Friday, July 09, 2021

Apanados, payasadas y absurdos

 

Señal de Alerta

por Herbert Mujica Rojas

9-7-2021

 


Apanados, payasadas y absurdos

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La semana que termina es un compendio truculento de apanados, payasadas y absurdos. Personaje o institución central, ¡qué duda cabe! ha sido el Congreso. Por ceguera y estulticia se pasó de la raya y arriesgó todo por nada, el drama del Tribunal Constitucional en legislatura ad hoc y cuando se van a su casa a volver a la nada congénita, tenía sombras siniestras.

 

¿Cómo pudo permitir el aluvión de 80 votos en contra el abogado Fernando Calle Hayén? No es un mozo inexperto o bobo profesional, de ninguna manera, ocupó años atrás la presidencia del Tribunal Constitucional. ¿De dónde o cómo pensó que iba a tener algún respaldo? El resultado no puede ser más simbólico que el de una jubilación anticipada y terminal.

 

Como los abogados papelucheros han reemplazado cualquier discernimiento político, el “debate” discurre por citas de leyes o precedentes y en el Congreso olvidaron el bien común y la sensatez indispensable en temas de tan delicada urdimbre como la integración del Tribunal Constitucional.

 

El vicio antedicho llevó al descalabro y no hay payasada más triste que el espectáculo de un Parlamento que no elegía a los integrantes, perdía el tiempo con cuartos intermedios y anemizaba en una orfandad que ni siquiera los ridículos gimoteos de abogados cabilderos y ultra desprestigiados pretendieron cubrir con “marchas espontáneas”.

 

Si de algo ha servido esta dramática semana ha sido para despojar de sus caretas a no pocos pobres diablos: merodeadores de todos los poderes de turno, gestionadores de recursos non sanctos, delincuentes que han hecho de la antesala una forma de vivir fecunda y pingue. ¿Y el pueblo, qué pueblo? ¡Aquí sólo vale el dinero sucio que consiguen estos palafreneros palurdos!

 

¿Para qué quería la mafia elegir a candidatos de su simpatía? Una pregunta que debía tener muchas respuestas, las menos, causas honestas. Las más, la garantía de torceduras y componendas cada vez que fueran puestas a su consulta y con el expediente que tenían deuda por el cargo adquirido.

 

¿Por qué nuestros políticos son de juguete y no atinan a entender una actitud de Estado para los próximos 50 años?

 

He recibido “reclamos” acerca que no veo las “evidencias del fraude” y que nadie sabe “qué persigo”. No soy nada importante, sólo practico lo que González Prada anticipaba al decir que había que romper el pacto infame y tácito de hablar a media voz. En un país en que la gente musita y cuchichea y no rompe bronca la voz para protestar ante los abusivos, decir las cosas claras trae problemas. ¡Qué importa! No ha muchos días que una Segunda Corte penal confirmó mi absolución que una cogotuda ex ministra me lanzó en forma de acusación por supuesta difamación agravada! Todo su poder, influencia y abogados de renombre, se fueron de muelas ante la fuerza verdadera de un periodista sin más arma que decir las cosas como son.

 

¿Esperamos más del próximo Congreso? A nadie sorprenda que los perdedores se encarguen, cada 15 minutos, de dinamitar la andadura legislativa por venir. Acaso sea llegada la hora de una gran definición y hacer que el pueblo comprenda que no sólo sufraga impuestos sino que también exige cuentas y demanda soluciones a sus autoridades. A las que, dicho sea de paso, también paga por años de años.

 

¡Ataquemos al poder, el gobierno lo tiene cualquiera!