Friday, January 18, 2008

Cáceres denuncia protectorado chileno

Historia, madre y maestra

Documento No. 137*

Cáceres denuncia protectorado chileno

Exige renuncia de Iglesias y retirada del invasor

Cuartel general de Huancayo

Junio 19, 1884

Sr. Dn. Ignacio de Osma

Estimado amigo:

He leído con marcada atención, su carta fecha 10 de los corrientes,
que paso a contestar.

Desde luego acepto que sólo obedeciendo a generosos propósitos y
sentimientos sinceros, se halla Ud. determinado a tomar parte en la
política de un gobierno que no cuenta con las simpatías generales de
la república.

Con el interés que la actual situación inspira, me manifiesta Ud. los
deseos que animan al señor general Iglesias para entrar en un acuerdo
cuyos resultados prácticos, alcancen a evitar la efusión de sangre
hermana.

Aplaudo tan nobles propósitos; y por mi parte, no son menos los que
abrigo en pro de la tranquilidad y el bienestar de mi patria.

Por lo tanto, ya que Ud. apela a mi patriotismo, y solicita de mí le
exponga un medio que salve las dificultades del presente, cumple a mi
deber de ciudadano honrado y leal, proponerle el siguiente proyecto
que, a no dudarlo, merecerá la aceptación de Ud. y de la república
toda.

1) Que el general Iglesias fiel a la palabra que tiene empeñada con el
país y en cumplimiento del tratado que él mismo celebró, consiga la
inmediata liberación del territorio peruano por las fuerzas chilenas.
2) Nombrar un nuevo ministerio cuyo personal inspire plena confianza
al país, pudiendo ser Ud. y el coronel García León miembros del
gabinete.
3) Dimitir el general Iglesias el mando ante dicho consejo de ministros.
4) Que el gabinete proceda a convocar a elecciones de presidente,
vicepresidente y una asamblea constituyente.
5) Aceptar y reconocer, por mi parte, la autoridad de ese ministerio.

Voy ahora a manifestar a Ud. las razones fundamentales que me asisten
para exponerle el anterior proyecto.

Desde que se celebró y ratificó el tratado de octubre los pueblos
todos que ansiaban libertarse de la odiosa presencia del enemigo
extranjero, esperaron y con razón, que el retiro de éste, del suelo
nacional, sería el primer paso que el general Iglesias realizaría en
cumplimiento de una estipulación sagrada, cuya observancia prescribe
el derecho internacional y cuya ejecución era exigida por la soberanía
de un pueblo libre, amante de su dignidad y de su buen nombre.

Sin embargo, contra toda previsión y contra toda esperanza, las
fuerzas chilenas han seguido ocupando el territorio de la patria; las
bayonetas enemigas continúan ejerciendo presión en los pueblos de la
república y permanecen en actitud bien poco tranquilizadora ante
fuerzas regulares de la nación, y en una palabra, las tropas de Chile
no significan por hoy, en el Perú, sino un manifiesto protectorado a
cuya sombra se ejercita un grupo político que hace alarde de esa
protección, con mengua del decoro nacional, cuyos sagrados fueros
merecen la más alta consideración y el más profundo respeto.

Tal conducta, estimado amigo, después de las odiosas concesiones que
este tratado consigna, es algo que no tiene nombre. Ella importa falta
de circunspección, deslealtad evidente en el gobierno que la observa y
un ataque inmerecido e injusto a la soberanía de un pueblo, que harto
hace en aceptar ese tratado como un hecho consumado, en cambio de
conseguir el legítimo deseo de ver su territorio completamente libre
de la planta extranjera.

Esta defraudación de tan funestas esperanzas, no ha podido menos que
crear para los ciudadanos todos, una situación difícil y por demás
humillante a su dignidad y sus derechos.

