Informe
Señal de
Alerta-Herbert Mujica Rojas
12-7-2023
¿Quiénes son los violentos?
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La pregunta es adecuada como imprescindible. Hay que
responder con la verdad y por los hechos acontecidos desde que doña Dina
Boluarte asumió luego de los sucesos lamentables del 7 de diciembre, 2022.
¿Cuántos fallecidos por heridas de bala o violencia
provenientes del Ejército o la Policía hay en diversas partes del país? Casi
70. ¡Ni siquiera esa contabilidad siniestra está clara! ¿No fueron civiles
inermes, sin actitud agresiva o en plan de ataque mortal, los caídos? ¿Quiénes son los violentos?
¿Cuántos civiles, policiales o militares hay presos por
estos hechos de violencia injustificada que fulminaron la vida de compatriotas
de provincias? ¡Ni UNO! Inobjetable, trágico y espeluznante, aquí pareciera
existir licencia para matar.
Nuevamente ¿quiénes
son los violentos?
¿Cómo van a identificar o tipificar en las entradas a Lima,
quiénes tienen voluntades violentistas? ¿Por la forma del rostro, por el número
de calzado o por la proveniencia geográfica? El racismo repugnante que
considera al hombre o mujer del interior como potencialmente ligado a la
violencia, es un adefesio indigesto.
Todos los informes internacionales dan cuenta de la
violencia del Estado peruano que en nombre del gobierno de Boluarte, aplicó la
mano dura, como si estuviéramos en guerra y como si los hombres y mujeres
votando con los pies sus protestas, no fueran peruanos como todos nosotros.
El racismo, la exclusión, el desprecio, son todas estaciones
viles practicadas por quienes sienten que a excepción de ellos, el resto no
merece nada, sólo castigo, pan y agua o el balazo mortal que yugule sus vidas.
Entonces ¿quiénes son
los violentos?
Las autoridades del Ministerio de Cultura recibieron a
patibularios de una taifa llamada “La Resistencia” pero que no es más que una turba
urbana de esquiroles y matones a sueldo y para hacer los trabajos sucios en el
ámbito civil. Estos delincuentes son despreciables. Como lo es también la
ausencia de energía que debe aplicarse a quienes incurren en delitos.
¿De qué lado está el Congreso? ¡Cómo si fuera una sorpresa
detallar las mil trapacerías que urdieron para lograr la vacancia de Pedro
Castillo? ¡Y son tan mediocres los legiferantes que Castillo lo hizo contra sí
mismo! ¿Para eso les paga el pueblo, sueldos que no merecen?
El gobierno se mantiene en dupla con el Congreso y en una
coexistencia que nadie invade los fueros del otro hasta el 2026. Total hay
sueldos por cobrar, protocolos de qué gozar, vivir feliz con la adulación de
asesores y secretarias y transitar por la alameda del tráfico de influencias
que es, de lejos, una veta mucho más rentable.
El tándem camina en alianza y contubernio. Entonces ¿quiénes son los violentos?
Tres años atrás, el pueblo en referéndum, votó por casi 18
millones de ciudadanos contra la bicameralidad y reelección. Pero los
legisladores hacen oídos sordos y pretenden conseguir, de todos modos, ambas
circunstancias. No hay peor sordo que el que no quiere oír.
No pocas veces he escuchado la cantinela: “se necesita una
cámara reflexiva”, “se harán mejores leyes”, “imprescindible la experiencia”.
Lo divertido es que quienes lo repiten carecen de reflexión, intelecto político
y toda su destreza se encapsula en el criminal tráfico de influencias a US$ 10
mil la entrevista en los ministerios.
¿Qué saben los burros de alfajores?
Los grupúsculos políticos que “salen” a las calles en
mayestáticos grupos de no más de 10 personas, sólo abonan el terreno para la
pitanza y la migaja que les obsequie el gobierno. Miserables que han perdido
cualquier honor partidario, hoy se prodigan en la hambruna de cargos o favores
rentados. Professional beggars, mendicantes de profesión, son una lacra.
Criminalizar la protesta con medidas que son a las claras
bárbaras, empeñará el criterio de selección y agresión a gente que actuará con
abuso y maldad. Anticipo letal de acciones que serán cubiertas y blindadas. En
buen castellano, la licencia hasta para matar está siendo extendida de nuevo y
con descaro.
¿Dónde están los intelectuales modositos que suelen reunir
firmas para sus protestas? La cosa va en serio y así pontifica la prensa
concentrada que sigue encontrando terroristas y violentistas debajo de cada
piedra y en cada rama de árbol.
El pueblo quiere protestar y expresar su descontento. Tiene
derecho pleno e irrenunciable a hacerlo. Sin duda y sin violencia, los
infiltrados reales o los sembrados por los organismos de seguridad en su
contrajuego, deben ser señalados y fotografiados y puestos tras las rejas.
¿Quiénes son los
violentos?