complicidad de clubes electorales, taifas burocráticas, uniformados al peso del dólar o el euro y el mandato de las grandes empresas expoliadoras de todas las riquezas del Perú?
Mi viva impresión es que se los conoce ¡a todos! Enmarcarlos en un acuerdo público, multánime y del cual toda desviación es traición a la Patria ¿no es mejor que verlos desde lejos y riendo de sus trapacerías contra la Patria?
El asaltante nocturno prefiere las sombras, los claroscuros, la indefinición, la trapisonda porque así nadie los acusará in fraganti. Cosa distinta si hay las evidencias desviacionistas y ¡paredón moral contra los infractores!
Nadie, a pesar de sus inocultables esfuerzos, puede disociar al Congreso actual de sus planes saboteadores, innobles, hundidos en la ciénaga mediocre de ínfima inteligencia y que mantuvo a Boluarte por tres años. Que lo pretendan, no equivale a que lo logren.
No tomar en cuenta la efervescencia protestante en las calles, también es un signo de profunda debilidad mental. A la vez es un reto para que las organizaciones juveniles procuren una representación institucional orgánica y militante.
Lo que NO puede perderse de vista es que hay fuerzas tenebrosas a quienes la anarquía sí produce réditos. Los tramposos requieren del fraude electoral para conquistar “representatividad” desde el alto mando que podría seguir obsequiando, en nombre de las inversiones y la estabilidad jurídica, los recursos renovables, los puertos, el agua, los denuncios mineros y cuanta riqueza hay en el Perú a las empresas que pagan bien por las coimas y las estructuras jurídicas en que son expertos los abogángsteres.
¿Cuántos miles de millones de dólares por la prescripción de impuestos no pagados por transnacionales tramposas, perderá el Estado peruano? ¿Cuántos árbitros “perdieron” con tarifa de alto vuelo en los litigios planteados contra Perú? El diseño perverso es tal que fallamos en los juicios y nos “ganamos” las multas o indemnizaciones por miles de millones de dólares ¡y que paga el contribuyente!
¿Qué ocurre con los abogángsteres? Nada del otro mundo: cobran sus honorarios de éxito y ¡qué les importa el Perú!
Son estas las situaciones límite que despiertan el alma dormida de miles de conciudadanos que salen a las calles a protestar y también las que deben, esgrimir pancartas en las esquinas y exigir la tregua con su inseparable vigilancia ¡al milímetro!
Una tregua política es imprescindible, comprendiendo el plazo fijo y las obligaciones pactadas urbi et orbi, alertados sobre los almidonados ladrones que navegan entre charcos judiciales con magistrados comprables en oferta y demanda; los rateros que viven expoliando al Perú desde hace décadas, no podrán ¡siquiera! imaginar que están o estarán libres del ajuste de cuentas. ¡De ninguna manera, tregua NO es perdón!
Los traidores a la Patria, esos que el 2011 vía un miserable Memorándum de Entendimiento que con la complicidad de la DGAC, una resolución del Ministerio de Transportes y Comunicaciones, el silencio proditor de la Cancillería y amparados bajo el gobierno del señor Alan García Pérez, no deberían creer que nadie recuerda la deslealtad con que regalaron, a la entonces LAN (hoy Latam), segmentos de quintas libertades aéreas a los del sur. ¿Cuántos miles de millones de US$ dólares han ganado los australes y el Perú CERO?
El Perú generoso pero no tonto, el de las juventudes nuevas y limpias, la Nación que muestra por calles y plazas su solidaridad, tiene en este reto político, la gran ocasión de marcar la diferencia con corruptos y podridos. He allí el gran desafío: entender que es hora del recambio generacional y momento de licenciar a quienes no sirvieron al país sino a sus bolsillos.
Un pueblo con espíritu solidario, capaz de construir imborrables lazos de hermandad, sólo tiene el derrotero que aguarda a los grandes ¡triunfar! Y para ello, luego de estos aciagos momentos, habrá que acusar a los ladrones, castigar a los estafadores y fusilar a los criminales.
O, dicho de otro modo y recordando al 1984 de George Orwell: Big brother (el pueblo) is watching you!
Y si se puede escrutar a los del pacto, nada costará ajustarle las clavijas a los ex parlamentarios, ex ministros, integrantes de la judicatura, miembros de la alta burocracia del Estado y toda la cáfila de proditores encaramados en los entresijos de un Estado regalón en todos los gobiernos del Perú.
Tregua, no es perdón, es vigilancia.