¡Odebrecht reconoce Asociación
Ilícita, para concesiones de obras por coima!
por Guillermo Olivera Díaz; godgod_1@hotmail.com
10-3-2017
En un procedimiento de delación
premial, buscando reducir su condena de 19 años de pena, en Brasil, el preso
Marcelo Odebrecht y 77 funcionarios suyos (muchos en prisión), han confesado
-en declaraciones judiciales- haber entregado, como coima o soborno, decenas de
millones de dólares a sus asociados, en los gobiernos de Alejandro Toledo, Alan
García y Ollanta Humala, del 2004 al 2014.
¡78 personas suscriben tales
documentos judiciales, es decir, aceptan sus delitos y reconocen la existencia
de una organización criminal internacional que incluye a Alan García Pérez!
¡La justicia brasileña, a nivel de
Corte Suprema, ha aprobado (homologado), tales filudas declaraciones que
delatan por nombre y apellidos, a los coautores, cómplices y demás copartícipes
peruanos en la inmensa maraña de delitos cometidos!
Esta confesión-delación de Marcelo
Odebrecht ha sido ratificada ante la justicia norteamericana, donde igualmente
Odebrecht busca suavizar el trato penal que le corresponde. Jorge Simoes
Barata, uno de esos 78 confesos, también preso en Brasil, lo ha reconocido en
parte, buscando beneficios, ante el fiscal peruano Hamilton Castro, quien lleva
el intrincado caso.
Se trata, pues, del reconocimiento
indubitable, ante fiscales y jueces, de la existencia de una Asociación Ilícita
para cometer una variada gama de delitos, cuyo destino criminal era conseguir
obras en concesión, de los diversos gobiernos del Perú, a través de la
entrega-recepción de considerables cantidades de millones de dólares a los
corruptos integrantes de esta reprobable organización.
Al respecto, repito lo que tengo
escrito. Hoy en día, configura un nuevo delito agravado el solo hecho de
constituir, promover o integrar una organización de dos o más personas
destinada a cometer delitos de concusión, peculado, corrupción de funcionarios
y enriquecimiento ilícito, aunque tal destino criminal se disimule o se apareje
a una actividad empresarial. Así lo establece el Artículo 317° del Código
Penal.
En esta nueva modalidad de delito no
se requiere establecer, según lo descrito en el citado tipo penal, acreditar o
probar para meramente denunciar, ninguna coima o soborno para los asociados, en
este caso para Alan García, aunque tal prebenda haya sido entregada y recibida,
en millones de dólares, por otros asociados de la organización. Se delinque por
el solo hecho de integrarla, constituirla o promoverla. Basta que los fines
sean delinquir, aunque ellos estén uncidos al ejercicio de una profesión,
industria o de cuaquier cometido empresarial.
En el caso que nos ocupa: Alan García
y los muchos Odebrecht, se trata de una inmensa Asociación Ilícita que actuó en
diferentes años, consumando hechos delictivos independientes (en concurso real
descomunal), en lugares distintos del país, respecto, por ejemplo, de la
costosa Irrigación de Olmos (Piura-Lambayeque), la de Chavimochic (La Libertad)
y el Metro de Lima, tramos 1 y 2 (Lima). ¡En todas estas obras la tozuda
organización medraba de la ilicitud como rentable destino criminal, para lo
cual Alan García acomodaba la legislación a su antojo y se salteaba a velocidad
cualquier inconveniente!
Incluso tenía la asociación ilícita
una eufemística División de Operaciones Estructuradas, de carácter
internacional (departamento de sobornos), especializada en pagos disimulados a
través de una sofisticada cadena de empresas offshore, como las consituidas por
los peruanos Jorge Cuba, Edwin Luyo y Miguel Navarro, hoy presos, y que sus
funciones dependían del exministro MTC Enrique Cornejo y éste a su vez
sumisamente del mandamás García.
¡Escuché a Cornejo señalar que el
presidente lo subía al avión presidencial, como invitado en un viaje de día al Cusco,
y él tenía que ir y regresar con la compañía de Jorge Simoes Barata. En la
noche no le importaba integrar el consejo de ministros para beneficiar a
Odebrecht!
Un órgano de sobornos a Gil y Mil
como el narrado, conocido por sus modos extraños de operar por los risueños
asociados, muestra a las claras la naturaleza criminal de la asociación y el
destino permanente en el anchuroso mundo de lo ilícito. ¡Se trataba del sicario
coimeador!
Alan García, por su parte, sabedor de
lo específico que requería la asociación que integraba, adecuaba la legislación
a pedir de boca interesada, que también era la suya, sin la intervención del
Congreso y más bien con la exclusión de la Contraloría.
Expidió, por ejemplo, 3 Decretos de
Urgencia (047-2008, 121-2009 y otro más), varios Decretos Supremos (D. S. N°
262-2010-EF, del 23-12-2010 sobre precios unitarios inflados y otras lindezas
sin control de Contraloría). Además, utilizó a ministros emisarios (Jorge Del
Castillo y Verónica Zavala), realizó un nocturno consejo de ministros,
infinidad de viajes y reuniones palaciegas frecuentes entre los asociados,
etc., etc., para favorecer a priori a ODEBRECHT, todo lo cual daba la partida
documental y material útil y necesaria al complicado proceso del iter criminis
asociativo.
El capitoste Marcelo Odebrecht, preso
y condenado a 19 años de cárcel, en Brasil, y 77 funcionarios más de su
empresa, han confesado, en delación premial (colaboración eficaz, en Perú), los
entretelones y vericuetos de esta asociación ilícita, aceptando su real y
reprobable compleja naturaleza, las coimas entregadas a sus miembros, pero sin
tocar a Alan García, cuyos citados actos de este último lo incriminan hasta la
saciedad.
¡La coima, soborno o prebenda, aunque
realmente lo hubiera, no es un ingrediente de esta figura delictiva llamada
Asociación Ilícita!
Está, pues, confesada, es decir,
aceptada, por sus conspicuos y propios integrantes (78 personas, hasta ahora),
la existencia de esta temible asociación de corrupción, de la cual Alan García
era y es, un asociado importante, como lo demuestra el despliegue publicitario
que se conoce y, por cuya razón, se le busca encubrir, desde el "Acuerdo
Preliminar" firmado entre Odebrecht y la fiscalía del caso.