Saturday, August 01, 2015

Víctor Raúl: político decente

Señal de Alerta
por Herbert Mujica Rojas
3-8-2004

Víctor Raúl: político decente

Han pasado 25 años desde que Haya de la Torre se fuera un 2 de agosto hacia la historia. Para entonces su liderazgo superaba medio siglo de lucha fragorosa, de pugna a muerte contra la antipatria y no pocos fueron los que cayeron en el intento de hacer del Perú madre y no madrastra de sus hijos. Al margen de opiniones, muy por encima de sesgos, Víctor Raúl fue un hombre decente, en un país de política infecta y sucia y murió en casa fraterna pero ajena.

De ímpetus y andanadas incontenibles, Víctor Raúl fue un maestro y un dínamo ambulante que agitaba conciencias, retaba con fundamento y amaba al Perú con querencia de hombre grande. Era esencialmente un hombre bueno. Y así lo entendieron las muchedumbres que le siguieron en su epopeya durante décadas.

¿Cómo puede entenderse sino, que al sólo conjuro de su voz o de su nombre, los héroes anónimos del pueblo, arriesgaran el pellejo en la cita clandestina o en el debate que muchas veces fue sellado con el balazo artero o el fusilamiento letal? Como si fuera ayer, recuerdo que aquel 2 de agosto en el Aula Magna, un viejo aprista, famoso por su rudeza, me dijo, vestido en insólito terno y embargado por lágrimas, mirando los restos del león caído: ¡es al único que respeto!

Para muchos de nosotros, muy jóvenes entonces, Víctor Raúl no fue sólo el legendario conductor de multitudes o el jefe del Partido a quien pocos contestaban por una mal entendida fraternidad que muchas veces era sumisión vasalla, fue también el agitador y el docente que enseñaba con el ejemplo. Su única riqueza la constituían sus libros, la arquitectura de un partido con mártires y líderes caídos y el profundo amor a una causa de justicia.

Citado por Haya, llegué una tarde fría a Villa Mercedes, donde por todo alimento, tomé una gaseosa que Jorge Idiáquez me convidó sin dejar de advertir: ¡que no se dé cuenta el Jefe porque es suya! ¡Pero yo era un escolar literalmente muerto de hambre! Víctor Raúl discurrió por regaños de un encargo que no había podido cumplir y recomendaciones múltiples. Luego de algunas horas, me preguntó cómo me iba en el colegio y si había almorzado porque me notaba desfalleciente. Cuando le confesé que no, entonces, blasfemó de la “juventud desnutrida”, “descuidada” y obtuve una charla sobre los trujillanos adolescentes que habían combatido en Trujillo en 1932.

Otra vez, sin proponérmelo, tuve el atrevimiento de preguntarle por causa de qué Rómulo Betancourt sí había llegado al gobierno en Venezuela en los años 40 y él no. Eso significó siete o más días de proscripción disciplinaria porque el “Viejo” no quería hablar con un “bocón irrespetuoso”. Creo que fueron esas y otras calaveradas las que me ganaron su afecto discreto y fraterno.

Las nuevas promociones, apristas y no apristas, deben entender que la política no tiene que ser necesariamente sucia o repugnante si quienes están en ella, ostentan, como lo hiciera Haya de la Torre, genuina devoción por el Perú y su gente. Probablemente esa sea la lección inmarcesible y paradigmática legada por este hombre de imborrable recuerdo.

Víctor Raúl: político decente.

¡Atentos a la historia; las tribunas aplauden lo que suena bien!

¡Ataquemos al poder; el gobierno lo tiene cualquiera!

¡Rompamos el pacto infame y tácito de hablar a media voz!

hcmujica.blogspot.com
Skype: hmujica



OSITRAN: ¡denuncian por peculado a Benavente!

Señal de Alerta
por Herbert Mujica Rojas
3-8-2015

OSITRAN: ¡denuncian por peculado a Benavente!

¡Hasta que se le acabó la paciencia a un ciudadano que ha venido estudiando el desorden y caos que se practica en OSITRAN y de que hemos venido dando cuenta sin refutación alguna porque todo es cierto!