El primer punto propuesto es, pues, una necesidad imperiosa, cuya
satisfacción reclama el país y que conviene al general Iglesias, en
reparación de sus procedimientos, hasta hoy desfavorables y
amargamente calificados por sus conciudadanos. Por lo demás, tal
exigencia está en completa armonía con los nobles propósitos que
animan a Ud., según lo manifiesta en su carta.

La conducta del general Iglesias, ha inspirado justificadas
desconfianzas en el país, que hasta hoy no ha conseguido el objeto
primordial que lo ha preocupado. Un círculo reducido se ha adueñado
del poder, ocupando los ministerios y los asientos de la
representación nacional, sin que la protesta de los pueblos haya
encontrado eco en los directores y agentes de tan reprobados manejos.
El sufragio popular, institución sagrada, que descansa en la libertad
y la independencia, ha sido atropellado por una consigna, y la nación,
una vez más, ha sido víctima de un flagrante desconocimiento de sus
fundamentales derechos. He allí por qué es menester, que una
agrupación de ciudadanos independientes y extraños a todo partido
político, dirija transitoriamente los destinos de la república,
ofreciendo las garantías que son indispensables para que los
ciudadanos manifiesten su voluntad y lleven a la práctica sus
determinaciones.

La dimisión del señor general Iglesias no es un problema cuya solución
exige poderosos esfuerzos. Ud. me habla de los sinceros propósitos que
animan a ese jefe, en beneficio de la tranquilidad y bienestar del
país. Por lo tanto, hoy se presenta la envidiable oportunidad de hacer
efectivos esos generosos impulsos del patriotismo, removiendo los
obstáculos que su presencia opone a esa misma tranquilidad por la que
manifiesta tan señalado interés. De esa manera, probará el general
Iglesias al país, con hechos, no con palabras, que no es una ambición
personal, no es un censurable egoísmo, los que norman sus actos y que
sus generosas aspiraciones obedecen a un móvil más elevado, conducente
a extinguir las profundas inquietudes que origina su presencia en el
poder.

Tal procedimiento, lejos de amenguar la dignidad del señor general
Iglesias, estoy cierto enaltecería su nombre y le ofrecería motivos de
reconocimiento, por parte de sus conciudadanos.

Separado el general Iglesias del poder, es lo más natural que el nuevo
ministerio, con la independencia que debe acompañarlo, convoque a
elecciones para que la voluntad libre de los pueblos designe sus
mandatarios y una asamblea que fije las bases de su porvenir.

Sólo así, la situación del país será completamente definida por los
únicos que tienen derecho, en uso de su propia soberanía, de decidir
su suerte, eligiendo a los ciudadanos que puedan levantar al Perú de
sus escombros, encaminándolo por la senda de su bien entendida
prosperidad.

Toca, ahora, manifestar a Ud. algo que a mí se refiere. Alejado del
poder el general Iglesias, en obsequio de la unión y tranquilidad que
los pueblos necesitan en el ejercicio de sus derechos sagrados, lógico
es, que por mi parte, dé también a la nación una prueba más de
patriotismo y desprendimiento, cediendo a influencias benéficas toda
autoridad que pueda ejercer presión en los procedimientos de mis
conciudadanos.

Lo he repetido antes, y lo digo hoy mismo, que no he sostenido la
bandera de la resistencia guiado por el mezquino propósito de personal
aspiración. No. Desde Tarapacá hasta Huamachuco, he dedicado a mi
patria, sin reserva, mis esfuerzos, mis sacrificios y mi vida. Bien
sabe el país, que en esas luchas de honor y de la gloria, nada omití
por ofrecer al Perú un día de triunfo que atenuara sus inmerecidos
infortunios.

Mi actitud de hoy sólo obedece al móvil sincero de levantar a la
república de la humillación que todavía soporta con la presencia de
los que la condujeron a su ruina.

Pero se trata del bien nacional, se trata de remover todo obstáculo
para facilitar el tranquilo ejercicio de la voluntad del pueblo, y
ante esa perspectiva, ante ese ideal, que siempre ha inspirado mi
conducta, el gabinete será reconocido y respetado por mí con la
lealtad que acostumbro en mis actos.

