Señal de Alerta
por Herbert Mujica Rojas
14-5-2021
¡Aterradora incomprensión de lectura!
https://senaldealerta.pe/pol%C3%ADtica/%C2%A1aterradora-incomprensi%C3%B3n-de-lectura
Lo que no es blanco, no es negro. Es, no blanco.
La columnita publicada el miércoles ¡Contra profesor Castillo: todos a una!
https://bit.ly/3y2WDxx mereció no
pocas “condenas” y calificativos de diverso calibre. Pude comprobar
pesarosamente que en Perú, no importan los títulos universitarios, maestrías,
diplomados y demás méritos académicos, aquí se lee al revés. Esta especie de
dislexia adulta es alarmante.
Señalé modestamente que Pedro Castillo era atacado por el
98% de miedos escritos, verbales y televisivos. ¿Es o no cierto? ¡Ni qué decir de
lo que ocurre en las redes sociales donde el más comedido epíteto es:
terrorista o comunista! Pregunté si la señora Keiko Fujimori recibía también
tan extraño homenaje.
¿Y qué “respondieron” algunas personas que conozco y aprecio
pero a quienes la pasión obnubila y el fanatismo de creerse su propia verdad
como monumento a la ciencia social, olvidando que las condiciones de tiempo y
espacio cambian perennemente y no hay estación fija o inmóvil en las
sociedades? Leamos algunas lindezas: “eres un tanto (sic) útil”; “ya eres
lapicito”; “estás equivocado, yo no quiero Cuba o Venezuela en el Perú”; “te
admiraba, ahora eres un terrorista”. Juzgue el lector a su libre albedrío.
Las “críticas” actuales al comunismo en Perú remiten a las
frases, eslóganes, dicterios de los años 60 cuando la irrupción del fenómeno en
Cuba tomó cuerpo y luego claudicación económica y política hacia lo que en esa
época fue la URSS (Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas). Los Vietnams
que pretendía impulsar el Che Guevara no prendieron y se apagaron en sonoros
fracasos. El cercenamiento de libertades en la isla caribeña tornó en realidad
lamentable y suscitó la protesta y repudio de sectores políticos.
Las condenas al terrorismo violentista de Sendero Luminoso
cuyo fanatismo sangriento y contrarrevolucionario durante largos lustros hasta
su derrota militar tienen vigencia histórica y ahora toca, porque está
pendiente, la lucha ideológica y doctrinaria en todos los niveles de la
sociedad peruana. Y de eso no hay posible duda alguna.
¿A alguien se le ocurirría recorrer el camino desastroso e
incomprensible con tanta violencia y desorden que hay en Venezuela? ¡Ningún
pelafustán se atrevería a decir que antes de Chávez, en ese país norteño se
vivía un paraíso con las corrupciones prohijadas por AD y el Copei!
Pero asumir automáticamente que Pedro Castillo es el
abanderado acérrimo de cualquiera de esas tendencias políticas desfasadas me
parece una majadería. Por el contrario el profesor muestra imprecisiones que se
le reclaman como oscuridades en su plan de gobierno, si llega a Palacio y
acompañamientos anacrónicos que ya nada tienen que aportar al país salvo
aventuras de pronóstico riesgoso.
Entonces ¿eso justifica que los miedos, pagados y
financiados por los mandones que no desean ninguna clase de cambio, inviertan
millones en campañas de terror diciendo cualquier cosa para que no gane
Castillo? Me temo que hasta el espíritu más belicoso aceptaría que la premisa
es perversa y miserable.
¿Cuál es el modelo? ¿Quién pone la regla? El que tiene el
oro, pone la regla. Y el resto que rumie su tristeza, desconsuelo y desesperanza
en su falta de trabajo, recursos y fe, en lágrimas impotentes y en la estupidez
que dice la oración: “así es la política”.
Cuando la sociedad muestra incomprensión hasta en los
barruntos elementales de la lectura más clara y simple, se orilla el peligro de
una estupidez colectiva sin sanación posible. ¿Hemos llegado en Perú a los
niveles abisales más abyectos y abstrusos que describía Ortega y Gasset en sus
magistrales ensayos?
Soy amigo de mis amigos. Pero soy más amigo de la verdad.