Pues bien, premunido de documentos fedateados por la propia institución o debidamente legalizados, y luego del pertinente análisis, el abogado Carlos Santiago Astorga Salazar decidió ejercer su derecho ciudadano y presentó denuncia penal por comisión del delito de Peculado, en la modalidad de Negociación Incompatible, por infracción al artículo 399º del Código Penal. Esta denuncia fue presentada ante la 1ª Fiscalía Provincial Corporativa Especializada en Delitos de Corrupción de Funcionarios de Lima, en contra de la Presidente de OSITRAN, Silvia Patricia Benavente Donayre, y otros que resulten responsables.

Semanas atrás dimos cuenta de irregularidades que se venían cometiendo al nombrar para determinados cargos importantes, muy cercanos a la Presidencia, por ejemplo, la Asesora personal y el Gerente General. Giros que se efectuaron contraviniendo las propias normas internas, pues los nominados estaban lejos de cumplir con los requisitos exigidos, a pesar de haberse rebajados estos en el Manual de Descripción de Puestos. Anunciábamos entonces que este proceder podría incurrir en un delito penal.

¿No importa el país?

Volvemos a preguntar: ¿hasta cuando el Ejecutivo, y especialmente la PCM, dejará en manos de esta gente la supervisión de más de $20 mil millones de inversión en la infraestructura de su competencia?, ¿acaso no importa el país?

Funcionarios involucrados

La denuncia permite inferir que acompañan a Benavente como parte encausada: María Farah Wong Abad, por haber asumido indebidamente el cargo de Asesora de la Presidencia; Obed Chuquihuayta Arias, por la misma razón, en el importante y decisorio cargo de Gerente General.

Asimismo, por haberse coludido en estos nombramientos indebidos han sido denunciados también: Ysmael Mayuri Quispe, Jefe de Personal; Mariela Álvarez Muñoz, Gerente de Administración y Finanzas; y cómo no, el Gerente de Asesoría Jurídica, Jean Paul Calle Casusol, quien fuera el artífice del triple despido al mismo funcionario y que parece divertirse porque vive permanentemente en el error.

Botan personal experimentado

En tanto en OSITRAN se producen estos ingresos irregulares (¿sólo Dios y su ayuda nos pueden revelar cuántos otros, de este mismo tipo, hay de patitas en la calle?, dados los permanente cambios del MDP para rebajar requisitos), de otro lado despiden a funcionarios de amplísima experiencia en las ramas de puertos y ferrocarriles. Tales los casos de Atilio Rojas, quien acababa de ser felicitado por su exposición en un curso sobre Regulación dictado en Piura y Terry Medina, debilitando de esta manera, aún más, a la institución reguladora, pues los reemplazantes están lejos de tener la experiencia de cualquiera de ellos.

¿Se repite lo de Ayacucho?

Wilfredo Oscorima Núñez, el no habido Gobernador por Ayacucho, ha sido sentenciado, entre otros delitos, por el nombramiento irregular de su Asesor Legal, sin que éste contara con título profesional que lo avale. Este entonces, es un caso bastante similar al denunciado por Astorga Salazar, por lo que no dudamos que la fiscal del caso procederá formalizando la denuncia correspondiente.


El expediente Prado: balance de un año

El expediente Prado: balance de un año
por Juan Carlos Herrera Tello; jcherrerat@yahoo.com

30-7-2015

Hace un año, se publicó una de las obras más completas de investigación histórica en torno a la vida de un personaje controvertido como Mariano Ignacio Prado, en cuyo paso por la historia de nuestro país abundaban las medias verdades, la adulación, la leyenda simplona y hasta la falsificación de documentos.La Universidad Particular San Martín de Porras publicó el texto del congresista Víctor Andrés García Belaunde: El expediente Prado, que fue presentado por Carmen Mc Evoy, Fernan Altuve Febres Lores, Nelson Manrique, Juan Luis Orrego Penagos y Juan de la Puente, además de otros publicistas que han comentado el texto favorablemente en artículos de opinión y breves ensayos. A todo esto se suma que en un año el libro tiene una primera edición y tres reimpresiones, y ni la piratería ha logrado que el texto original se siga adquiriendo no obstante la diferencia económica.

