Wednesday, September 03, 2008

¡Descentralización cerebral!

Señal de Alerta
por Herbert Mujica Rojas
3-9-2008

¡Descentralización cerebral!

En la capital donde el aire de complicidad servil y silencio
generalizado, oro y esclavos y en que hasta la "gripe se acojuda" al
decir del viejo burgomaestre abunda y envilece, están todas las
instituciones del Estado, desde los ministerios, guarida de burócratas
dinásticos (los bisnietos aún trabajan allí), pasando por el Establo
de la Plaza Bolívar y la casa de gobierno donde dicen administrar
episódicamente el poder real que obsequian otros y sin olvidar la
casona del jirón Ucayali, Cancillería, escenario en que se han
fraguado las más grandes derrotas y cesiones vergonzosas de
territorio, soberanía y dignidad. Las leyes descentralistas no pueden
romper la hegemonía limeña porque éstas contienen la triquiñuela
pícara que nadie quiere dejar la metrópoli porque aquí están los
negociados, los contratos o concesiones con nombre propio y
dedicatoria y por la simple, como palurda razón, si es razón, que la
generación del billete tramposo que enriquece obedece al viejo adagio:
el ojo del amo engorda al caballo.

Cuando hace un año el edificio fisico del Congreso resintió el
violento sismo de agosto el Establo decidió buscar un nuevo local.
Sugerí entonces, y lo hago de nuevo y en el mismo sentido, que debía
estar la pomposa representación nacional avecindada en Tacna. Allí se
respira historia, se vive la realidad impotente de cómo hace falta un
puerto y se constata la visita de miles de ciudadanos de otras
nacionalidades que buscan lo que no tienen en sus jurisdicciones,
buenos precios, mejor comercio, atenciones médicas. Además, razón
fundamental, en casus belli, no le vendría mal al Establo, por vez
primera en su larga y mediocre existencia, tener 120 lápidas
conmemorando su resistencia heroica. ¿Cuántos legiferantes conocen
Tacna y el extremo sur del país? ¡Quedaría usted sorprendido! Apenas
el 5% de esa multitud de intrascendentes pasó alguna vez por Ciudad
Heroica.

Como parece que el Poder Judicial no tiene cura y demanda el fuego
literal de calores dinamizadores, entonces que éste cambie su sede
hacia Tumbes de modo que el sol queme las posibilidades de coimas y
compra de jueces al peso y yugule también el accionar de abogángsteres
que viven prolongando juicios y esquilmando a los clientes que van
presos si son pobres. ¿No cree usted que Tumbes engalanaría su
producción jurídica con tan augusta y masiva presencia de togados,
lejos, muy lejos de los lupanares en que se facturan prisiones,
exacciones y abusos contra la libertad de los ciudadanos y empresas?

¿Qué se hace con miles de nuevos abogados en un país que tiene exceso
de esta clase de especímenes? Si se cierran esas facultades
productoras de picapleitos y se invierte en facultades de ciencias,
podríamos forjar la carrera a brillantes matemáticos, físicos,
químicos, ingenieros, trocando la matriz educativa y de horizonte
profesional de las letras poéticas y estupidizantes hacia la emulación
histórica de lo que los antiguos peruanos ya adelantaron miles de años
atrás y las ruinas y construcciones delatan esas anticipaciones
imbatibles.

¿No es entonces, la descentralización, un ejercicio cerebral, de
renuncia a verdades canónicas, anti-científicas pero amarradas al
ocio, al facilismo, a la corrupción de no pensar ni escribir ni decir
nada frente a los escandalosos casos de corrupción que todos ven pero
que casi nadie denuncia?

¿Por causa de qué se pretende construir más prisiones en Lima? Alguna
vez sugerí la locura de crear fronteras vivas con incentivos,
universidades, hospitales, estadios, clubes, discotecas, bibliotecas,
en todas las fronteras que tiene el país. Quienes quieran ir hacia
esas zonas ganarán el doble o el triple pero aprenderán a resguardar,
en plena faena patriótica y laboral, la soberanía que descuidan el
Estado nacional, la proditora Cancillería y que no puede hacerlo del
todo la Fuerza Armada. No es una mala idea proveer de mano de obra
calificada y hasta profesional esos puntos en que la influencia del
Estado no llega. Y en donde sí están las influencias de otros países
que avanzan sin que nadie les muestre los correctos caminos que
señalan los límites.

La descentralización es también un ejercicio de estricto cartabón
cerebral. Eso conlleva la premisa que quienes incurran en esta
disciplina lo posean. Por tanto no parece difícil que los peruanos
tengan muy claro que Lima, la afeminada capital, pizpireta regalona,
coqueta y versátil, y que se cree representante natural del resto del
país, es un escollo brutal que debe superarse. Evidentemente si se
quiere hacer una descentralización genuina y por un Perú libre, justo
y culto.

¡Atentos a la historia, las tribunas aplauden lo que suena bien!

¡Ataquemos al poder, el gobierno lo tiene cualquiera!

¡Rompamos el pacto infame y tácito de hablar a media voz!

¡Sólo el talento salvará al Perú!

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