Aborrezco la guerra civil, porque conozco sus consecuencias. Jamás me
resignaría a que pesaran sobre mi conciencia los remordimientos que
originan siempre esas luchas fratricidas, con todo su cortejo de
horrores y de sangre.

Salvar a la república de esa guerra, conseguir la unión y la concordia
de la familia peruana, he allí, estimado amigo, algo que dejaría
satisfecha mi conciencia y que sería para mí un motivo de legítimo
orgullo.

También propongo a Ud., como un medio igualmente conciliador y
práctico, y dando una muestra concluyente de mi ninguna aspiración al
poder, se llame al primer puesto de estado al señor vicepresidente
constitucional general don Luis La Puerta, por ser él quien inviste un
título de mayor legalidad. Este mandatario en el ejercicio de sus
funciones convocaría, a la brevedad posible, a elecciones de
presidente, vice presidente y personal nuevo y completo de
representantes bajo los principios y práctica de la constitución de
1860.

He manifestado a Ud. los verdaderos propósitos que me han guiado al
exponerle los proyectos a que me refiero.

Toca, ahora, contestar un punto más que contiene su atenta carta.

En ella me dice Ud. que me ofrece garantías extensivas a los
verdaderos patriotas que me acompañan, las cuales me serán acordadas
hasta cuando puedan aunarse con la seguridad y decoro de su gobierno.

A este respecto, diré a Ud. que hasta hoy tanto yo como los que
sostienen en el centro el principio de la honra nacional, hemos
cumplido nuestro deber con la abnegación que la patria nos impone.
Quienes así han permanecido y permanecen fieles a las inspiraciones de
un patriotismo noble y sin mancha, no necesitan garantías. Ellos están
firmemente asegurados por sus propios procedimientos.

Los delincuentes, los desertores de una buena causa, los malos hijos
que han abandonado a su patria en las horas del conflicto y que la han
visto en su desgracia con indiferencia, ésos son los que han menester
garantías para excusarse con ellas de la sanción penal que merecen,
del castigo ejemplarizador de sus conciudadanos y del fallo justiciero
de la historia.

Antes de concluir y para cerrar esta carta en la cual me he extendido
demasiado, repetiré a Ud. sus propias palabras: "Salvemos al Perú del
escándalo de una guerra civil, de la verguenza de una lucha entre
hermanos, de la ruptura de los últimos vínculos sociales que unen a
los miembros de esta desgraciada familia peruana".

Persevere Ud. en tan nobles y levantadas ideas, y con la mano en el
corazón y escuchando los dictados de la conciencia, procure
contribuir, por su parte a la práctica de los pensamientos que acabo
de manifestarle, de completa conformidad con las aspiraciones y los
intereses permanentes de la república.

De Ud., S.S.

Andrés A. Cáceres

EBP, Lima, martes 8 de julio de 1884

Petain Pérez de Cuéllar

Señal de Alerta
por Herbert Mujica Rojas
18-1-1008

Petain Pérez de Cuéllar

Se lee en las informaciones que vienen del país del sur:

"Los tratados que sostienen la postura chilena

Junto con reiterar que entre ambos países "no existen temas
pendientes" en materia de límites, Foxley se refirió al proyecto de
ley que la noche del viernes presentó el presidente García al Congreso
de su país para "precisar" el límite fronterizo de la provincia de
Tacna.

En entrevista con Canal 13, esta mañana el canciller chileno recordó
que en 1929 se firmó el tratado que estableció ese límite y que ese
año y el siguiente "una comisión mixta salió a terreno y puso ochenta
estacas de madera.

"Una vez puestas (las estacas) se juntaron los representantes de los
dos países y firmaron un acta diciendo, este es el límite. Nadie lo
cuestionó, vivimos en paz con Perú, nadie en ese país durante muchos
años dijo que ese no era el límite", añadió.