¿A qué se debe que El expediente Prado sea un éxito rotundo? Muy simple, la documentación que sustenta todo el libro es lo más valioso, siendo un aporte a la historiografía para develar los motivos que tuvo Mariano Ignacio Prado en desertar el cargo de Presidente del Perú y así mismo nos deja entrever los motivos por los cuales entramos en una guerra que no era nuestra.

García Belaunde inicia su texto desentrañando el origen humilde de Prado y descubre la fecha real de su nacimiento, así también encuentra el testamento del padre del futuro dictador, donde solo lega deudas y una chacra infectada por un gusano. El joven Prado era un tramitador, un representantede ciudadanos de Huánuco, lo que lo llevó hasta la capital (nunca fue estudiante de San Carlos y menos cursó estudios superiores) y allí, usando su cargo de “capitán de cívicos”, logra insertarse en el ejército de Castilla donde obtiene un grado al triunfar la revolución. Pezet lo nombra prefecto en Tacna y por su desempeño y “lealtad” al régimen se le encomienda la Prefectura de Arequipa, poco tiempo después se subleva contra Pezet, y elimina a sus adversarios mientras emite vales de deuda pública que son enviados a Chile por su concuñado Carlos von der Heyde; llegado al poder entra en guerra con España azuzado por su amigo Domingo Santa María (quien en 1883, como presidente de Chile, nos impone el tratado de Ancón). Prado en su primer acto realiza la Alianza con Chile y envía nuestra escuadra al sur a defender sus costas, por eso se explica la falta de barcos peruanos aquel 2 de mayo de 1866, tanto así que los modernos navíos adquiridos por Pezet, el Huáscar y la Independencia, primero llegan a Chile y prestan servicios por 2 años, permitiendo a los chilenos que conozcan nuestras embarcaciones navegando en ellas.  

Ya con una revolución en contra, realiza una de las compras más controvertidas para proseguir la guerra con España y adquiere los inservibles monitores Manco Cápac y Atahualpa, buques sin autonomía de navegación que se encontraban fondeados en un puerto norteamericano. Prado realiza un contrato sumamente oneroso con la empresa Alexander Swift en Lima y paga por aquellos buques 2 millones cuando en realidad estaban al remate por 750 mil, y se pagó más del 90% del importe en dinero en efectivo y con bonos peruano-chilenos. Prado huye a Chile dejando a su familia (a la que obviamente no le sucede nada), pero la compra ya se había realizado en su gobierno. El nuevo mandatario, trató de impedir la compra pero desde los EEUU, José Antonio García y García persuadió a la nueva administración que esto no se podía hacer porque peligrarían nuestras relaciones con los EEUU. El gran negociado se había consumado.

Una vez en Chile, Prado funda un banco y lo denomina Banco Montenegro y Cia. y funciona en Chillán, luego adquiere tres minas de carbón (Maquehua, Quilachanquín y Colicó) en Arauco y a este emporio le pone un ferrocarril, con varias estaciones y un puerto especial para desembarcar el mineral y para transportar su carbón, adquiere un vapor. También logra concesionar para sí la isla Juan Fernández (hoy Robinson Crusoe), adquiere una casa de verano en Viña del Mar comprada a su amigo José Francisco Vergara y también compra una hacienda y terrenos de pastoreo ubicados en Caupolicán.

Si bien es cierto, los bienes fueron adquiridos antes del enfrentamiento de 1879, lo deleznable es justamente lo que nuestro presidente en ejercicio realizó durante la guerra y después de ésta. Declaradas las hostilidades, en Chile se crea un impuesto, donde todos los chilenos y extranjeros que vivían en el país estaban obligados a contribuir con el Estado para afrontar la guerra. Es así que por los inmuebles, empresas, y concesiones así como todo lo que sea un bien pasible de impuesto, se debía de pagar un porcentaje mensual y ayudar al Estado chileno para que le haga la guerra al Perú. Prado pagó fielmente su contribución de guerra porque después de acabada, vendió todos sus bienes en Chile que habían elevado su valor.

Algo que resulta trascendente es que García Belaunde ubica en los archivos del Congreso el debate de cómo se otorga el permiso a Prado para que salga del país al frente de nuestras tropas, y que esta autorización no es la misma que publicara en forma ambivalente el Poder Ejecutivo. La autorización de estar al frente de las tropas caducó al momento que Prado regresó a Lima a fines de noviembre de 1879, pasados los desastres bélicos. 

