Informe
Señal de
Alerta-Herbert Mujica Rojas
17-7-2023
Alanismo defendido por conservadores
https://senaldealerta.pe/alanismo-defendido-por-conservadores/
Huérfanos de defensa, escasos de argumentos, los alanistas,
secta rampante que viene destruyendo al Apra, cifra sus esperanzas de defensa
en personas cuya ubicación se sitúa entre los conservadores. Antes, los de ese
sector combatieron fieramente al partido fundado por Haya de la Torre y lo persiguieron
sañudamente.
Imagino la voluntad diáfana pero es alarmante la falta de
estudio meticuloso para aprehender por quiénes están mostrando solidaridad.
El “argumento” que alude a que la recepción de
dinero/donaciones, años atrás, no era ilícita, es una boya palurda: esto no es
un tema legal, del cual hasta pudieran salir librados, sino ¡moral!
¿Para qué hacen donaciones las empresas a colectivos
políticos en campaña electoral? ¡Nadie va a creer que son buena gente,
desinteresada, bondadosa, impoluta y rectilínea! Esta clase de dádivas se
reciben en un intercambio no escrito, tácito como profundamente inmoral. Do ut
des, doy para que des.
Se comprometen entonces posibles leyes que faciliten,
permitan y cohonesten los intereses lucrativos de esas empresas donantes. Y si
se trata de Odebrecht, las historias escandalosas sobre sus actos delictivos
dan pleno testimonio de hasta dónde llegan los facinerosos.
Dicen los comentaristas conservadores que el Apra es una
institución con ideología. ¡Precisamente, el alanismo depredador se encargó de pulverizar
todo ese cuadro de ideas para hacer prevalecer la viveza, la trampa, la
zancadilla, al dios dinero vía contratos con dedicatoria y simpatías empeñadas
a grupos empresariales!
De ilustres y modestos pata al suelo, alanistas connotados
lucen signos exteriores de riqueza que no pueden disimular. Apéndices
imitadores del auto eliminado Alan García, pretenden un liderazgo que el pueblo
les ha negado vía el voto de castigo que se fue a otras tiendas.
Los conservadores que defienden a los alanistas debieran
preguntarse como premisa ineludible: ¿por qué cuando se enuncia a los de esa
cúpula partidaria o a los más connotados cómplices, a lo largo y ancho del
Perú, surgen las condenas, insultos gruesos y epítetos, el más suave
“ladrones”?
Pretender que hay miedo a que en la justa electoral del
2026, el alanismo represente una alternativa es un chiste de mal gusto. El
mismísimo señor Alan García, el creador de la debacle aprista desde 1980,
apenas si alcanzó el 5.6% de votos en su misérrima campaña presidencial de un
lustro atrás.
¿Y qué ocurrió con los alanistas supérstites?: no obtuvieron
el porcentaje mínimo y perdieron la inscripción legal. Hoy la tienen porque el
sistema necesita lucir su eficacia “democrática y plural”, ergo, ya están, otra
vez, en la nómina.
Nuevamente, la pregunta lógica: ¿y quién votaría por tunantes
sospechosos de tratos deshonestos, componendas desvergonzadas, riquezas turbias,
marchas al alimón con reaccionarios fascistas en las antípodas de la doctrina
aprista? ¿Esos van a “ganar” alguna elección?
Los defensores, a menos que compartan esos delitos,
requieren indagar sobre las peleas que se suscitan entre alanistas por las
rentas que se obtienen a través de los servicios médicos de los que no hay
detalle contable porque unos y otros difieren en las cifras. Los hampones han
lotizado el amplio local de la Av. Alfonso Ugarte y ya nadie sabe quiénes son
los dueños porque el partido ya no lo es.
Pretender ignorar que la honradez y ética son requisitos
inexcusables al hacer política es un crimen grosero. Haya hizo presidentes,
senadores, diputados, alcaldes; cuando fue presidente de la Asamblea
Constituyente de 1978-79, ganó S/ 1 (un sol mensual); sus restos hoy descansan
en terreno ajeno en el Cementerio de Miraflores en Trujillo.
Puede hablarse y decirse millones de cosas pero Haya fue
honesto, no tenía casa ni tumba propias; no robó, no fue un despreciable demagogo;
tuvo ideas y atisbos audaces que hoy se estudian en las ciencias políticas en
todo el mundo; estuvo preso, vivió el destierro, le robaron hasta dos veces la
presidencia del Perú y fue un capitán de multitudes.
¿Podrían decir eso los tagarotes de quienes se sospecha
forman parte de una organización criminal?
Acaso los US$ 200 mil reputados como recibidos, no fueron
tales sino muchos más, cuyos destinos en cualquier caso, se desconocen o fueron
licuados hábilmente para desaparecer los vestigios de sus gananciosos.
Día que pasa y el “renacimiento” es pura literatura barata
por la ínfima calidad moral de sus protagonistas.
¿Qué esperan los genuinos apristas para rescatar a su
partido?