La autoridad sostuvo también que en 1968, debido a un aumento en el
número de buques en las costas, se consideró oportuno instalar faros
de enfilamiento que indican por dónde va la frontera marítima, que es
la prolongación de la paralela en la tierra, y que Perú puso un faro y
Chile otro.

Javier Pérez de Cuéllar, secretario general de la Cancillería peruana
en esa época, mandó una nota diciendo estoy conforme, estamos de
acuerdo, estos son los faros y este es el límite. Por eso llama la
atención que se pretenda revisar algo ocurrido de una determinada
manera, aceptado por los dos países durante muchas décadas",
puntualizó.

Respecto de la tramitación de la demanda peruana en La Haya, Foxley
dijo que en un período de entre 30 y 60 días el tribunal llamará a los
agentes diplomáticos de ambos países para ponerse de acuerdo en el
calendario en el que se hará la presentación peruana (memoria) y la
presentación chilena (contramemoria).

El plazo para preparar la memoria puede llegar hasta un año y la
contramemoria puede ser otro año (...) este proceso recién está
comenzando", indicó y reiteró su confianza en que se imponga la
posición chilena."

Escribimos años atrás, sin que alguien refutara ¡una línea! o
"aclarara" nada de lo denunciado respecto de estos personajes y hay
que rescatar que fue el hoy presidente Alan García quien tuvo la clara
postura de enunciar públicamente el desmán:

Señal de Alerta
por Herbert Mujica Rojas
24-10-2006

Los achilenados Pérez, Wagner y Novak

Durante la campaña electoral reciente fue el hoy presidente Alan
García, quien señaló a Javier Pérez de Cuéllar como el suscriptor de
posiciones a favor de Chile en contra del Perú, en documentos
diplomáticos de años atrás, 1968-69 (cuando era Secretario General de
Torre Tagle) y que jamás han sido mostrados a la opinión pública. El
aludido, el embajador Pérez, dijo por toda respuesta que no se
acordaba del asunto. ¡Cómo si reconocer una delimitación marítima
inexistente, con el vecino del sur, fuese un tema de fácil olvido o
irresponsable como traidor ocultamiento! ¿Qué espera el jefe de Estado
García para solicitar a su canciller que haga públicos aquellos
papeles? ¿Permanecerá el Congreso tan inexistente como hasta hoy?

En el Acta del 29 de noviembre de 1985, suscrita por los ministros de
Relaciones Exteriores de Perú, Allan Wagner Tizón y de Chile, Jaime
del Valle Alliende, se acordó: "1) Las Partes convendrán, a través de
un Acuerdo de Ejecución del Tratado de 1929, un régimen jurídico para
regular el ejercicio pleno y eficaz de los derechos que acuerdan al
Perú los Artículos Quinto del Tratado y Segundo de su Protocolo
Complementario, en los establecimientos y zonas a los que ambas
disposiciones se refieren, sin perjuicio de la soberanía chilena, en
especial en lo concerniente a la aplicación de su ordenamiento
jurídico, la jurisdicción y competencia de sus tribunales y el
mantenimiento del orden público."

En el artículo 3º. se dice: "Las Partes entienden asimismo, que el
Malecón de Atraque para el servicio del Perú integra jurídicamente y
funcionalmente el complejo portuario de Arica y, por ende, está sujeto
a la autoridad chilena en todo lo que guarda relación con las
competencias de la Dirección General del Territorio Marítimo y Marina
Mercante de Chile (Gobernación Marítima y Capitanía del Puerto de
Arica y a la propia autoridad portuaria de Arica".