García Belaunde transcribe escrituras públicas donde Prado -mientras Lima era saqueada- adquiere terrenos para ampliar la línea de su ferrocarril en Arauco y también su muelle en Laraquete de propiedad de la familia Cousiño, y estos aceptan la venta con la finalidad de que el dinero sea entregado al hospital de Lota, de los cuales los Cousiño eran benefactores; es decir Mariano Ignacio Prado aliviaba las heridas de los chilenos que sufrían por nuestras armas. Del mismo modo durante la ocupación chilena del Perú, Prado seguía haciendo negocios y refinanció su deuda con varios empresarios quienes se permitieron no cobrarle intereses por un tiempo.

Estando en Inglaterra en octubre de 1883, cuando se estaba negociando la paz definitiva con Chile, Aurelio García y García descubre a Prado, Canevaro, Pividal y Rosas tratando de quebrar la Peruvian Guano para hacerse de las miles de libras esterlinas que esta empresa le debía al Perú, que dejaron de pagarse por el conflicto, y aprovechándose de poderes ya vencidos y de representaciones que no servían, Prado se presentaba como presidente del Perú junto a sus amigos, para apropiarse de lo poco que le quedaba a nuestro país y que serviría de algo para salir del desastre.

Estos vergonzosos acontecimientos se coronan cuando Prado vende todos sus activos en Chile y se convierte en un hombre sumamente rico y lo invierte en el Perú y sus hijos conforman una de las mayores riquezas de nuestro país. Esta riqueza ha servido para lavar la vergüenza, para comprar conciencias o simplemente para que algunos se callen de todo lo que Mariano Ignacio Prado significaba. Prueba de esto, están los documentos falsificados por Luis Humberto Delgado y que mereciera la descalificación de historiadores contemporáneos entre ellos Percy Cayo Córdova, Armando Nieto y Jorge Paredes G.

Todo esto le ha valido a García Belaunde un comunicado publicado en El Comercio, donde un grupo de fanáticos se reunió para descalificar al autor de El expediente Prado donde sin base y hasta con insultos nos quieren hacer creer que la obra mancilla a Leoncio Prado, cuando en realidad siempre es considerado un héroe, y es un personaje tangencial para la obra. En este asunto, García Belaunde toma como referencia lo escrito por Abelardo Gamarra quien manifiesta que Leoncio muere tratando de dar un “¡viva el Perú!” que fue cortado por un tiro en la cara por un chileno. Mientras que los fanáticos escudados en asociaciones escolares y hasta militares se unen para tomar bandera por la fuente chilena, donde pretenden pasar que Leoncio Prado murió ordenando su muerte, en su cama con un café y dando tres golpes de cuchara. Lo que lleva al ridículo es que quien dice esto es el historiador chileno Nicanor Molinari (que en su texto insulta a Bolognesi), y en esas mismas páginas deja a Leoncio como un simple delator, y nos hacen creer que le dan el tiempo de escribir una carta de despedida a su padre biológico, cuando es sabido que Leoncio trataba de padre al esposo de su madre. No es necesario ser perito para darnos cuenta que la carta es falsa, si solo comparamos la firma de Leoncio con documentos oficiales.

Además de los fanáticos hay otros personajes que insultan en base al numerario que probablemente reciben, un señor que confunde la novela con la historia; un abogado que golpea a su madre; un periodista que sin leer el texto amparándose en su edad, suelta insultos que demuestran que de por medio hay más que fanatismo; una dama que usa anglicismos al más puro estilo de Un Mundo Para Julius, y algún personaje que intenta tomar la obra de García Belaunde como si esta fuera contra los huanuqueños: son los nuevos Luis Humberto Delgado, ya que al parecer la defensa de Mariano Ignacio Prado siempre está asociada a personas con conductas similares al ya fallecido historiador. También le ha valido a García Belaunde una acusación ante la presidencia del Congreso, y que ha valido que haya dos informes contundentes de especialistas parlamentarios, que opinaron por el archivamiento del bodrio porque no tenía sustento alguno.

