Señal de Alerta
por Herbert Mujica Rojas
2-7-2021
4 payasos en la OEA
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Es innecesario exagerar para calificar el ridículo que
ciertos tipos cometieron en Washington D.C., más precisamente ante las rejas
infranqueables de la OAS (OEA), Organización de Estados Americanos. Son tres y
una dama que carecen de prueba pero presumen que hubo fraude el pasado 6 de
junio.
Sólo en un país bananero puede admitirse el cúmulo de
imposturas alegadas por los perdedores, si no es una cosa, entonces es otra.
¡Cómo si fuera un juguete o un cachivache, la realidad nos ha mostrado, ruines
y zafios tal cual son en su vida cotidiana, a miserables, cuentistas,
embusteros y rufianes de muy mala entraña!
Los “garantes” condición inexistente pero inventada por una
prensa adocenada para cohonestar las majaderías de su Premio Nobel, se han borrado
del mapa. Bastó la aparición telefónica y rica en complicidades del antiguo y
acreditado delincuente Vladimiro Montesinos y entonces, como por arte de magia,
los susodichos o tomaron las de Villadiego o no saben qué decir.
También se aplica a estos saltimbanquis esa sensación
pendular que signa la vida histórica del Perú: de un extremo al otro, sin
parar, sin pausa, ineptos para columbrar decencia y una línea intachable de
conducta. En el gris anochecer de su fracasada vida política el hispano-peruano
puede comprender el tácito adiós que le da una significativa parte de peruanos
harta de sus manías y también de su antipatiquísimo mono ventrilocuo que vive
del apellido y esa fama ajena.
En Estados Unidos el 4 de julio es el día nacional, hay
circos, verbenas, celebraciones al por mayor a lo largo y ancho de su
continental territorio. Los 4 payasos de la OEA, de seguro que a falta de pan,
buenas son las tortas, se consolaron en este homenaje ya que su tema epistolar
fue por ruta torpe. Nunca las almas mediocres pavimentarán una avenida sólida o
noble.
No olvidemos que los 28 también aquí son fiesta aquí. No se
entiende ¿por qué los 4 payasos de la OEA se fueron tan temprano a la capital
norteamericana? El ridículo lo hacen aquí, acullá, en todas partes. De ahora en
adelante, para llamarlos hay que enunciar su embajada simbólica: los de la OEA.
Dicen que los peruanos olvidan todo. De repente en 200 años,
el famoso bicentenario que es un negocio publicitario más que una efemérides
con sólido respaldo o conquistas revolucionarias, eso ha ocurrido casi siempre.
De otro modo ¿cómo se explica que existan calles, avenidas y parques con
nombres de traidores aviesos, de cobardes que jamás combatieron y que son
nominados como “héroes” o de rateros cuyos cuadros penden de las galerías del
Congreso y Palacio?
La mucha garrulería que se iniciara desde 1990 y el primer
gobierno y la seguidilla de asaltos a la caja pública, la venta indiscriminada
y malbarateo de las empresas del Estado, la rifa de las riquezas, el cubileteo
de las fuerzas políticas en vergonzoso maridaje, debieran provocar que nadie
olvide o deje de recordar un pasado vergonzante, pleno en máculas y hediondo
por cualquier parte.
A los payasos, a sus émulos, a todos los que forman esa
legión negra de mamarrachos, con y por su billete, el pueblo peruano debía
castigar moralmente. Alguna vez, lustros atrás, propuse colocar una visera con
orejitas de rata y un fotocheck con nombre y apellido a los forajidos para que
fueran reconocidos en todas partes.
Hay que volver a esa idea, el castigo moral es mucho más
poderoso que esos jueces que, a veces, dictan alguna justicia.