Réplicas atronadoras

¿Qué sostuvo el maestro y patriota Alfonso Benavides Correa en Los
triunfos que se dejó arrebatar la diplomacia peruana?, p. 213, Una
difícil vecindad: "No fue todo. El comunicado conjunto ocultó que ese
mismo día 29 de noviembre de 1985 los señores ministros de Relaciones
Exteriores de Chile, don Jaime del Valle Alliende y del Perú, don
Allan Wagner Tizón habían suscrito un Acta mediante la cual, en
pretendida ejecución de las Cláusulas contenidas en los artículos
Quinto y Undécimo del Tratado de Lima de 3 de junio de 1929 y Segundo
de su Protocolo Complementario, habían desempolvado y repuesto,
maquillado, el repudiado Protocolo de Liquidación de Obligaciones de
17 de marzo de 1934 que, como ya lo tengo expresado, mereció el
rechazo tanto de la Comisión Consultiva de RREE, como del Congreso
Constituyente de la República, entonces reunido".

Más adelante en el mismo, jamás refutado artículo, sostiene Benavides
Correa: "Sobre la base de la precedente capitulación –que trae a la
memoria el parágrafo segundo del Artículo Once del Protocolo del 17 de
marzo de 1934 Polo-Rivas Vicuña en que se decía que "con la ejecución
de este compromiso se declaran totalmente cumplidas, por parte de
Chile, las obligaciones referentes a obras en el puerto de Arica,
contraídas en el Artículo Quinto del Tratado de Lima, del 3 de junio
de 1929, y en el Artículo Segundo del Protocolo Complementario de la
misma fecha".

Padre de una criatura deleznable

En buena cuenta y como es fácilmente demostrable, acudiendo a las
fuentes y a los escritos de entonces, todos publicados y nunca
enmendados o rectificados, de esa fecha al hoy presente, cabe concluir
que el padre creador de la criatura, es decir, de la recepción por
parte de Chile del inútil y ridículo atracadero en Arica que se
encuentra fuera del perímetro original de la bahía de Arica,
estipulado en el Tratado y Protocolo Complementario del 3 de junio de
1929, es el señor Allan Wagner Tizón.

La historia buena acusadora

¿Qué pretendieron hacer en 1999, noviembre, los traidores que bajo la
capitanía de Jorge Valdez y el patrocinio del canciller Fernando de
Trazegnies, con Chile? ¡Pues dar carta de ciudadanía al obsequio
pro-chileno y en clara contravención del Tratado de 1929, que negoció
el presidente Augusto B. Leguía!

Escribí en mayo del 2005 en el artículo Valdez: ¿un perdedor dando
lecciones de diplomacia?: "Tres eran las cuestiones pendientes con
Chile en agosto de 1998 que debieron ser temas resueltos de manera
indesligable y sincrónica. Es decir, todas juntas en el mismo tiempo.
A saber, en primer lugar: lograr la ejecución a satisfacción del Perú
del Artículo 5to del Tratado de 1929, lo que implicaba modificar el
desfavorable curso de acción seguido desde 1985, cuando Allan Wagner
era canciller, porque la diplomacia chilena venía haciendo trampa.

En segundo lugar: debía plantearse la cuestión de la delimitación de
la frontera marítima para corregir la asimétrica práctica de los
paralelos geográficos que por el sur favorecía, también, a Chile. Y en
tercer lugar: atender la petición chilena de llegar a un acuerdo sobre
protección de las inversiones, interesados como estaban los de La
Moneda por proteger a sus connacionales en el Perú.

El Artículo 5to del Tratado entre Perú y Chile del 3 de junio de 1929,
dice a la letra: "Para el servicio del Perú el gobierno de Chile
construirá a su costo, dentro de los mil quinientos setenticinco
metros de la bahía de Arica, un malecón de atraque para vapores de
calado, un edificio para la agencia aduanera y una estación terminal
para el Ferrocarril a Tacna, establecimiento y zonas donde el comercio
de tránsito del Perú gozará de la independencia propia del más amplio
puerto libre".

El novísimo "periodista" Jorge Valdez, era viceministro y secretario
general de la Cancillería del Perú. Además, su identificación con la
dictadura fujimorista no era un asunto extraño, por el contrario lucía
orgulloso semejante y cuestionable "blasón" cívico.

