Informe
Señal de Alerta-Herbert Mujica Rojas
7-8-2024
Mar de Grau, Escudo Nacional y geopolítica
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Gústenos o
no, luego de puesto en marcha el Puerto de Chancay vía la empresa privada
(pertenece al Estado chino) Coishco Shipping, se traslucirá la presencia
asiática en un país como el nuestro, de centralidad geopolítica, formidable.
¿Persistirán
los gobiernos irresponsables abriendo las puertas de par en par o hay en
perspectiva acciones decentes y dignas?
¿Habrán
entendido que el desplazamiento comercial y negociador de China implica también
vertientes colaterales que hay que atender y acaso asimilar en copiosas
brigadas turísticas consumiendo en Perú toda clase de productos?
Los clubes
electorales, alias partidos políticos, exhiben una pobreza misérrima de
planteamientos. Sus integrantes se destrozan entre sí y cada quien se siente
presidenciable y predestinado, más por vanidad y deliciosa estupidez que por
ciencia, a ser el nuevo salvador de la Patria.
Obsequiemos
para la elevación del debate una tesis audaz que consiste en honrar al Mar de
Grau con su enorme presencia en la vida de los peruanos. Leamos.
De los tres
símbolos que figuran en el Escudo Nacional del Perú, la vicuña representa a los
camélidos andinos, el árbol de la quina aún posee utilidades medicinales pero
la cornucopia o cuerno de la abundancia llama a polémica por ¡precisamente!
jamás haber representado una democrática riqueza que abarcara en sus confines a
las mayorías nacionales ni en 1825 cuando el Congreso Constituyente de entonces
la aprobó ni el 31-3-1950 cuando se ratificara su conformación vigente.
¿No es el
Mar de Grau en algo más de 2600 kilómetros de litoral, fuente de riqueza
ictiológica, minera, acuífera, generadora de hidrocarburos y dignificadora del
trabajo, nuestra 4ta Región Natural? De considerarse así, entonces ¿por causa
de qué no encuentra su representación gráfica por todo lo alto y de
adentramiento cívico en hombres y mujeres a lo largo y ancho del Perú desde el
Escudo?
De norte a
sur, de Tumbes a Tacna, cientos de playas y decenas de puertos (hoy gracias al
entreguismo de los últimos 30 años, en manos ajenas), son escenarios de
múltiples jornadas en que hombres y mujeres contribuyen con la despensa
cotidiana, en el deporte de aventura, en la pesca artesanal e industrial, en la
exploración y explotación minera, es decir, la inmensa franja costera del
Océano Pacífico, nuestro Mar de Grau, es una región de riqueza hasta hoy incalculable
y a la que han puesto puntería las grandes transnacionales con sus tratados y
avances de toda índole.
¿Qué está
ocurriendo con los barcos chinos que capturan pota sin que se pueda hacer gran
cosa porque están en aguas internacionales?
Si la
cornucopia simboliza más bien la inequitativa circunstancia republicana en que
minorías poco ilustradas, cuasi ignaras pero profundamente racistas hasta para
despreciar el brazo hercúleo y vernacular del humilde hombre y mujer de abajo
¿para qué seguir manteniendo un gráfico inconveniente y hasta extraño?
Los
emblemas deben poseer como premisa fundamental la reivindicación o ambición de
las sociedades y pueblos. En este caso, la desigualdad constituyó la norma
nunca cuestionada hasta nuestros días.
Nótese que
la mediocridad política impide la polémica ideológica y la discusión
doctrinaria. No sólo en torno a formas de liderazgo del país sino también en la
imagen de una visión de país más justo y democrático.
Es preciso
aprehender que la democracia es el gobierno de los más y no de los menos. En
Perú, desde siempre, han sido patotas delincuenciales, minorías y grupúsculos
rufianescos, los que han piloteado la nave del gobierno desde 1821 a la fecha.
¿De qué
otro modo se explica que las grandes empresas posean contratos de estabilidad
jurídica que les permiten evadir impuestos y exportar capitales que necesitan
ser reinvertidos en Perú?, ¿por causa de qué el pueblo no está involucrado en
los enormes planes de inversión, en un proyecto nacional que nos retorne al
sitial de liderazgo latinoamericano en un concepto integral y con gente que
viva bien y disfrute de alamedas futuristas para las próximas 5 generaciones?
La
indispensable integración latinoamericana y la edificación de un pueblo
continente de 600 millones de habitantes, permitiría que hablemos de igual a
igual a las grandes potencias.
El Mar de
Grau, su grandeza que recuerda al héroe epónimo, su feracidad en recursos
múltiples y, sobre todo y en los tiempos que vienen, despensa y tambo, ruta y
camino, patrimonio maravilloso, debe constituirse, en lugar de la cornucopia,
en el nuevo-viejo símbolo del Escudo Nacional.
Amén.