Señal de Alerta
por Herbert Mujica Rojas
8-2-2005
¿De qué inmoralidad hablamos?*
Se suele encuadrar dentro
del término inmoralidad sólo la comisión delictuosa de hechos de rapiña o monra
vulgares. Hay otra clase de robo mucho más criminal y de consecuencias
devastadoras para cualquier nación: ¡la estafa moral contra el pueblo! Nuestros
políticos son, en su inmensa mayoría, palurdísimos y recurrentes mentirosos. No
sólo venden a sus madres, sino que discuten ardorosamente el precio del
producto. ¿Con pandillas así puede un país levantarse de la profunda crisis en
que se encuentra?
Algunas viñetas muestran
el desgarrador cuadro. Mientras que decenas de turistas van a Cartagena a
escuchar cuanto suelen decir los gringos sobre el TLC –modelo chileno- y sus
ordenanzas, que cumplen al pie de la letra el ministro del TLC y Asuntos
Foráneos –oficialmente de Comercio- Alfredo Ferrero y el otro rábula Pablo de la Flor , aquí los partidos
políticos, especialmente sus ignorantes dirigencias, desconocen qué es este
asunto de un tratado de libre comercio. Por tanto, sus expresiones son más bien
erráticas, divagantes, frívolas y confeccionadas por encargo para parecer
enterados del asunto.
Un legiferante de
larguísima presencia, años de años, no tuvo mejor idea que lanzar la propuesta
de una plancha presidencial. Pero ¡oh sorpresa! los nombres son los mismos
resobados, agentes del status quo, de siempre. Castañeda Lossio, Paniagua
Corazao o Flores Nano, son insospechables de cualquier signo de cambio porque
ellos defienden el establishment en que han hecho fortuna, directa o indirecta,
y no hay nada más lejano en ellos que las palabras reforma o revolución.
Decía Winston Churchill
que si un ciudadano británico (léase peruano), vive, crece, se divierte, se
reproduce pero NO hace nada por cambiar las cosas, entonces se convierte en un
ladrón de su tiempo. Ergo, ¡aquí tenemos centenas de ladrones del tiempo y su
conformación es pluripartidaria, heterogénea y en todos los estamentos de la
sociedad! Hay cacos en la política, en el periodismo, en la industria, en la
burocracia, en el comercio, en síntesis –y aunque suene oprobioso- ¡en todas
partes! ¡Si de exportar no tradicionalmente se tratara y pudiéramos hacerlo con
los rateros, entonces, pagaríamos la deuda externa en menos de 5 años!
Una de las primeras
demostraciones que deberían hacer los próximos funcionarios es la de publicar
su declaración de bienes y a su costo. Y el Estado habría de enjuiciar, con tan
solo cualquier expresión popular, al que muestre signos de enriquecimiento
indebido y ¡a la cárcel! Ciertamente, siempre existirá esa cáfila de
abogángsters que todo lo arreglan de acuerdo al patrón dólar.
Robarle al pueblo,
engañándole, es un crimen de lesa humanidad. Sus fautores merecen el paredón
moral y el olvido cuando no el escupitajo despreciador por calles y avenidas.
Por desgracia el Perú están tan devualado por la mala gestión del presente
régimen que hasta el delincuente japonés Kenya Fujimori parece un bálsamo mucho
mejor que estos mediocres.
¡Atentos a la historia;
las tribunas aplauden lo que suena bien!
¡Ataquemos al poder; el
gobierno lo tiene cualquiera!
¡Hay que romper el pacto
infame y tácito de hablar a media voz!
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*Publicado originalmente
en la Red Voltaire el 8-2-2005 http://www.voltairenet.org/article123773.html