From: Alexandro Saco <alexandro09538@gmail.com>
Date: 2012/6/12
Subject: BULLARD y su nuevo cambaleche expropiatorio
To: hmujica@suisse.com, herbert mujica <herbertmujica@gmail.com>, Herbert Mujica Rojas <hcmujica@gmail.com>
BULLARD: Cambalache expropiatorio
Todo necio confunde valor con precio, Antonio Machado.
http://www.youtube.com/watch?v=gdIXv-GojHA&list=UU84rHH-s0F_CbjuCq9lFh1A&index=1&feature=plcp
Alfredo Bullard nos tiene acostumbrados a disparates como el que sostiene que la pobreza es una cuestión natural porque los niños nacen calatos. Este columnista de El Comercio es el ejemplo de hasta donde puede llegar el extremismo de mercado, es decir, albergar la creencia de que todo, absolutamente todo, puede y debe ser resuelto colocando precio a las cosas (hasta los esclavos tenían precio).
Ahora sostiene que la solución a los problemas del transito en Lima es determinar una tarifa a pagar para circular por determinadas calles o avenidas de la ciudad. Para ello condimenta su propuesta con las agotadas monsergas sobre la racionalidad de los agentes económicos y las vacas pastando en un cerro sin dueño. Propone privatizar las calles de Lima (ni siquiera concesionarlas), entregarlas a un propietario, para que los ciudadanos paguemos por el uso de estas vías.
Bullard pretende hacernos pagar dos veces por lo mismo, ya que todos pagamos impuestos a los gobiernos locales y al nacional para que éste nos brinde adecuadamente los servicios y los mantenga en buen estado. Que los gobiernos no lo hagan o lo hagan mal, no significa que debamos llenar los bolillos de ciertas empresas pagando por transitar por las calles que no tienen propietario; sí, que no tienen propietario porque son de todos.
Y es que en Vacas y combis, la expropiatoria columna de Bullard, lo que se pretende es trasladar recursos de nuestros bolsillos a los bolsillos de empresas que se las ingenian para presentar una falsa modernidad o sofisticación, que puede convencer a gobiernos incapaces de que la solución a los problemas está en despojar a la ciudadanía de sus bienes públicos vía una norma tarifaria.
¿Acaso no fue algo similar lo que pario el neoliberalismo en Chile al anular el derecho a la educación superior e hipotecar en el sector financiero el futuro de los jóvenes universitarios con prestamos que los ataban a una deuda de 50 mil dólares en promedio al salir de la universidad? Los bullards son incapaces de aceptar que la convulsión global tenga que ver con sus discriminatorias propuestas.
Bullard a favor del impuesto a la comida chatarra
Pero Bullard desde su aparente limpieza conceptual solito se contradice; en el artículo sobre la privatización de las calles publicado el sábado 9 de junio, sostiene y cita una norma legal vigente: "...El Estado procura que los costos asociados a la escasez del espacio vial se transfieran mediante el cobro de tasas a quienes generan la congestión vehicular..." Traslademos exactamente la misma lógica a un asunto al que Bullard se opone patas arriba, el impuesto a la comida chatarra. "... El Estado procura que los costos asociados a las enfermedades y muertes producidas por el consumo de la comida chatarra se transfieran mediante el cobro de tasas a quienes producen este tipo de productos..." ¿Perfecto no? Afloró el Bullard comunista, que pretende trasladar los costos de algo a sus responsables. Y es que cuando las propuestas o ideas responden sólo al interés inmediato que puede estar relacionado a temas laborales o ideológicos, las inconsistencias y desatinos aparecen trasparentes.
Mercado sí, cambalache no
A estas alturas todos reconocemos la existencia del mercado y la necesidad de que éste sea vigoroso y se fortalezca para que más ciudadanos (no consumidores) generen riqueza que redunde en mejores condiciones de vida, y que a la par los derechos fundamentales como educación y salud deban estar garantizados en primera instancia por el Estado. Pero es una ramplonería defender que el mercado es el único que puede generar una sociedad mejor; eso es una idealización peligrosa, como todas.
El Estado debe representar a todos frente a los intereses que van más allá del poder individual y sobre los cuales los ciudadanos no podemos ejercer control o enfrentarlos. La regulación por ello es una pieza clave para lograr un mercado equilibrado, menos contaminado y enfermo. Otra cosa muy distinta es que las administraciones estatales le crean a los bullards la santidad del mercado y se mueran de miedo por implementar normas en defensa de la ciudadanía.
Todo necio confunde precio con valor, decía Antonio Machado. Y eso es lo que sucede con el neoliberalismo. Colocar un precio al acceso a las calles de una ciudad es desconocer el valor de la libertad en general y de la libertad de transito en particular, porque es un principio elemental insustituible para lograr el desarrollo humano y económico, que todos podamos acceder a los espacios públicos independientemente de nuestra capacidad adquisitiva. No les sorprenda que Bullard más adelante termine defendiendo que el aire que respiramos debamos pagarlo a empresas que han desarrollado técnicas que permiten contar con un aire mejor.
Alexandro Saco