Pacientes: terapia, tiempo y esfuerzo
21-1-2020
Yo hago lo mío y tú haces lo
tuyo
No estoy en este mundo para
llenar tus expectativas
Y tú no estás en el mundo para
llenar las mías
Yo soy yo y tú eres tú
Y si por casualidad nos
encontramos, es hermoso
Si no, no puede remediarse.
Fritz Perls 1893-1970
Los pacientes se
diferencian por sus edades y por su maduración, tanto emocional como
intelectual. Sabemos que no es lo mismo un niño/a, un adolescente o un adulto
mayor. La terapia para los niños/as y adolescentes requieren de otro tipo de
manejo, tomando para ello la dinámica familiar y la funcionalidad en el rol
parental así como las expectativas de los propios padres.
El paciente adulto
es una persona en edad de comprender que tiene un problema y que necesita ayuda
profesional para resolver el desafío que la vida le está presentando en ese
momento. El problema que presenta el paciente puede ser crónico o agudo.
Los pacientes
crónicos son aquellos que tienen un patrón de conducta bastante tiempo y sigue
siendo distónico con su YO, produciéndole malestar. La diferencia es que el
paciente se aguanta y viene a consulta a confirmar su neurosis. Es decir que en
el fondo piensa que nadie puede ayudarlo. Aquí el paciente se resigna a su
suerte pero tiene una leve esperanza para superar sus conflictos.
A pesar que la
persona piensa que necesita un cambio, no sabe cómo hacerlo y la respuesta es
que él debe hacerlo por sí mismo porque nadie puede ayudarlo. Acá estos
pacientes se les presentan sus prejuicios y el miedo al cambio o lo
desconocido.
Los pacientes
agudos, acá ha ocurrido una eventualidad que hizo que el paciente no pueda con
el desafío actual que enfrenta y siente la necesidad de resolverlo para seguir viviendo
confortablemente. El paciente puede resolver su problema más rápido.
Los pacientes vienen
a terapia por la presión ya sea interna o externa. En este caso la familia, los
amigos o la pareja detectan la conducta extraña y le sugieren terapia.
Las personas,
parejas y las familias que buscan terapia, esperan resolver en el menor tiempo
sus problemas que les impiden vivir plenamente. En ocasiones piensan que el
terapeuta tiene una varita mágica y que con dos o tres palabras resolverán sus
problemas. El proceso terapéutico requiere de tiempo y esfuerzo lo que
significa que habrá que fortalecer la capacidad de espera.
Como diría Freud, la
tolerancia a la frustración no siempre se resuelve de la forma en que ellos
quieren, ya que tratan de cambiar el medio y no a ellos mismos.
Los pacientes que llegan
a terapia con una percepción pobre de sus necesidades y fortalezas, tratan que
el terapeuta haga por ellos lo que creen no poder hacer por sí mismos. Si
accedemos a esto los pacientes no recuperan ni integran su potencial perdido o
nunca desarrollado.
A medida que se
desarrolle la terapia los pacientes aprenden a darse cuenta, a contactarse y a ser
responsables. Como resultado aprenden a tener herramientas para exploraciones
más profundas.
Continuará.
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*Psicoterapeuta
Consultas: 995 006 364, 944 433 166, (01)3031413