Población bien
informada, más poderosa y efectiva que una ignorante
por David Auris Villegas*; davidauris@gmail.com
25-3-2020
No solo eres tú, somos todos. Escribo desde mi trinchera
pedagógica. Habrá en la historia de la humanidad un antes, esta sugestiva
experiencia del cual hoy reflexiono y un post coronavirus que transformará profundamente
nuestras vidas que, curiosamente quedándonos en casa, ya estamos haciendo mucho
por salvar nuestro maravilloso planeta y estamos dando al traste esa frase
egoísta y tan trillada, “sálvese quién pueda”.
Nuestra forma de vivir que habíamos heredado y aprendido
cómodamente en la escuela y reforzada en la sociedad, está siendo erosionada y
demolida por el coronavirus, por lo que debemos desaprender apresuradamente
para aprender con la misma urgencia nuevas maneras de convivir y hacer frente
exitosamente al ataque del virus y las asechanzas de otras pandemias del
futuro, en un mundo fatalmente impredecible.
¿Qué entendemos por desaprendizaje? Peter Senge lo resume
magistralmente, quizás la única competencia que posee el ser humano para hacer
frente a los retos del incierto mañana es, desarrollar rápidamente la capacidad
de aprender a desaprender y tornar a reaprender. Desafortunadamente el sistema
educativo aún no practica a nivel global, pues atiborramos a los estudiantes
con una masa de vanos contenidos que hoy de poco sirve ante un real azote
mundial.
Durante esta inédita experiencia, la familia, irónicamente
relegada a un segundo plano debido a que aprendimos a disfrutar voces del atroz
consumismo y la salvaje competitividad: “Sé el mejor”, “trabaja en equipo”,
“disfruta hoy y paga mañana en cómodas cuotas”.
Revelémonos y aprovechemos la oportunidad, reivindicándonos
en familia como nuestro único bastión de felicidad, reaprendiendo todos a
disfrutar las labores del hogar, hacer ejercicios, comer sano y ejerzamos
sostenidamente la pedagogía de la resistencia.
Con la irrupción de las redes sociales aprendimos
abrumadoramente a llamar la atención y auto publicitarnos a nivel planetario,
compartiendo nuestras imágenes cotidianas, disfrutamos el chat de la
amiga, frecuentamos el Facebook de viejos amores, inundamos triviales
informaciones generando una histeria colectiva, cuando inmediatamente
requerimos usar responsablemente estas redes y empoderar de cognición a la
sociedad global como sugiere Yuval Harari, “Una población bien informada suele ser mucho más poderosa y
efectiva que una población ignorante”.
Desaprendamos a juzgar y criticar las actitudes de los
demás. Nos pasamos la vida desconfiando del vecino de al lado, y nos
autoproclamamos orgullosamente ser los mejores; pues bien, es momento de
demostrarlo ayudando a los demás. Aprendamos a ver al prójimo como nuestro
mejor aliado, cavilando aquello que le sucede tarde o temprano, nos sucederá y
desplegando el trabajo cooperativo solidario, evitaremos contagios asegurando
nuestra supervivencia.
Alejado del dramatismo, si la ciudadanía global no
desaprende sus viejas costumbres, penetraremos un lúgubre callejón sin salida y
pondremos en juego nuestra supervivencia y para ello debemos sacar lo mejor de
nosotros que, seguramente todos venceremos una vez más estas plagas y rompiendo
paradigmas del ayer, aprendamos a convivir armoniosamente en esta aldea global
y comprometamos a los líderes mundiales, al G8 y al G20 a tomar decisiones
inmediatamente, si pretendemos que continúe la excitante función de la vida.
………………………
* Escritor y pedagogo, https://orcid.org/0000-0002-8478-6738