Es importante subrayar que estas tres cuestiones estaban vinculadas
entre sí y una era rehén de la otra, al punto que se tenía conciencia
en Torre Tagle que no habría acuerdo sobre ninguna de ellas si no se
lograba un trato sobre las tres.

Pero, la "estrategia de negociación" fue un dechado vergonzoso de
perdedores, capitaneados por Jorge Valdez porque se siguió la línea
que mejor sirvió al interés de Chile. Se concluyó el Acta de Ejecución
del Artículo 5to del Tratado de 1929, donde se consagró la tesis
chilena. Después se concluyó el acuerdo sobre protección de
inversiones que, igualmente, favorecía a Chile. Y, por último, la
cuestión de delimitación marítima quedó fuera de la agenda bilateral;
también para satisfacción de Chile.

Con los años y sobre el específico punto de la delimitación marítima,
los capituleros y vendepatrias han insistido hasta la saciedad en
promover la adhesión del Perú a la Convención del Mar de las Naciones
Unidas con el pretexto que ésta servía para acordar con Chile la
delimitación en el mar. Y Chile, firmante de la Convemar, ha dicho
expresamente que NO usará nunca este instrumento internacional para
resolver ninguna clase de problemas limítrofes con países con mar
adyacente. ¿Qué país tiene mar adyacente con Chile?: ¡Perú!

En 1985 la Cancillería peruana, capitaneada por Allan Wagner Tizón,
notable por haber pasado los 2 mts. de altura, "logró", en las
"negociaciones" con Chile un mini-atracadero en Arica, diferente a lo
preconizado y establecido en el Artículo 5to del Tratado de 1929. Por
entonces ocurrió una anécdota infame que es bueno hacer de
conocimiento del público.

Las ocurrencias del encuentro entre las delegaciones peruano y
chilenas se llevaron a cabo en Arica.

Una noche de francachela irresponsable y espíritus liberados por el
alcohol generó un desaguisado que fue la comidilla por años de la
diplomacia chilena y una vergüenza oprobiosa para la nacional. El
embajador Eduardo Ponce de Vivanco (otro de los novísimos
"periodistas") perdió una carpeta con todos los documentos de la
posición peruana, oficios confidenciales, cartas y comunicaciones.

Esto no fue todo. La Cancillería de La Moneda llamó al embajador
peruano a Santiago y éste concurrió ignorante del motivo de la
convocatoria. Entonces, se habían dado los encuentros entre las
delegaciones peruano-chilenas en Arica y no existían más motivos
ríspidos o de cualquier otra naturaleza. Como se sabe, que una
cancillería llame a un embajador presume de un motivo sumamente
importante. ¡Y que lo era! La Moneda entregó la valija perdida por
Eduardo Ponce de Vivanco en Arica con todos los documentos al
embajador peruano. ¡Qué tal papelón!

¿Supo el canciller Allan Wagner de este desafortunado como infame
caso? Si lo supo, se calló en todos los idiomas porque nunca hubo
registro escrito sobre el particular y se estableció una especie de
espíritu de cuerpo que no fue otra cosa que motivo de mofa entre
nuestros vecinos del sur. En el equipo de aquella época figuraban al
lado de Wagner, Eduardo Ponce, Hernán Couturier y Alfonso Rivero
Monsalve, este último con los años, llegaría a ser el jefe de la mafia
en Torre Tagle.

El plano del desarrollo portuario propuesto por los chilenos al
presidente Augusto B. Leguía, llegó a Lima en el avión Jesús del Gran
Poder a fines de abril de abril de 1929. Con el golpe de agosto de
1930 y la pasividad de quien era entonces el canciller Montagne, este
plano se perdió en la bóveda de Torre Tagle por ¡nada menos que 70
años!

En 1998 se logró ubicar y reivindicar para la información de la
Cancillería lo que era, nada más y nada menos, que un instrumento
valiosísimo que habría evitado los constantes y aviesos requiebros
mañosos de la diplomacia chilena. Es más: es de suponer que fue
mostrado al entonces secretario general de Torre Tagle: Jorge Valdez.

