Documento No. 12*
Cáceres pide unidad nacional
Señor Coronel
Isaac Recavarren
Lima
Querido compañero y amigo:
Al fin me tienes por estos lugares de muy distinta manera de la que yo
creía. Tú sabes que mi pensamiento era ir al sur para trabajar como
pudiese; pero a mi paso por Jauja me exigió Piérola que aceptase el
mando del centro. Vacilé mucho, pero acepté, siquiera porque el
enemigo estaba al frente.
Hoy es necesario, pues, que tú y todos los que como tú han sabido
derramar gloriosamente su sangre por la patria, piensen en la manera
de que tanto sacrificio no sea estéril.
La renuncia espontánea y patriótica de Piérola anunciada por un
supremo decreto; y la próxima, inevitable, patriótica de García
Calderón, que me anuncia de una manera formal, destruyendo todos los
compromisos y alejando todas las antipatías, nos ponen hoy en el caso
de pensar seriamente en la unión.
No hay un solo hombre en el Perú que pueda tener la pretensión de
reunir en su favor todas las opiniones en medio de las luchas
políticas y de las agitaciones de partido. Sin embargo sería necesario
un gobierno que fuera no sólo reconocido y aceptado, sino aun querido
por todos. Se asegura aquí que el Congreso de Lima trata de elegir a
Canevaro: muy acertada elección sin duda para otra época. Si sólo se
tratara del mérito personal y de los servicios prestados, nadie mejor
que tú, que vienes sirviendo a tu país con desinterés y batiéndote con
heroísmo desde el principio de la guerra, distinguiéndote en todas
partes por tu conducta.
Hoy sin embargo no basta eso; es necesario reunir bastante prestigio y
relaciones en todos los círculos para atraérselos. Unidos todos los
peruanos y con un gobierno fuerte y único podríamos hacer la paz o la
guerra según lo quisiera el país y lo permitieran las circunstancias.
De otro modo, y mientras permanezcamos divididos, sólo nos resta que
escoger o la indefinida ocupación del enemigo o la guerra perpetua.
Con tu buen criterio y con tus sentimientos patrióticos no se te puede
ocultar el abismo a que nos ha lanzado el exclusivismo intransigente.
Esta obra, sin embargo, no puede realizarla un solo hombre: sería
necesario organizar una Junta de Gobierno, que representase todos los
elementos y armonizase todas las opiniones. Con las voluntarias
renuncias de Piérola y García Calderón, ni tú ni yo faltaríamos a
nuestros compromisos; y podríamos poner al servicio de la patria todas
nuestras influencias y nuestro prestigio. La mayor satisfacción que
puede caber hoy a un patriota es contribuir a la consecución del fin
único que todos nos proponemos.
Tú conoces mi manera de pensar y te manifesté francamente antes de mi
salida de esa. No me anima ninguna ambición personal, que en todo caso
tendría su ocasión más tarde; sólo me mueve el interés de la patria
por la cual nos hemos sacrificado juntos.
Trabaja en el gobierno y el Congreso de Lima, que yo trabajaré por acá
y quizá la patria tenga algo más importante que agradecernos, que
nuestros servicios en los campos de batalla.
Mis respetos a tu familia y tu dispón siempre de tu fiel compañero y amigo,
Andrés A. Cáceres
Huancayo, mayo 17, 1881
*Campaña de La Breña, Colección de Documentos Inéditos: 1881-1884,
Luis Guzmán Palomino, Concytec-CEHMP, Lima 1990