Wednesday, April 27, 2011

Gravísima responsabilidad de la prensa

Señal de Alerta

por Herbert Mujica Rojas

29-6-2005

 

Gravísima responsabilidad de la prensa

http://www.voltairenet.org/article128845.html

 

Las grabadoras registran las expresiones que en blanco y negro se imprimen en los diarios y se ven, casi siempre en vivo y en directo en las televisoras, cuando los políticos o funcionarios pronuncian no pocas irresponsabilidades estúpidas y, a veces, aciertos. ¿Qué puede estar ocurriendo con los medios de comunicación peruanos que aparte de acríticos, anodinos, complacientes con el diseño que el poder imparte desde altas esferas, se deja enmendar la plana por quienes dicen que no dijeron lo que millones sí escucharon, vieron o leyeron?

 

Tomemos dos ejemplos. El polaco flautista que hace las veces de primer ministro, PPK, Pedro Pablo Kuczynski, dijo la semana pasada que había un rebrote peligroso y alarmante del terrorismo, que tenía razones, que él no hablaba por gusto. Ahora dice que lo interpretaron mal. En buen romance, que los medios de comunicación tienen en sus filas tarados y débiles mentales que no saben lo que transmiten, graban o registran. Y, para colmo de males, los medios no dicen absolutamente nada sino que parecieran refocilarse en la comprobación que se les trata como fronterizos irredentos.

 

Otro caso que junta la patanería de un servil orgánico con la arrogancia como es la derrochada por el ministro del TLC y Asuntos Foráneos, oficialmente de Comercio Exterior, Alfredo Ferrero. Este señor dice que no dijo que quienes se oponen a la firma del TLC con EEUU son partidarios o cómplices del narcotráfico y que no tiene, por tanto, que pedir disculpas. Y fueron los mismos medios los que se encargaron de difundir cuanto dijo con descaro este ministro.

 

Si el Congreso es odiado por ineficiente, compadrero, irresponsable, ajeno a la realidad de su origen popular que ha perdido deslegitimándose paulatinamente, no es menos cierto que los medios de comunicación también incurren en calamitosos yerros que les hacen poco confiables, privilegiadores del escándalo que vende pero que no educa con la información sino que envilece la acción ciudadana que subvierte valores morales en el supuesto que el ladrón o el pillo que hace trampa, sí es un ciudadano con futuro y que los honestos, los que aún creen en la forja paciente y sacrificada de un Perú libre, justo y culto, son idiotas atrasados, anti-históricos, bobos sin remedio, tontos que no saben para quien trabajan.

 

Los medios maquillan los problemas, los acomodan en su exposición según el cristal de quien impulse o sea mayor accionista influyente en sus nóminas empresariales. Por tanto, los periodistas son apenas trebejos a quienes hay que aplicar el foete si se les ocurre salirse de los cánones estrechos que imperan en los medios. Así, ningún problema álgido que involucre nombres "notables" de familias y cogollos tradicionales o de nuevos ricos agrupados, será ventilado públicamente, porque la ley no escrita de la complicidad, eso que llaman "espíritu de cuerpo", los junta y arrebaña en silencios mortales o, contrario sensu, escándalos muy bien enderezados casi siempre contra los más débiles.

 

Hay, entre los periodistas, quienes viven de rodillas por vocación borreguil y acrítica. También, una minoría ilustrada como selecta y bien rentada, proclive a alquilar sus servicios, siempre y cuando se respete su escalafón de años al servicio de los patrones y falta de vergüenza pública para atacar lo que ayer defendían y mostrar amor por lo que antes blasfemaron. Unos y otros son los "referentes", los "formadores de opinión", los que se entrevistan y elogian entre sí y el resto no existe, no puede tener la oportunidad de mostrar en público su parecer, porque eso significa inmediato y peligroso peligro.

 

Se ha fabricado la asociación fujimorismo-prensa chicha como equivalente de suciedad malsana, pestilencia intolerable, inmoralidad infinita. Sin embargo muchos de sus fautores están donde antes estuvieron y hasta son hoy reputados como "líderes de opinión". Los gatos están de despenseros. ¿Y podría decir algo sobre el particular una prensa tan acrítica y complaciente como la actual?

 

Grave, muy grave, es la responsabilidad de los medios y de sus autores en estos últimos cinco años. Y es una historia que no puede ni debe ser ocultada.

 

¡Atentos a la historia; las tribunas aplauden lo que suena bien!

 

¡Ataquemos al poder; el gobierno lo tiene cualquiera!

 

¡Hay que romper el pacto infame y tácito de hablar a media voz!

 

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