Con este documento, era prácticamente imposible que las
"negociaciones" siguieran el curso desfavorable que estaban siguiendo
porque era la posición chilena la que prevalecía sin respuesta ni
contundencia de la actitud peruana.

¿Cómo así se concluyó en 1999 el Acta de Ejecución irrespetando –o
mejor dicho ignorando a sabiendas- un plano de inexcusable consulta y
referencia, con Chile? ¿Puede explicar el embajador –ahora
"periodista"- Jorge Valdez qué motivos le indujeron a traicionar los
intereses peruanos y preferir los de otro país? ¿Cuál es la versión de
los otros "negociadores": Carlos Pareja, Fabián Novak, Fernando Pardo?
¿Por causa de qué concedieron entre gallos y medianoche una posición
desfavorable al Perú?

Hoy la prensa y los medios en general, presos de una pereza criminal,
se olvidan del pasado vergonzante y sucio de muchos individuos, como
el caso de Jorge Valdez, y los convierten en "referentes" que
pretenden dar clases de diplomacia, buena conducta, limpieza cívica y
los ponen a "escribir". ¿Qué clase de lecciones –de cualquier cosa-
osarían dar Jorge Valdez, Eduardo Ponce o Alfonso Rivero Monsalve?

¿Qué categoría de prensa es aquella que cobija a malandrines que sólo
han exaccionado al Fisco y mal representado al país que les pagó sus
múltiples viajes y eternas torpezas contranatura?

¿Se atreverá Jorge Valdez a negar que conocía un plano que debió haber
dado otro curso a los entendimientos entonces con Chile?".

Convalidando obsequios contra Perú

Allan Wagner en 1986 convalida en términos de construcción, lo que
Fernando Schwalb en 1964 aprobara en planos desde la Cancillería
durante el primer gobierno de Fernando Belaunde. Aparentemente,
durante los 50s, la diplomacia chilena tomó conocimiento firme que los
planos del remozamiento portuario de Arica enviados a Leguía en el
avión ibérico Cristo del Gran Poder estaban perdidos en Torre Tagle.
Tema que Valdez y la pandilla comandada entre otros por Fabián Novak
Talavera, ignoraron adrede con conocimiento de causa de su existencia.
¡Es decir obliteraron un documento fundamental en la negociación!

Entonces Wagner, en 1986 aprueba la construcción de acuerdo a los nuevos
planos inventados por los chilenos en 1964.

En 1993 los australes quisieron ganar mucho más con las Convenciones
de Lima, pero la resistencia en Perú fue férrea. Y las dichas
Convenciones fueron tiradas a la basura.

Los del sur, en 1999, se contentaron con ceder algo en cuanto a la
"administración" portuaria, pero ratificando la aceptación de ese
atracadero ridículo e inútil. Pero con una gran diferencia, UNA GRAN
DIFERENCIA, los "negociadores peruanos" de 1999 ya sabían, por vez
primera, que lo acordado en 1986 era algo distinto, y a pesar de eso
cerraron los ojos. Y encima concedieron servilmente que el atracadero
estuviera fuera de los 1575 metros dentro de la bahía de Arica y que
fue lo estipulado en 1929.

¿Hay posibilidad de excusar los achilenamientos de Pérez de Cuéllar,
Allan Wagner Tizón y del traidorzuelo bribón Fabián Novak Talavera,
que para colmo de sinverguencerías fue condecorado en 1999 por
"negociar" en nombre de Perú con Chile por esta última nación que
premió sus esfuerzos –nadie sabe si pagados o gratuitos- proditores y
desvergonzados?

¡Atentos a la historia; las tribunas aplauden lo que suena bien!

¡Ataquemos al poder; el gobierno lo tiene cualquiera!

¡Hay que romper el pacto infame y tácito de hablar a media voz!

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