Informe
Señal de Alerta-Herbert Mujica Rojas
19-12-2024
Gobiernos y su deporte de botar la plata
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Del año 2000 a la fecha,
caído ya el régimen delincuencial de Kenya Fujimori, ningún gobierno ha podido
–ni querido- evitar el derroche de dineros públicos para el sufragio de labores
y tareas que bien pudo hacerlo la burocracia. ¡Y sobre todo, evitando el
despilfarro de recursos!
Casi 19 años atrás, pergeñé en el artículo Trampas, consultorías y derroches 4-7-2006, https://www.voltairenet.org/article141614.html
algunas precisiones en torno al delictivo
deporte de los gobiernos –todos- de echar el dinero al agua.
So pretexto de tareas
complejas o de muy alta especialización se encomendó responsabilidades a muy
alto precio, a amigotes y referidos. No pocos de esos documentos están enmohecidos
en archivos que nadie usa y que contienen, por lo general, “huesos”
inservibles.
Leamos.
“La trampa compadrera, el
favoritismo con dedicatoria, la mediocridad por encima de todo, son signos
aberrantes de la vida nacional. No se concibe al Perú sin la presencia corrupta
de ladronzuelos que se alaban entre ellos, se contratan unos a otros y se
reputan como referentes para cualquier cosa.
Las consultorías, abundantes,
inexplicables, múltiples, durante el régimen que se va, son parte de un
derroche institucional que crece de gobierno en gobierno. ¿Qué garantiza que la
próxima administración aprista no caiga en este atajo sucio, pero tan útil para
los amigotes, validos y garrapatas de todo signo?
No hay que ser zahorí como
para deducir que el hormigueo copioso de los trepones que merodean por los
predios del nuevo gobierno, constituye un reto que demanda una respuesta. Por
ejemplo, sé que profesionales ortodoxos quieren marquesina, publicidad y
respaldo mediático.
Pero (el siempre prudente
pero) ¡no adhieren ni se identifican para nada con el partido político que será
gobierno! ¿Qué clase de trabajo es éste?: uno parcial, insuficiente, y fuente
inevitable de conflictos a muy corto tiempo.
Las consultorías son una
forma de cobrar al Estado por servicios que bien puede –y debe- acometer la
burocracia profesional.
Pero los grandes vivos,
los parásitos eternos, so pretexto de mil y un etiquetas, no dudan en hacerse de
dineros que llevan caparazones que amparan vientres gordos, viajes al por
mayor, y ¡una estafa al pueblo! No otra cosa son.
Me decía ayer un ex
funcionario de banco internacional: “Latinoamérica está llena de consultores y
consultorías. Las mismas entidades financieras exigen la presencia de
consultorías y “estudios” para, muchas veces, blanquear las coimas que se
otorgan por el favoritismo hacia algún proyecto de inversión y por la gestión
hecha con el gobierno de turno.
Casi siempre se da
trabajo, una vez que dejaron el gobierno al cual servían, a estos mercenarios y
se los rota por todo el continente.
Por ejemplo, un ex
ministro de Educación del Perú puede supervisar algún tema de distinta
naturaleza en Guatemala y etc. Es la manera de pagar todos los favores, dentro
de un inmenso, intocable y muy inmoral sistema de corrupción por millones o
miles de millones de dólares”.
Hay una relación directa
entre inversión externa y consultorías. Bien sea que en educación,
infraestructura, energía y otros ámbitos. Gran parte de estas asesorías son exacciones
legalizadas y santificadas por los medios de comunicación que no desmadejan los
intríngulis de cada contrato o concesión.
Ciertamente, la publicidad
yugula, ipso facto, cualquier freno o escrutinio. No pocas veces el
engrasamiento de bolsillos personales contribuye a este silencio comedido. Los
grandes crímenes en la Patria no sólo ocurren por mano delincuencial callejera,
también se dan en los bancos y a nivel del Estado.
Estos días se da cuenta en
el país del exceso abrumador que ha gastado el gobierno en consultorías. A
nadie parece alarmarle el asunto de marras. Sin embargo, es dinero del pueblo
el empleado para aquella regaladuría de fondos públicos. ¿Por causa de qué
ocurre así a vista y paciencia del opinante que no tiene cómo decir su verdad y
protesta?
Hasta hoy, nadie ha dicho
cómo castigar a los recipendiarios indebidos de fondos del Estado vía estas
consultorías. A la fecha no hay mecanismos legales y penales que sancionen este
robo disfrazado.
¡No sólo eso! A los
fautores, sus cómplices, sus conexiones en el aparato estatal, debía
flagelárseles en plaza pública y lapidarlos de por vida para servir al Estado.
¡Además deberían pagar y devolver los fondos!
Y en esto no puede haber
diferencia entre periodistas, consultores, diplomáticos, médicos, policías,
militares, psicólogos, ingenieros, en suma, si son culpables de robos al
Estado, necesitan el escarmiento riguroso penal y moral a lo largo y ancho del
país”.
Gobiernos y su deporte de
botar la plata.