García Belaunde ha presentado un Proyecto de Ley que elimina el título de “Prócer de la Independencia” a Prado, otorgado durante el gobierno de su hijo Manuel, y nos parece correcto que se realice aquel acto, será como una degradación póstuma a la que debió hacer frente cuando regresó al Perú y que si no fuera por los gobernantes de turno que permitieron el borrón y cuenta nueva, hoy no tendríamos en un pedestal inmerecido a este mal peruano que lucró con la desgracia nacional. No se le puede llamar “prócer” porque cuando nació ya teníamos varios años de libertad. Y creer que España en la guerra de 1866 quería reconquistar al Perú, es un absurdo que no puede ser tomado en serio ni ayer ni hoy porque si bien tenían una flota poderosa a ésta le faltaba logística.

Prado hizo la revolución para hacerse rico, adquirió naves inservibles que le permitieron aumentar su riqueza, luego todo lo invirtió en Chile, no le interesó la desgracia de su país, regresó con las talegas llenas de oro, legando a sus hijos una considerable fortuna, y estos trataron en lo posible de borrar todo aquello que culpase a su progenitor. Hoy ya conocemos la verdad y por las entrevistas que ha realizado Víctor Andrés García Belaunde, develará más adelante los negocios de Prado en Bolivia con lo cual cerrará el círculo de la vergüenza de este nefasto personaje.


¡Traficantes de la historia!

¡Traficantes de la historia!
por Jesús Guzmán Gallardo; jeguzga@hotmail.com

30-7-2015

El mejor homenaje a Víctor Raúl es seguir desenmascarando a una recua de traidores al ideal supremo de luchar por los desposeídos y a la vez, evitar que sigan engañando impunemente, haciendo uso de la valentía, que ellos no tienen, con toda determinación y resolución que nos da el saber que estamos con la verdad.

Escribir sobre la historia de los acontecimientos más importantes es una tarea de enorme responsabilidad, que exige rigurosidad en la señalización de las fuentes usadas. Más aún, cuando el objetivo o razón última es la lección o el mensaje  que puede extraerse con espíritu crítico, o serio por decirlo de forma sencilla. Sólo así se logra que el hecho trascienda.

Hacer lo contrario es conseguir sumirse en la nebulosa de la vulgaridad o en el de la mentira descarada.

La farsa histórica en nuestro país es muy conocida y frecuente, cuando en la actividad política se ha vuelto un lugar común para crear, o mejor dicho, fabricar biografías que ensalcen el ego o el culto a la personalidad de un candidato con pretensiones electorales.

Es el caso específico de quienes urdieron la patraña de la relación de Alan García Pérez con Haya de la Torre. Le inventaron, entre muchas cosas, el carácter de discípulo del patricio y para ello montaron tremenda parafernalia destinada a crear un pasado que nunca existió.

Se financiaron revistas que nadie leía por lo  malas que eran, y se trucaron fotografías que jamás existieron. La gente poco informada se suele tragar sapos con mucha facilidad y así sucedió con los libelos que fabricaron con el sello de la impunidad propia de los que trafican con la historia al compás del dinero.

Quien escribe estas líneas, no sólo vivió con intensidad dichos momentos sino que fue testigo de excepción por el cargo de secretario general colegiado del Partido Aprista que ostentaba y que puedo exhibir por más de una década, como miembro del Comité Ejecutivo Nacional de manera ininterrumpida, amén de una militancia continua desde que ingresé al Club Infantil 23 de mayo (la CHAP auténtica) cuando frisaba los once años. En suma, asistí al fallecimiento de Víctor Raúl Haya de la Torre y los prolegómenos de ese acontecimiento histórico.

Víctor Raúl al ser elegido presidente de la Asamblea Constituyente en 1978, inició su último periplo en medio del agravamiento de su enfermedad que prefirió mantener oculta. El jefe del Partido, al confrontar a sus médicos, reunió a la Comisión Política que se constituía de esa manera cuando la presidía Luis Alberto Sánchez; en ella nos comunicó que sabía de lo  que sufre y solicitó que el hecho permaneciera como una cuestión de Estado, habida cuenta de la necesidad de fortalecer primero la organización partidaria para enfrentar la elección del Secretario General y por ende del candidato a la presidencia de la República por nuestra organización. Preocupado, pues, por la unidad del partido nos pidió guardar absoluto secreto y discreción sobre su enfermedad y el correlato inevitable. La tensión de ese momento se vio coronada por un juramento que incluía el nombre del candidato que era Armando Villanueva del Campo.

