Señal de Alerta
por Herbert Mujica Rojas
6-4-2021
Fragilísima democracia electoral y más de lo mismo
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“Una tesis tan absurda como la del sufragio universal, tal
como se practica en la mayor parte de nuestros pueblos…… resulta siempre en
beneficio único para la clase y grupos oligárquicos dominantes”, Víctor
Raúl Haya de la Torre, El Antimperialismo y el Apra, Obras Completas, Tomo 4,
p. 189.
Unos salen de los gobiernos y entran otros, a veces
pletóricos de buenas intenciones, de esas de que está empedrado el suelo del
infierno. Una vez apoltronados los burócratas descubren que el diseño
“gubernamental” ni siquiera se define en nuestros palacios sino que hay una
inocultable dependencia de qué dicen los centros de poder, las multinacionales
y toda clase de laboratorios y factorías y que la cacareada “independencia y
soberanía” se lee bien en el papel. La realidad, monda y lironda, es otra.
¿Los que se van no cubren sus espaldas? ¡Ni que fueran
tontos! No tienen pizca de lerdos o bobos los delincuentes. Siempre hay
estudios de abogángsteres dispuestos a matar por plata y de llenar en miles de
hojas impresas, supuestos argumentos que sólo deberían leerse con la regla de
oro: ¡el que tiene el oro, pone la regla! ¡Quien gobierna en economía, gobierna
en política!
¿Definimos en Perú el precio de nuestras exportaciones o
dependen más bien de los vaivenes del mercado internacional? ¿Diseñamos en las
miles de consultorías en que bota el Estado el dinero de los contribuyentes
todos los años, soluciones para cambiar el rol de exportador de piedras y
materias primas sin valor agregado que tiene el país? ¿Cuántos burócratas en el
Estado, de bisabuelos a bisnietos, tienen asegurada su plaza laboral sin que
ningún gobierno se moleste en pasarles la voz, siquiera?
La democracia electoral es más de lo mismo, puro recambio de
piezas en un juego de ajedrez súbdito y que es la crónica anunciada del ganador
que siempre es el mismo: el poderoso marca la cancha, el resto que se acomode o
se le aplican las puniciones más adecuadas. Mocos por babas.
Bien advirtió Haya de la Torre sobre la práctica en nuestros
países y de la rotación de los mismos elementos, nativos al servicio de
potencias foráneas, apóstatas sin ningún propósito de hacer historia o
sentimiento nacional y de seres cuya única misión es llenarse los bolsillos de
dinero.
En el Perú de nuestros días, la situación empeora
catastróficamente con la ausencia de partidos políticos. Existen grupos o
gavillas electorales con ansiedad de llegar a la curul y disfrutar de
estabilidad laboral y sueldo fijo por un lustro, cobertura noticiosa gratuita
porque la “libertad de prensa” requiere de idiotas que digan cualquier
mentecatada y el sistema nos mide por la mayor cantidad de intonsos que agachen
la cabeza en nombre de la “gobernabilidad”. Y protocolos y “doctoreos”
aseguradísimos.
Repitamos: las buenas intenciones, voluntades positivas,
catecismos de paporreta, son insuficientes cuando hay geopolíticas que
afrontar, vecinos alertas a nuestros consuetudinarios descuidos y prestos al
arrebato en mar, tierra y cielo. ¿O nos vamos a hacer los que no oímos, vemos o
hablamos respecto de los estropicios de los gobiernos desde hace 200 años?
Rompamos el pacto infame y tácito de hablar a media voz,
decía –y lo repetimos- Manuel González Prada.
