Evangelina
retorna de la Breña
El 5 de abril de 1879, Chile declara la
guerra al Perú.
El Coronel Andrés A. Cáceres, prefecto
interino del Cusco, reorganiza el Batallón Zepita con el que avanza a Mollendo
de donde se embarca hacia el puerto de Iquique. Allí inicia su participación en
tan nefasta guerra.
El sostén importante del Zepita, y posteriormente
de la Breña, es sin duda la participación del pueblo: indios campesinos, indios
mineros, indios pastores. Atendiendo las necesidades de este ejército, que hoy
conocemos como logística, avanzaban heroicas madres, esposas, hermanas, a las
que se les llamó “rabonas”. Pisagua, San Francisco, Tarapacá, Tacna, Arica,
Concepción, Pucará, Marcavalle, Tarma, Huamachuco, fueron testigos de la
lección heroica de este ejército, pero también de cobardías e infamias que
colocaron sus intereses personales por encima la defensa de la Patria.
CRÍTICAS:
“No se ha destacado mucho, en la dramaturgia o en la
literatura, el papel de la mujer en momentos importantes de la historia del
país. Es sumamente grato, entonces, que a través del teatro se hable de aquella
rabona incondicional y guerrera que, en definitiva, tenía una acción
importantísima en el conflicto, la de soporte de batallón, un soporte emocional
y una fuerza patente que debe ser valorada. Delfina Paredes logra, con gran
sensibilidad, con su pluma de dramaturga y talento de actriz, dar un lugar a
esta mujer dentro de la dramaturgia peruana y el reconocimiento dentro de la
Historia del Perú.”
Roberto Ángeles – diciembre 2006
(“Dramaturgia de la historia del Perú”)