El anti-Haya, es decir Alan García Pérez, era entonces secretario nacional de organización por lo cual NO participaba, a pesar de su protagonismo personalista, de dichas reuniones. No existió ninguna referencia al personaje de marras y menos conjetura alguna sobre algún encargo específico fuera de los miembros de la mencionada Comisión Política. En ella se diseñó la organización de convenciones regionales y que serían presididos por sus integrantes; el objetivo, que ya se mencionó, era la consolidación del Partido.

Sucedió que en algunas de dichas reuniones se cometió deslealtad e infidencia sobre la salud de Haya, lo cual motivó una reunión de emergencia donde el jefe del Partido expresó su decisión de no permitir el ingreso a su casa de los inconsecuentes entre los que estaba García Pérez. Ya había perdido toda consideración de Víctor Raúl y ciertamente de cualquier protagonismo.

Cuando se agravó la salud de Víctor Raúl se restringieron las visitas al jefe. En consecuencia el anti-Haya, con mayor razón, nunca pudo visitarlo.

Lo puedo atestiguar por el hecho de estar muy cerca de ese proceso al extremo que por mi condición del cargo y responsabilidad tuve el privilegio y honor de despedirme de Víctor Raúl la noche del 31 de julio de 1979, ya que viajaba al día siguiente a Cusco y le expresé mi compromiso de informar de la situación del Partido en dicha ciudad a mi regreso. Haya no podía hablar y sólo atiné a tomarle la mano que sí pudo levantar levemente en señal de saludo y adiós. Confieso que sentí que no pude pasar saliva de la impresión y me retiré inmediatamente de su dormitorio convertida en improvisada clínica. Esta escena se grabó en mi memoria de forma indeleble y hasta hoy la recuerdo con mucha emoción.

Recibí la noticia de su fallecimiento en el Cusco e inmediatamente inicié las gestiones para regresar a Lima y lo pude hacer después de muchos intentos para conseguir el pasaje en avión, gracias a la generosidad del prefecto de dicho departamento que militaba en Acción Popular.

A mi llegada a Lima fui inmediatamente al local de Alfonso Ugarte y me incorporé a la reunión de la secretaría general colegiada que se había declarado en sesión permanente para organizar los funerales de Haya de la Torre. Es de esta manera que se tuvo a bien designarme, junto con Luis Negreiros, para hacer uso de la palabra en el Parque Universitario a nombre de la juventud del Partido Aprista.

Alan García Pérez NO habló en ningún lugar.

Escribo este testimonio por primera vez, sin ápice de vanidad, con la intención manifiesta de echar por tierra tantos ídolos con pies de barro que pontifican sobre un protagonismo que nunca tuvieron, ni siquiera de cerca, en dichos acontecimientos, porque carecieron, antes y ahora, de la relevancia como para hablar de algo que encierra tanto cuidado pero que sus afanes e intereses personales y mezquinos los hacen mentir para un auditorio de intonsos e ignorantes.

En conclusión, el anti-Haya jamás fue un discípulo de Víctor Raúl tal como algunos quieren creer o hacer creer y no estuvo jamás en el lecho de muerte de quien en vida tuvo una conducta totalmente opuesta a la que él exhibe ahora. Los discípulos superan a su maestro en cualidades y virtudes, García no le llega ni a los talones. Este político de sainete no se aproxima en lo más mínimo a quien construyó un Partido con valores y principios que desechaba a los traidores, al igual que esa cáfila de seguidores, que aún tiene, y que son los responsables de la destrucción de lo que se construyó con sacrificio, honestidad, lealtad a la doctrina y coraje; cosas que los miserables condottieros no poseen.

Alguien que se entrega a los brazos de la derecha para cuidar su fortuna mal habida, no puede ser jamás considerado seguidor de Haya, cuando a ello hay que agregar la condición de hipócritas, farsantes, demagogos y genocidas, que no tienen miramientos para ordenar el asesinato de humildes pobladores como lo fue el baguazo, llegando al extremo de criminalizar la protesta social.