¿Nueva Constitución?
por Joan Guimaray; joanguimaray@gmail.com
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29-4-2022
Nuestros ilustres manganzones que hacen una barata pedagogía
de la demagogia, quieren una nueva constitución. Tienen la pueril idea de que
ella resolverá todos los problemas del país. Creen que las leyes hacen
milagros. Piensan que las normas hacen prodigios. Intuyen que las reglas
generan maravillas.
Entonces, quieren una nueva carta política que sin ningún
esfuerzo modifique la realidad del país, haciendo que el pobre deje de ser
pobre, el ignorante se vuelva docto, el ladrón se convierta en honesto, el
criminal se transforme en prójimo. Es decir, anhelan una nueva ley de leyes que
sin ningún impulso, haga del país nuestro, un paraíso mágico.
Claro está, que la propuesta quizá no sonaría tan
descabellada, si no viniera de quienes carecen de ideas, si no procediera de
esos que padecen de insipiencia y si no fuera una iniciativa de aquellos
subnormales que izquierdean en la coyuntura. Y, tampoco sería desacertado el
proyecto, si no viéramos carente de luces y modales al presidente de la
República, y si no fuéramos testigos de sus farfullas y balbuceos de la
presidenta del Congreso.
La idea de una nueva constitución, incluso, resultaría
atractiva, tentadora e interesante, si el jefe de Estado y la que preside el
parlamento, tuvieran un poco de lucidez, un tanto de cortesía y algo de
desprendimiento como resultado de sus rigurosas cavilaciones y sus profundas
reflexiones sobre el país. Pero no. Pues, para el disgusto de unos pocos que
piensan, estudian y escriben sobre el Perú, los dos personajes que encabezan
nada menos que a los dos principales poderes del Estado, se parecen, se
asemejan y casi no se diferencian. Y fatalmente, sin que queramos o deseemos,
ambos representan casi con inexorable precisión, la sinopsis, el extracto y el
reflejo de lo que hoy es, dolorosamente, el país.
De modo que, es necesario que se entienda de una vez por
todas. Los males que padece el Perú, no se resuelven con una nueva
constitución. Esa es una idea falaz, puesto que los problemas no se solucionan,
abordando únicamente sus consecuencias, sino, atacando sus reales causas que
están más allá de las leyes.
Por eso, es necesario decirlo con cierta crudeza, que la
principal causa de los grandes y graves problemas del país, es la falta de
ciudadanos con nociones de patria, con conceptos de país y con ideas de
prójimo. Pues, el Perú no es como dice el respetable Alberto Vergara: un país
de ‘ciudadanos sin República’. Pues, no. El Perú no sólo sigue siendo como bien
lo dijo en el siglo pasado y en otro contexto, el historiador Alberto Flores
Galindo: una “República sin ciudadanos”, sino además, en nuestros días, con la
presencia del homo ínsipiens, el Perú
ha descendido hasta convertirse en una incipiente República con tropeles,
morrallas y gentuzas, pero con escasos ciudadanos, con muy pocos republicanos y
con rarísimos estadistas. Ésa, es la causa de todos los males del país.
Pero, que se entienda bien. No me refiero a la falta de
ciudadanos con título jurídico obtenido obligatoriamente a los dieciocho años.
Tampoco, digo de los ciudadanos que tan sólo por residir en la ciudad se
adjudican esa condición. Pues no. No hablo de ese tipo de ciudadanos nominales,
sino, me refiero de la falta de ciudadanos formados en el noble significado
atributivo del término ciudadano y de la escasez de aquellos modelados en el
elevado sentido de cualidad ciudadana.
Es decir, me refiero a la falta de ciudadanos que el hogar
se olvidó de formar y la escuela dejó de construir. Por eso ahora, no tenemos
sino, a los cuasi ciudadanos sin elevados ideales de país, a semi ciudadanos
sin convicciones republicanas, a gentíos nescientes y muchedumbres subnormales
sin ninguna lucidez, y vaya que con ellos, se pretende gestar una nueva
constitución.
Es verdad que la legitimidad de la Constitución actual,
resulta cuestionable, hoy más que nunca. Pero, no se olviden que los mismos
sectores que ahora claman por otra constitución, fueron quienes masivamente la
aprobaron en el referéndum del año 93. De manera que allí está la respuesta.
Pues, la solución de los problemas del Perú, antes que de una nueva
constitución, requiere de nuevas cabezas, de mentes renovadas, de líderes con
lucidez, de políticos con agudeza y de una ciudadanía ejerciente exigiendo el
cumplimiento de todas las normas de la actual constitución que aquellos que
padecen de alexia ignoran minuciosamente.